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crónicas del siglo pasado

 

 

 

EL DÍA QUE ESTUVIMOS CHARLANDO CON MARÍA ROSA YORIO

 


Revistero de rock

 




 

 

Muchas veces nos imaginamos la vida común de un músico, de un artista, pero lo que no tenemos claro es la llevada por una mujer que hace rock y más específicamente que canta rock. Pensamos que María Rosa Yorio era el ejemplo más loable para poder penetrar en la existencia interna de una cantante, conocer de cerca su mundo y las infinitas cosas que la rodean.
Sabemos que pocas son las chicas que participan en el movimiento y esto hace que sea más interesante observar el papel que juegan dentro del rock, con sus ideas, sus proyectos y sus opiniones.
R.S. —¿Cómo es tu vida en los Desconocidos?
M.R. —Es una pregunta embromada. Yo te podría decir que me siento bien.
R.S. —¿Cómo es tu evolución dentro del mismo, a distintos niveles?
M.R. —Siento que a partir de que empecé con los Desconocidos, yo como persona y como mujer cambié muchísimo, maduré muchísimo. Porque yo tengo todo el aspecto de madre y organizadora de mi casa y de salir un poco de eso todos los días, de ir a ver distintos públicos, estar con músicos, como con los que estoy. Todo eso me hizo madurar y ver la vida de otra forma. Además los músicos son unos tipos muy especiales y tienen un humor muy particular.
R.S. —¿Todos los músicos? 
M.R. —Sí, los músicos en general son tipos completamente aparte de la gente, son muy humoristas y eso es muy lindo. Además son más libres.
R.S. —¿A vos en este sentido te ayudó?
M.R. —Sí, yo aprendí un vagón de cosas realmente. Además de ver la vida en una forma más optimista.
R.S. —¿La figura de tu esposo, Charly, influyó para que vos estés ubicada donde estés? 
M.R. —Mira, realmente creo que no, cómo te podría explicar... Cuando yo lo conocí a él me enloqueció la música que hacía y me gustó mucho el movimiento que no conocía, después se dio que cantara en Porsuigieco. Pero él no fue nunca de decirme lo que tenía que hacer, o de llevarme a cantar y todo eso. Me llamó exclusivamente Nito y yo formé con él los Desconocidos, con Alfredo y los chicos que estaban en ese momento. Lo que yo hago en el escenario es puramente mío. O sea pienso que si yo hubiera sido impulsada por él, sería un cero al as y duraba dos meses. Creo que lo que tengo es porque realmente vale lo que yo hago y a la gente le gusta mucho.
R.S. —¿Cuánto tiempo hace que estés con los Desconocidos?
M.R. —A ver, déjame pensar. Ahora en estos meses van a ser dos años.
R.S. —¿Fué tu primera experiencia a nivel musical?
M.R. —No, no fue la primera, pero lo fue al formar algo con continuidad, más estable.
R.S. —¿En qué momento de tu vida decidiste que la música sería parte real y concreta de ella?
M.R. —Eso casi con los Desconocidos.
R.S. —¿Otra cosa no te hubiera gustado hacer?
M.R. —Sí, lo que pasa es que a mí me tira mucho lo que es expresión, y pienso que con el tiempo, ahora no porque no lo tengo, pero me gustaría muchísimo hacer teatro.
R.S. —Por lo poco que yo te conozco me doy cuenta que sos muy expresiva.
M.R. —Sí, yo aparte de eso estudié bastante, con gente súper capa y me gustaría seguir haciéndolo.
R.S. —Dadas las condiciones, ¿harías las dos cosas paralelamente?
M.R. —Si pudiera, si tuviera tiempo, y si me dejara mi chico, lo haría, pero supongo que llegaría un momento en que no podría y elegiría una de las dos.
R.S. -¿Cuál de ellas?
M.R. —Y no sé, la que me gratifique más, para la que sirviera más o para la que diera más. No sé; en ese momento decidiría.
R.S. —En el grupo de los Desconocidos vos solamente cantás. ¿Por qué no tocás algún Instrumento?
M. R. —Porque no sé.
R.S. —¿Pero nunca sentiste la necesidad de aprender?
M.R. —Sí, un par de veces tuve la necesidad y fui a aprender, pero me di cuenta que para tocar algo tenía que estar por lo menos dos años y no tuve ganas.
R.S. —¿Pero ahora hacés vocalización, no?
M.R. —Sí, estudio canto.
R.S. —La presencia de la mujer en el panorama musicales muy limitada, lo fue antes y ahora, ¿vos ayudás a cambiar un poco esta situación?
M.R. —Y pienso que un poco sí. A veces me doy cuenta cuando estoy cantando y veo rostros de chicas que expresan como que no es tan imposible. Yo conozco pibas que tocan piano, guitarra, que cantan y no me explico mucho por qué no lo hacen profesionalmente. Lo que pasa es que tendría que haber solistas o chicas integradas a un grupo. Es difícil una mujer en un grupo, no es cosa muy fácil, habría que equilibrarlo muy bien. Vos pensá que muchas veces en las giras yo me encuentro en un ómnibus con quince varones y soy la única mujer, así constantemente. En los teatros la gente que trabaja está compuesta por hombres y hay que tener una especie de tranquilidad, estar muy serena, amoldarse. En general, hay chicas que hacen cosas en la música, están ahí y yo sé que ponen mucha polenta. A esas mujeres les gusta mucho la música, pero como vos decís es todo tan para abajo. Además la mujer tiene que luchar con otras cosas que son: si vive con los padres, la lucha con ellos, si vive con el marido, y si es músico, la competencia lógica con el mismo. Es algo muy complicado.
