Pedro y Pablo
los de la bronca

-Yo soy Pedro, rubio y barbudo, hijo de un famoso médico y tengo diez hermanos. 
Vivo en pleno barrio residencial. Mi padre —que falleció hace un año— defendía el imperialismo yanqui, lo que me provocó muchísimas discusiones hogareñas. Hago música desde que era niño: en el Colegio San Agustín, donde cursé la escuela primaria y la secundaria, formé el conjunto 'The bad-boys" (Los malos muchachos). 
-Yo soy Jorge Durietz, morocho, sin melena, por razones militares: estoy haciendo la conscripción.
También vivo en uno de los barrios más pitucos de Buenos Aires. Estuve antes en dos conjuntos:
"Los chicos piolas" y "Blow Up". Tengo un hermano más chico. A pesar del éxito que tuvieron
algunos discos nuestros, ninguno de los dos tenemos coche. Así que viajamos en riguroso colectivo... 

 

 

 

 

 

OTRAS CRÓNICAS DE ROCK

Moris - Manal - Almendra: Music-Hall Aquí me pongo a cantar
Sui Generis: El portentoso adiós
Espíritu: se pone en movimiento
Viudas e hijas: Rock con corpiño
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Pajarito Zaguri: Cómo es un joven beat?
Los Gatos: El cansancio de Los Gatos
El Acusticazo: Los exploradores del sonido
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Manal: La otra galaxia de Manal
NOS CONOCIMOS, en el jardín de infantes. Después hicimos juntos dos años en la escuela primaria, en un colegio inglés del barrio de Belgrano. Nos dejamos de ver y hace dos años nos encontramos. Allí empezó esto... -nos dice Pedro (en realidad, Miguel Cantilo según la cédula de identidad)..
-Junto con Guillermo Cervino formamos el trío Los Cronopios y cantábamos para divertirnos en boliches y fogones de playas uruguayas, por supuesto sin recibir un solo peso. Después de seis meses, Guillermo se separó del conjunto y en una sencilla ceremonia, pacieron Pedro y Pablo —agrega Pablo (Jorge Durietz según los documentos, estudiante de arquitectura). 
— Fue Horacio Molina quien nos vinculó con un importante; sello grabador. Allí nos dijeron que necesitábamos un nombre para la promoción. Y así, al azar, sin pensarlo mucho nos bautizamos Pedro y Pablo. No San Pedro y San Pablo no tienen nada que ver en esta elección... 
NADA DE FESTIVALES
Fue un 22 de setiembre. Del año pasado. Sí. En esa fecha la "Marcha de la bronca" los lanzó al éxito. En el II Festival de Música Beat no sólo se ganaron la simpatía del público, sino que obtuvieron también el primer premió. El tema llegó a vender más de 40.000 placas.
Sin embargo, el conjunto no desea presentarse más en festivales. La última experiencia en el Festival Internacional de la Nueva Canción, realizado en enero en Mar del Plata, fue definitiva.
- Los festivales no tendrían que ser competitivos. La música está hecha para unir a la gente, no para separarla. Entre los jóvenes había un admirable espíritu de camaradería, pero entre los empresarios era terrible: daba pena ver a hombres grandes luchar desesperados para que ganaran los temas de su sello.
Por suerte, todavía queda gente como Pedro y Pablo, que tienen la valentía de alejarse de las turbias componendas comerciales que se juegan en cada festival... Y es valentía, porque eso significa tener una oportunidad menos de acceder al éxito y a la popularidad. Y renunciar a eso no es fácil...
En ese Festival presentaron una canción antibélica. El nombre: "En este mismo instante".
"En este mismo instante hay gente que va cayendo, que está peleando lejos, en un lugar distante..."
La letra trata de hacer un paralelo entre la gente que está sentada escuchando y aquellos otros que están en el frente luchando o cayendo víctimas de la guerra.
-El principio es muy efectista, casi sanguinario -aclara Pedro-; pero ha sido preparado para crear cierto clima. Al final se acusa a los comandos, a quienes dirigen las guerras: "los Pilatos de escritorio, los Cristos al combate".
-Con estos temas -continúa Pablo- buscamos repudiar la violencia, y condenar toda acción bélica. Como se repudia a un delincuente, queremos que también se repudie públicamente al responsable de una guerra establecida. La Argentina no está excluida por el hecho de no tener guerras: hay una responsabilidad humana que obliga a la persona a tener una conciencia clara de lo que pasa alrededor suyo. La gente tiene la guerra en su casa -todos los días, a través de la pantalla de su televisor-, pero no tiene la idea exacta de lo que eso significa.
— ¿Quiénes hacen algo semejante a lo de ustedes aquí, en la Argentina?
-No nos creemos los únicos ni mucho menos. Hay mucha gente que tiene sentido de la realidad social y que a pesar de tener un nombre hecho —como el caso de Piero— salen a la calle con temas anticomerciales. Por supuesto que hay también muchos otros que hablan de problemas sociales, de cambios y de revolución, pero sólo lo hacen porque está de moda la canción de protesta. Es fácil decir que hay alguien que se está muriendo de hambre. Pero si uno no asumió a fondo esa realidad y no la hizo carne en su vida, no tiene ningún valor.
En la actualidad, tanto Pedro como Pablo están documentándose sobre la no-violencia leyendo a distintos autores actuales. El preferido: Mahatma Gandhi.
-Pienso que han hecho muchísimo por la humanidad. Y creo en ellos sin ingenuidad.
—¿Qué opinan de aquellos que hablan del cambio por la violencia? Por ejemplo, el uruguayo Daniel Viglietti...
- No estoy de acuerdo -responde Pedro-, aunque reconozco que es muy auténtico todo lo que hace. Viglietti dice que el hombre nuevo lo haremos con el fusil al hombro, y eso no me parece. En cambio, apruebo y me gusta su tema "A desalambrar", porque sé que es necesaria una reforma agraria. Esto lo digo sin entender nada de economía política...

