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Confort para la muerte
Las innovaciones que Péculo intenta realizar en el desarrollo de
un velatorio son revolucionarias (mucha adaptación de lo que vio
en sus continuos viajes a Europa y Estados Unidos), pero asegura
que el cambie no puede ser brusco por la idiosincrasia del
pueblo.
—Para mi, habría que eliminar el color negro y sustituirlo por
el gris —dije—, empezando por !a pintura de la carroza fúnebre.
Hicimos un marketing de espectro muy amplio para establecer si
resultaban beneficiosas algunas innovaciones, pero en la
mentalidad de muchos se halló resistencia. Creo que con el
tiempo todo cambiará. De los sepelios se encargarán las
compañías de seguras, y en el futuro es probable que así como
uno deja un testamento, también se de tiempo para venir antes a
una funeraria y elegir su ataúd, y entierro. Esto es lógico
porque la muerte come realidad es muy natural y como tal debe
ser aceptada.
"En nuestra cochería —agregó— no hay diferencia de clases en los
sepelios. Todos son iguales, y básicamente cuestan 50.000 pesos.
Lo único que se presenta a opción de los deudos es la calidad
del cajón y el número de «remisses» en el cortejo. Entendemos
que la diferenciación por categorías en la prestación de un
servicio como éste no tiene sentido, si ante la muerte somos
todos iguales.''.
Péculo, que desde los 16 años trabajó en cocherías, recorriendo
todas las tareas bajo la vigilancia de un tío, explica que su
gran sueño es erigir un cementerio privado con "todo el confort
y la sobriedad que reclama esta época". Se muestra partidario de
la cremación de los cadáveres y de los cementerios con parques,
árboles y otras características que se niega a revelar.
"Ya compré unas tierras en Don Torcuato, donde —si me dejan—
levantaré un cementerio señorial por su uniformidad, sin cruces
ni cosas extrañas, solo lápidas... algo parecido al de
Arlington".
Revista Así
25.08.1970