Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

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Vinicius, María Creuza, Toquinho

Vinicius, María de Bahía, Toquinho: Las catacumbas levitan.
POETAS
DE AMOR TAMBIÉN SE VIVE
Basta llamarlo Vinicius, simplemente.
Al cabo de 56 años (Carioca, de la Gávea, barrio al que amo intensamente), 7 matrimonios (Creo que Gesse es la definitiva), 5 hijos, muchos libros publicados y una psicodélica carrera de poeta, periodista, diplomático, compositor, dramaturgo, letrista y cantante, Vinicius de Moraes ha hecho de su vida el show total y perfecto que muchos pretenden pero sólo los elegidos lo alcanzan.
Puede movilizar multitudes; hace dos años, cuando se presentó en el Opera junto con Dorival Caymmi y Baden Powell, provocó la ovación más espectacular que recuerda un teatro de Buenos Aires: 25 minutos cronometrados a telón abierto. Esta vez ha recalado en un ambiente de cámara (La Fusa, 3.000 viejos la copa), una catacumba climatizada que tiene la particularidad de existir en un mezzanino). Como buen brasileño, desconoce la tacañería de la admiración por la competencia. Ocho meses atrás introdujo a Dori (el hijo de Caymmi); en este viaje desembarcó a María Creuza (25, bahiana) y al guitarrista Toquinho (Antonio Pecci, Junior), un ex acompañante de Chico Buarque que hoy cumple 24.
"Fuera de Brasil hay solamente dos ciudades donde yo me siento como en casa: Lisboa y Buenos Aires", paladea Vinicius, siempre con un whisky o un gin-tonic a mano, actividad bucomanual que no le impide proferir y realizar litros de proyectos.
"Mira, son tantos que no sé por dónde empezar ... Publicaré dos libros. Uno lo vengo escribiendo desde hace veinte años, cuando era Cónsul en Los Angeles. No sé si tendrán espacio para el título." Traduce: "Itinerario lírico-sentimental de la ciudad de Río de Janeiro, donde nació, vive en tránsito y se muere de amor el poeta Vinicius de Moraes".
Toma aliento, un trago después, y prosigue: "El otro se llama 'El debe y el haber', es una contabilidad de mi vida en la que aparecen viejos poemas inconclusos que he retomado".
Se detiene. Pero a no alarmarse; no está 'á bout de souffle'; otro trago, simplemente. "Apenas llegue a Río, tengo que hacer un show con Elis Regina. Luego viene lo duro: Pobre menina rica, una comedia musical con letra mía y música de Carlos Lyra. Juntos ya hicimos varias canciones: Vocé e eu, Coisa mas linda, que grabó Joáo Gilberto, y Miércoles de ceniza, un éxito de Nara Leáo. Pero lo que tengo en la cabeza es. llevarla al cine, dirigida por mí. Es de lo poco que me falta hacer, dirigir cine. Ahora, por ejemplo, haré de actor en un film de Alvaro Guimaraes, que fue asistente de Glauber Rocha. Se llamará Taurus 1000, como la marca del revólver. Haré de un rey que termina por pasarse al bando de los secuestradores y lucha contra el sistema que lo instauró."
Actualmente, Vinicius trabaja para un Pasquim, un tabloid que agrupa a los mejores humoristas de Brasil. "Empezó tirando 20 mil ejemplares, ahora estamos en los 200 mil. Bastante para un país de casi 100 millones de compatriotas."
Pero, mientras habla, Vinicius da muchas veces la sensación de estar pensando en otra cosa; una apreciación levemente incorrecta. Porque la verdad es que, aparte de pensar, Vinicius, al mismo tiempo, sueña, crea, se duerme, mira mujeres, habla con desconocidos, recuerda, proyecta, quiere, olvida. Vive, simplemente. © M. T.
7/VII/70 • PERISCOPIO Nº 42 • 59

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