Muchos temen que, en este momento de eclosión del rock argentino, su
música y sus proposiciones sean fagositadas por la gran máquina de
castrar (léase: sistema). La probabilidad de que eso pueda ocurrir
existe como realidad y siempre estuvo presente. Para enfrentarlo es
necesario cambiar el "temor" por la estrategia y pensar que la
coyuntura que se produce es una verdadera batalla de la que nadie
puede sentirse desligado o a salvo.
Los músicos, el público, y los pocos medios de comunicación
dedicados (y jugados) por la música realizada con honestidad son los
únicos responsables de que la difusión masiva de las ideas que son
la sustentación del rock sirva como elemento de esclarecimiento y no
como un producto de consumo.
La televisión es, quizás, el medio que más masajea y adormece al
arte para convertirlo rápidamente, inescrupulosamente, en una masa
informe y sin proposiciones de cambio en vez de darle el aire
necesario para que sea arte de masas. ¿Está claro?
El domingo 20 de agosto a las 11.30 el rock volvió a la televisión
(a Canal 11) después de un largo período de ausencia, que comenzó
cuando su crisis (en su mayor parte provocada por los propios medios
de producción) hizo descender su realidad de música masiva a los
ojos de los hombre de televisión. Esa televisión que persigue
únicamente el raiting como salvación. como única panacea entre la
ridícula competencia entre la cantidad y la calidad.
Muy bien. Es raiting, conseguir grandes audiencias lo que necesita
la televisión para incluir al rock. Okey. hay que demostrar que
puede tenerla. Y sin perder la calidad que es lo importante. Por eso
el domingo 20 quedaron dos cosas en claro: se puede hacer rock con
mucha audiencia (el programa fue visto por casi ochocientas mil
personas) y con calidad (los grupos tocaron sin restricciones ni
imposiciones e hicieron la música en vivo como cuando tocan en un
recital).
El programa fue armado y dirigido por gente que está en el rock.
Tuvo decenas de defectos. Pero tampoco se pretendió hacer un falso
lujito como "Casino" o un espectacular tipo Sandro. El programa
fue
una gran fotografía de algo que estaba ocurriendo. Nada más. Y por
ahora es bastante. Los adelantos técnicos que se le pueden ir
agregando domingo a domingo (mejoramiento del sonido, nuevos planos
de cámaras y otras sutilezas) no van a desvirtuar la esencia de la
idea: trasladar el rock como arte popular y como canal de expresión
de una generación más lúcida. El asunto no es negar la televisión o
las políticas a veces maquiavélicas de las grabadoras; se necesita
algo más inteligente, más táctico: no dejarse "consumir y decir
(utilizando el medio) lo que uno quiere decir. Y el rock tiene,
mucho que decir. Eso lo demostraron los tres grandes grupos que se
presentaron en la primera emisión de "Rock en Televisión": La
Pesada, Color Humano y Pappo's Blues. Y la cosa recién comienza.
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