Volver al Indice

crónicas del siglo pasado

 

Volvió Moris!

Sobre el fin del año pasado, volvió a la Argentina, ya no para dar un show en Obras y volver a España, sino para quedarse.
Moris. Figura clave del rock en Argentina y en España, donde pasó más de diez años y conoció el éxito masivo, tiempos buenos y tiempos no-tan-buenos. Ahora retorna y se dispone a volver a la carga. Sin apuro, como verán en esta nota.


Revistero de rock

 





 

 

Seguramente todos los lectores de esta revista han escuchado cosas suyas, o al menos oyeron hablar de él. Moris. El autor de "Ayer nomás". El que compuso "El oso" y De nada sirve". El que se fue a España y a fuerza de rock and roll hizo que toda la península conociera su "Sábado noche". El que grabó tres discos más y que, apenas el año pasado, editó un disco doble grabado en vivo junto a invitados como el baterista de Barón Rojo y el bajista de Obús. El que, a pesar de tener firmes posibilidades de volver al frente, decidió regresar a la Argentina.
La cita fue en un bar de Palermo, pero -como no podía ser de otra manera- se hizo caminando por la zona, charlando alrededor del Zoológico, entre una leve lluvia y el ruido de colectivos. Una actitud que demuestra claramente que Moris, a pesar de su acento y sus giros bien españoles, es un personaje típicamente porteño. Un tipo cuya actitud bien podría ser de los primeros tangueros, los que buscaron hacer una música nueva y lo lograron.
-¿Hace cuánto que no venias a Argentina?
-La última vez fue en 1985. Como recordarás, desde que me fui a España, cada tanto volvía. Pero la verdad es que nunca alcanzaba a ver nada. Porque cuando venís por 15 días inevitablemente estás como un turista. Igualmente, siempre que vine he escrito algunas letras, sobre Corrientes, Lavalle, los bares, las discotecas, los cabarets, las mujeres, los hombres... todo lo que se me pusiera a tiro. De todas formas, es evidente que ahora estoy viendo más cosas. Estoy viviendo acá y tengo tiempo.
-¿Tu plan, entonces, es quedarte acá y a partir de eso componer material nuevo?
-Sí, la idea es que mi vuelta es una vuelta emocional. Volví para mí, y a partir de ahí vendrá lo demás.
¿Por qué volví? Porque, por un lado, en España ya cumplí un ciclo donde dije lo que tenía que decir. Y no teniendo nada nuevo para decir, no tenía mucho sentido seguir ahí. Por otra real necesidad de volver a la Argentina. Más que para grabar un disco, para estar. Una de las cosas que estaba muy clara en mi mente era que yo no quería volver a comenzar esa especie de rutina de bajar del avión y empezar a buscar músicos para la banda, dar shows, grabar un disco nuevo, y todo eso. Primero, porque ya lo hice muchas veces. Segundo, porque quería un tiempo para mí. Tiempo para vivir, caminar, recorrer la ciudad.
-Esa cosa de conocer a fondo cómo es una ciudad es una característica muy tuya, ¿no?
-Es algo que me gusta mucho. No tengo coche, por ejemplo, y no quiero tenerlo. Me muevo en taxis, colectivos y subtes, o camino. Salgo de noche. Cosas que en un principio, en la época de La Cueva y todo eso, eran así. Nosotros caminábamos y a partir de ahí se desprendían las canciones. Y no al revés.
Muchas cosas de esa época se hicieron porque nadie tenía un compromiso de producir ni componer nada. La cosa era caminar y vivirla.
-Parece que los compositores del rock perdieron esa costumbre de caminar y describir lugares y personajes de la ciudad o de los barrios. Una excepción sería el "Mañana en el Abasto" de Sumo, donde Luca Prodan había tomado la veta de tus primeros discos.
-¡Es que yo pensaba que en la Argentina se seguía trabajando así! Creía que se hablaba de personajes y lugares geográficos. Y ahora, escuchando, me doy cuenta que en general son pocos los que trabajan así. Quizás Charly aún mantiene algo de ese estilo, pero veladamente.
Una cosa que me pasa actualmente es que me parece ver muchas cosas de Buenos Aires que antes no veía. Qué sé yo, cosas que quizás no significan nada pero que son detalles diferentes a España, como darme cuenta que Argentina debe ser el único país en el mundo que a pesar de hablar castellano tenga tantos nombres en inglés. Clubes de fútbol, calles, barrios y hasta estaciones de tren. (Pone acento inglés y enumera:) Wilde, Hurlingham, Newell's Old Boys, Racing, River Plate. ¡Ayer vi en el diario que "Racing" venció a "River"!
También me sigue maravillando la amplitud de Buenos Aires, ¡es una ciudad enorme, gigante! Y con una dinámica brutal; la gente tiene muchas ganas de hacer cosas. ¿Sabes qué veo? Mucha emoción: la gente sigue siendo muy emocional.
-Sensibilidad que quizás no encontrás tan fácilmente en un europeo.
-Sí, aquí la gente se emociona mucho. Sigue recordando cosas y emocionándose con la música. La gente te para por la calle y te pide que vuelvas a cantar.
Por todo eso, estoy componiendo cosas que yo no hubiera imaginado. No te puedo decir partes de letras porque aún las estoy trabajando, pero hay títulos como "Barrio rico", "Princesa rubia sudamericana", "Te mataron", y "Cómo es la Argentina, te voy a contar".