R.S. —¿Te podrías considerar una Juana de Arco?
M.R. —No, no me siento así.
R.S. —¿Y cómo te sentís?
M.R. —Ahora que me haces recordar, a veces sí. Cuando estoy en un instante de fantasía o de inspiración como la mina de "Jefferson", que es la única que hace grupos. Sí, puede ser que sea acá un poco la pionera de eso.
R.S. —¿Pensás que a la gente le queda lo que cantas?
M.R. —Sí, y eso me recuerda una vez que estaba en la casa de Nito con los chicos. Eran las cuatro de la mañana, abrimos la ventana y habla una persona cantando "Entra". ¿Sabes cómo lo cantaba? Era impresionante como lo hacía. Estaba ahí en la esquina a las cuatro de la matina y cantaba todo así, entonces agarró y se fue. A los meses me llegó una postal, diciéndome: "Yo fui aquella persona que los molestó...".
M.R. - R.S. -(Risas)
R.S. —¿Por qué no compones para la música de Los Desconocidos?
M.R. —Me gustarla muchísimo hacerlo. Tendría que ponerme a escribir realmente, ya lo hice antes y tendría que empezar a hacerlo otra vez. Por ahora no sé sobre lo que escribiría, pero creo que sería sobre el interior de las personas, sobre lo espiritual.
R.S. —¿No te parece que tendrías que concretar muchos de tus proyectos?
M.R. —Sí, tengo muchas cosas que concretar. Ahora, en este momento lo que más me interesa es arreglar mi voz, ya que había algunas cosas de ella que no me gustaban mucho, no sabía lo que pasaba y ahora estoy en eso. Después veré.
R.S. —¿Lo que hacés con Nito está encuadrado con lo que sentís?
M.R. —A mi me gusta otro estilo, más movido. Por ahí me gustan los temas funky. Los que canto ahora si, me copa totalmente el estilo, como "Entra", "Preséntame", "Los Devotos" o algún otro más. Ahí si me siento completamente gratificada en lo que hago como cantante. Pienso que con el tiempo lo voy a ir haciendo más, o sea cantando sola.
R.S. —¿Entonces alguna vez pensaste cantar como solista? .
M.R. —Sí, lo pensé y lo pienso. Pero no es cuestión de hacerlo de aquí a dos años, por ejemplo. Tengo mucho tiempo por delante.
R.S. —¿El papel de madre se superpone al de cantante?
M.R. —Sí, ahora que Miguel es chico, que no lo puedo manipular mucho, me molesta un poco el que no lo pueda llevar mucho a las giras, pero cuando sea más grande lo pienso llevar conmigo.
R.S. —¿Pensás tener más chicos?
M.R. —Ay, ojalá que pueda, si.
R.S. —¿Cómo es tu relación con Charly?
M.R. —Con Charly estoy desde la adolescencia, pero ahora no estoy más con él. Quiero probar cómo es estar sola, tengo ganas de hacer cosas, de caminar, de meditar. Por ahora no quiero pensar en la pareja y no sé si lo haré en el futuro, no es por la experiencia que viví, sino porque como soy me basto a mi misma. Eso es embromado, pero igual estoy bien así. Tuve posibilidades, pero estoy bien sola.
R.S. —¿Con alguno de tus compañeros?
M.R. —No, no.
R.S. —¿Te gustaría que tu hijo siguiera tus pasos?
M.R. —Me gustaría que fuera artista, o pintor o artesano. Por ahí sale corredor de bolsa y sería horrible, a mi no me gustaría.
R.S.. —¿Entonces qué pensás del materialismo?
M.R. —El materialismo es necesario por ahí. Vivimos pendientes de él, necesitamos dominarlo para tener nuestras necesidades satisfechas. Yo te digo que hace dos años, cuando no estaba Miguel, yo para dirigir la casa era un zoquete y tuve que aprender cosas que ahora hace que la lleve más o menos bien.
R.S. —¿En qué ocupas tus momentos libres?
M.R. —Ocupo mi día atendiéndolo a Miguel, cocinando, escuchando música y me gusta mucho ir la cine.
R.S. —¿Y Miguel qué hace?
M.R. —Cuando canto, parece que no se copa con mi música, más cuando tiene sueño, porque sabe que eso es lo que aleja de mi, entonces parece que capta que por ahí viene la cosa. Pero le gusta mucho la música, con los discos tengo que tener todo cerrado, porque como camina, pone el tocadiscos y se baila todo.
R.S. —¿Te gusta viajar?
M.R. —Sí, me encanta y siempre me fue bien viajando. Cuando fuimos al Brasil matamos, arrasamos directamente con todo. Acá, en el interior el público es fervoroso, parecemos los Rolling Stones, se vuelven locos, realmente no lo podés creer.
R.S. —¿Ya que te encanta viajar, te gustan las motos?
M.R. —Sí, tengo una, podría usarla, pero tengo julepe y más ahora en invierno. Me la dejó Charly, es de motocross, es muy flaca e impráctica por el nene.
R.S. —Yo también tengo una, pero es motoneta, el único problema es que está rota y ahora podría haber llegado temprano (llegué un poquilito tarde, no tanto).
La charla continuó, no el reportaje, porque entramos a hablar de las motos y ya no nos paraba nadie.
SUSANA CONTRERAS