EL LITERATO DEL DÚO
Pedro. Sí, Pedro es un gran amante de la literatura, y por eso es, lógicamente, el autor de las letras de las canciones que componen.
-Me fascina la poesía -dice Pedro-; sobre todo, la francesa: Rimbaud, Baudelaire, y entre los latinoamericanos y españoles, Enrique Molina, César Vallejo, Lorca y Neruda.
— ¿Nunca se te ocurrió ponerle música a alguna poesía?
-No es tan simple como parece. El tipo de poemas herméticos no se prestan para la interpretación musical. Hace poco -dice Pedro- realicé un trabajo sobre los poemas que sacó Julio Cortázar en "El último round". Fue una experiencia maravillosa.
—¿No significa enmarcarse en una determinada línea política, el hecho de elegir a Cortázar?
—No, de ninguna manera. Bien ha dicho el mismo Cortázar: "Hacen más falta revolucionarios de la literatura, que literatos de la revolución". Elegirlo a él no significa excluir a otros que piensen de otro modo. Ernesto Sábato, por ejemplo, es otro escritor que comparte con nosotros esa idea de cambiar la sociedad, para que los hombres dejemos de ser engranajes, simples piezas de una máquina que nos consume cada vez más.

TIROTEO FINAL A PEDRO Y PABLO
—¿Cuál fue el hecho violento que más los impacto?
-A pesar de que no somos religiosos, una de las cosas que más nos reventó fue el atentado contra el Papa. Es uno de esos hechos que da la pauta del disloque mundial en estos momentos.
—¿Qué es lo que más les molesta, lo más sucio en la sociedad de hoy?
Pedro: La sociedad de consumo, porque va hacia la anulación del individuo. El vértigo de la vida diaria nos impone un ritmo que imposibilita las manifestaciones del espíritu. No creo por esto que la solución sea irse a vivir al campo. Primero hay que cambiar al individuo, hacer que sea hombre y que deje de ser hombre-masa,
Pablo: Personalmente, me gustaría que a la gente le agradara vivir en forma más abierta, más solidaria, más comunitaria. Ahora pareciera que la única preocupación es adquirir un nivel económico cada vez más alto y nada más.
—¿Qué es lo más rescatable?
Los dos: La objetividad con que la juventud ve todo esto, un poco desde fuera, como si todavía no se hubieran sumergido en el mundo.
—¿Y la bronca?
-Es la síntesis de la protesta. Es su punto de partida. Y es la esencia de los movimientos juveniles. Por eso le dedicamos nuestra marcha...
T. S.
Revista Cristina
1971
Vamos al revistero