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USA
MAS HIPPIE SERA USTED
Charles Manson, un hombrecillo menudo, de ojos encendidos y
largos cabellos, se consagró el martes 4 como uno de los
juristas empíricos mejor dotados de los Estados Unidos. En la
sala de sesiones del tribunal que lo juzga, introdujo
clandestinamente un ejemplar de Los Angeles Times, con un gesto
teatral lo exhibió ante los jurados: "Manson culpable, afirma
Nixon", rezaba el titular del diario.
La maniobra de Manson desbarató la neutralidad de los jurados,
encerrados en un hotel cercano al palacio de Justicia. Cuatro
veces por día, cruzan Los Angeles en ómnibus; podrían haberse
enterado del prejuicio presidencial leyendo los diarios
expuestos en las esquinas: el Juez, sin embargo, ordenó que el
micro tenga las cortinas corridas. Son doce jurados, acompañados
por 6 suplentes: en sus manos está la vida de un personaje que
como los yudokas, se sirve de la fuerza de su oponente.
La semana pasada, le llegó la hora de enfrentar a Nixon, cuyo
prestigio interno había crecido en la segunda quincena de julio
el seis por ciento (55 a 61). Tal vez poco acostumbrado a estos
saltos de popularidad. Nixon perdió la calma en una reunión
privada con policías de 50 estados; criticó a la prensa en
general —uno de sus rencores más acendrados— ejemplificando de
modo persuasivo: "He aquí a un hombre que es culpable, directa o
indirectamente, de 8 asesinatos sin razón".
Ronald Ziegler, Secretario de prensa de la Casa Blanca, se cayó
de su butaca al oírlo por radio: el Presidente incurría en
prevaricato, la imparcialidad del juicio se volvía una ficción.
Manson entendió lo mismo: pretendió descalificar al tribunal
exigiendo que el Colegio de Abogados de California censurara a
su asociado, Richard Nixon. La situación de ambos parece haber
aproximado a Manson con los códigos, tanto como ha distanciado
al Presidente de los textos legales. Ziegler, desesperado, alegó
sin convicción que Nixon había pasado por alto una palabra,
"presunto", que modificaba el sentido de la frase. Entretanto,
Manson replicaba: "Es curioso, pero el responsable de la muerte
de centenares de miles de hombres en Vietnam me acusa a mí de 8
muertes".
Manson resulta un sujeto de notables contrastes: privado de
estimulantes nerviosos, su mente funciona como un cronómetro y
hasta consigue polemizar con un Jefe de Estado. En cambio,
excitado por el lisérgico. su inteligencia buscaba extraviarse
entre una comunidad de retardados, adolescentes inconclusos de
razonamiento espeso.
Revista Periscopio
11.08.1970