Creo que lo que me está pasando es similar a lo que me pasó en España, cuando veía cosas que los españoles no veían.
-¿Y cómo encontraste a la gente con quien más te veías antes: Litto, Javier...?
-A Litto lo vi como siempre, hecho una fiera imparable, trabajando y componiendo brutalmente, metido todo el día en el estudio. Haciendo lo que siempre quiso hacer y lo que le fascina hacer. Creo que Litto Nebbia es un verdadero monstruo de la producción. Escuché cosas que hizo con El Trío y junto al Gordo Fernández, y todo está muy bien hecho. Debe ser, sin duda alguna, el productor más prolífico de la Argentina.
También me encontré con Pajarito, quien me tocó 14 temas al hilo con su guitarra y me los dejó para que yo los grabara. Y ahí están. Después, con él fuimos a ver a Javier y su banda, y otro día al Fénix a ver a los Memphis. A Javier lo vi bien, aunque me gustaría que tocara la batería. Y los Memphis están muy bien. ¿Qué más? Hablé con Charly por teléfono...
-¿De qué época lo conoces a Charly?
-Lo conocí cuando él fue por primera vez a España para editar su disco. Vino a casa, charlamos un rato y lo volví a ver hace poco, cuando tocó en el Festival Iberoamericano de Rock.
-¿En todo este tiempo viviste exclusivamente de la música?
-Sí, cuando había shows todo entraba, pero no creas que son diamantes todo el tiempo. Eso es más la fantasía del público, que cree que todo es sexo, rock and roll y jugo de naranja.
Acordate que al tener los derechos de los temas se pueden pedir "adelantos". La época en que más trabajé fue hasta 1982. Luego fue con menor intensidad, aprovechando que por ejemplo Miguel Ríos me grabara "Sábado noche" y vendiera una enorme cantidad de discos. Y hace poco se hizo un festival muy grande donde tocamos juntos y sacamos un disco doble en vivo. ¡Hasta grabé una versión del tango "Uno"! O sea que las perspectivas de trabajo no eran para nada malas. Pero realmente tenía otras necesidades.
-Y al querer salir con algo nuevo, ¿no te molesta la "responsabilidad" de una carrera anterior? ¿No te gustaría un período de anonimato?
-No, en realidad no. Y si me piden temas viejos, es algo que no puedo manejar. Si la gente quiere que cante "El oso", lo canto. No me molesta, al contrario, también me gusta cantarlo. Y lo mismo vale para "Pato trabaja en una carnicería", "El mendigo de Dock Sud", "Mi querido amigo Pipo" o "Sábado noche".
Lo principal es que no quería bajar del avión y tocar en Obras Sanitarias. Eso ya lo he hecho para presentar los discos grabados afuera y es como estar en una escalera: subís un escalón, bajas, y cuando volvés a subirlo es lo mismo, el mismo escalón.
Me parece que para actuar primero tendría que grabar un disco, y para eso necesito temas nuevos. Y estoy en eso, con los temas saliendo como ellos quieren, porque yo nunca me he sentado a escribir canciones. Salen.
-¿Y cómo es lo que tenés en mente?
-Te cuento. Creo que el hecho de ir a un recital y que alguien te toque la guitarra y cante una canción debe ser una cosa muy emocional. Por lo pronto, que sea algo que a mí me entusiasme y me fascine. Entonces la idea que está rondando en mi cabeza, y que aún estoy esbozando, es un multi-espectáculo. Me interesaría que la gente no sólo pagara su entrada y fuera a un show por una hora y media, sino que haya una integración de elementos visuales, con fotógrafos, pintores, escritores y gente que aporte cosas. Si se quieren nuclear conmigo, bárbaro.
-¿Tenés alguna referencia específica en la cabeza? Eso suena muy DiTella.
-Sí, es muy probable que sea bastante argentinoide y tenga un parecido.
-Que el recital no sea algo tan efímero...
-Exacto. Estando en España vi todo tipo de artistas, desde Queen hasta Ray Charles, y muchas veces salí emocionado por algo más allá de la música. Y lo que quiero es lograr eso, así que no quiero volver a terminar mostrándole los temas a los músicos de la banda y ensayando un par de meses. Para mí, eso ya se terminó. Se acabó. Es una etapa pasada. Si no hay un verdadero espíritu de unión entre la gente encargada de hacer una cosa, no va. Volver, entonces, un poco a las fuentes. Y al mismo tiempo avanzar, porque cuando yo era chico me hacía la rata acá en el Zoológico, pero ahora no puedo volver a hacerlo. Y Canta-rock también avanzó, no se quedó en el formato anterior. Hay que avanzar, siempre.
-El problema es cómo lograr esa "magia". Porque es algo que no se puede provocar siguiendo un esquema determinado...
-Mira, me pasa que me encuentro con mucha gente que me pregunta cuándo vuelvo a tocar. Y yo no puedo contestar con exactitud, sino que digo que tocaré cuando llegue el momento. ¡Y no sé cuándo será! Por ahora, estoy componiendo, solo, con dos guitarras y un grabador.
Algunos amigos me invitan a ensayar con ellos, pero el asunto no es ensayar o no ensayar. La cosa es si hay o no hay magia, si hay caminatas charlando por el Zoológico o reportajes en oficinas feas con un café asqueroso. Hay cosas que me interesan y cosas que no. 

