Los tiempos han cambiado. Los recitales en grandes estadios
parecen ahora una jugada solamente viable para algunos "grandes"
y los festivales donde se acumulan docenas de nombres que puedan
convocar a una cada vez más retraída audiencia.
Hace unos años Los Abuelos de la Nada presentaban su propuesta
en el teatro Coliseo, al que regresaron después de atravesar
indemnes su primera etapa exitosa.
El grupo tiene un nuevo álbum grabado en Ibiza, y se nota mucho
que el grupo trató de captar el rollo europeo. La iluminación,
el sonido y todo la puesta estuvo influenciado directamente con
lo que se ve y se escucha en Europa, salvando los abismos
técnicos por supuesto. Pero lo mas importante de este ciclo de
Los Abuelos es que el grupo reafirmó su contenido desolemnizador
y rítmico, ahora sí definitivamente volcado en una estructura
musical pop. El concepto ha sido aplicado a la mayoría de los
viejos éxitos, logrando en algunos casos buenos resultados ("No
te enamores nunca de aquel..."?.
El agregado de nuevos teclados, a cargo de Juan del Barrio,
reforzó notoriamente la estructura armónica a la vez que dio
mayor contundencia al ataque. El espectáculo no tuvo baches y
prácticamente no hubo respiro desde el principio hasta el final,
exceptuando dos momentos. El primero fue un solo de batería,
absolutamente prescindible y que nada agregó a las virtudes de
Polo Corbella. Y el segundo fue la larga, innecesaria perorata
de Calamaro agradeciendo y pidiendo aplausos para la producción.
¿Desde cuándo hay que agradecerle públicamente a quien cobra por
hacer su trabajo? ¿qué le importa a una audiencia que pagó por
escuchar música si el plomo Luisito hizo un aporte
invalorable...? Y esto no sólo ocurre con Los Abuelos sino que
es una insoportable y generalizada costumbre.
Por supuesto que nada alcanzó a perturbar el desarrollo de un
concierto bien pensado y mejor ejecutado, en el que tuvo mucho
que ver el material del nuevo álbum: canciones simples y
entradoras que la audiencia festejó.
El tema principal "Himno de mi corazón..., es un himno que se
popularizará aunque musicalmente sea demasiado obvio. Con una
actuación colectiva contundente. Los Abuelos han vuelto al ruedo
con nuevos aires y manteniendo esa alegría que tanta falta hace.
Carlos Ábalos
Revista Pelo
noviembre de 1984