Marcelo Fernández Bitar
revista cantarock
24/03/88

 

Moris: un rocker argentino en Madrid
J. M. COSTA
diario El País (España)
24/06/1977

Desde hace ya unos meses viene actuando en Madrid y alrededores un hombre insólito: Moris. El es uno de los grandes pioneros de rock argentino, un hombre que ha permanecido fiel a sí mismo, a su gente y a su música desde hace muchos años. Mientras que otros sudamericanos, caídos entre nosotros por las más variadas razones, sólo en algún caso políticas, han recibido en España todo tipo de agasajos y facilidades, grupos como Aquelarre o Moris sólo han llamado la atención de algunos especialistas.
Lo que Moris pudo aportar a estas alturas es una forma directa e intuitiva de entender el rock. El rock como producto de la gran ciudad, apegado a sus habitantes y sus problemas. Las florituras se hacen innecesarias y tanto la letra como la música, aparentemente ingenuas, poseen una fuerza enorme.No es corriente ver pasearse por nuestras calles a un elemento que parece haber surgido del fondo de los años 50. No es normal ver el espectáculo de un hombre solo cantando con una guitarra eléctrica «yo soy el chaval que te sirve la cerveza en un bar de Hortaleza». Tras este aparente ripio se esconde la vida de muchos chavales que sirven cerveza, que lavan coches o que trabajan en cualquier tienda de Madrid. Es gente a la que importa mucho que (simbólicamente) «no les pisen sus zapatos de gamuza azul». Jóvenes que, si son mujeres, tienen miedo de retrasarse un poco a la hora de llegar a casa. Es un mundo que muchos hemos vivido en alguna forma, pero que tan pronto hemos supera do, tratamos de olvidar.
Moris no lo olvida y él solo, a pelo, trata de revivir una forma musical que, según él, no ha pasado: el rock & roll.
Verle actuar es toda una experiencia. Su imagen, de puro sincera, no resulta camp, sino muy actual. Todo lo más, echamos de menos el no haber tenido en su momento y entre nosotros un intérprete así. Bruno Lomas y Miguel Ríos pudieron haberlo sido, pero prefirieron dejar de jugar con el hambre. Y es que para hacer la música de Moris hay que estar dispuesto a pasarla. No es bueno que un cantante quiera permanecer ajeno a los manejos y manipulaciones de la industria. No es fácil llegar a ningún lado si uno no está dispuesto a limar las aristas más groseras e incisivas de su personalidad o de su música. Pero por todo ello, precisamente por todo ello, Moris es un cantante de verdad urbano, tan poco refinado, pero tan descarado y en el fondo sensible como los jóvenes a quienes canta. Bienvenido.