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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Azules y Colorados
Los tanques en la calle

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Revista Yo fuí testigo
(fragmentos)
1986

 

Nervios, confusión, rumores y, finalmente, Campo de Mayo en pie de guerra
El día 18 el clima de ansiedad aumenta y los diarios dejan traslucir con mayor precisión lo que está aconteciendo.
También "La Razón" habla de "cierto nerviosismo" que se debe al relevo y arresto del director de la Escuela de Mecánica del Ejército, coronel Roberto Arredondo, y del subdirector del mismo establecimiento, el teniente coronel Carlos M. Padrón, y del jefe del Cuerpo de Aspirantes, teniente coronel Ramón E. Molina, por reuniones ajenas a su labor y en las que se vertieron opiniones "no precisamente de acatamiento a los mandos neutrales".El otro motivo del "nerviosismo" es que el general Carlos Aníbal Peralta -ex secretario de Guerra y, hasta hace poco tiempo, director de la Escuela Superior de Guerra- presentó un memorial al secretario de Guerra en nombre del sector "legalista".Esa noche se reúne el secretario de Guerra, general Octavio Cornejo Saravia, con el subsecretario Carlos Caro -que se considera proclive a los rebeldes- y los hombres cuestionados: el comandante en jefe, general Lorio, y el jefe del Estado Mayor, Labayrú.

 

 


En esa misma crónica se señala que: "Resulta difícil saber entre 'legalistas y rebeldes' quiénes usan ajustadamente el término".
Campo de Mayo se ha sublevado. La noticia corre, pero sin embargo, "La Razón" se mantiene prudente, dando como versión que "en Campo de Mayo se habría concretado un estado de desobediencia" y comenta una "reunión realizada la noche anterior en la casa de Onganía, ex comandante del Cuerpo de Artillería, a la que asistieron, entre otros: el coronel Alejandro Lanusse, Toscano, Aguirre Arrieta, el ex ministro de Defensa, Rodolfo Martínez, y los recientemente sancionados Arredondo y Molina". ¿El punto en común? La disidencia con el nombramiento de Labayrú y Lorio.
Por si quedaran dudas respecto al tipo de crítica que hace Campo de Mayo a Lorio y Labayrú, el diario comenta el contenido de un panfleto, que no sabemos si existió o no, y que habría sido "volanteado" desde la Secretaría de Guerra, en el que se explica con lujo de detalles los motivos del descontento. El panfleto hace referencia a la Ley 14767, según la cual el retiro es definitivo y produce vacante de grado, por lo cual Lorio y Labayrú no podrían haber sido ascendidos y pasados a situación de actividad después del mismo. ¿Es ésta la legalidad que defienden los "azules"? Esta también.

Las tropas en movimiento inician una estrategia de medición de fuerzas

Recién el 19 estalla en titulares el suceso "Movimiento de tropas", que anuncia el vespertino, y relata los hechos ocurridos la noche anterior.
El detonante: el relevo del general Pistarini como comandante del Cuerpo de Caballería y del general Julio Aisogaray como comandante de la División de Caballería Blindada Número Uno.
El relato de los hechos, hora por hora, es el siguiente, con nuestras palabras: 18.30: el subsecretario general Carlos Caro se dirige a Campo de Mayo, designado comandante de la Primera División Blindada de Caballería, con asiento en dicho lugar, y comandante de la guarnición.

18.40: Algo ha sucedido porque se declara el acuartelamiento de la Policía Federal.

18.45: Se reúnen en el Ministerio de Defensa el señor Lanús, el secretario de Guerra, Cornejo Saravia, el comandante en jefe Lorio y los titulares de Marina y Aeronáutica.

19.00: Juan Carlos Onganía, ex jefe de Caballería, se ha constituido en la Escuela General Lemos, de Campo de Mayo.

20.00: Llega a todos los medios de difusión el pronunciamiento del general Osiris Villegas, de la División de Caballería, con asiento en Concordia, que, al ser un radiograma, deja por primera vez sentado el motivo de la rebelión de los legalistas: "Por compartir criterio sustentado por comandante del Cuerpo de Caballería y comandante de la Primera División Blindada, desconozco la autoridad de mando de los generales Lorio y Labayrú, esperando patriótico renunciamiento de los mismos".
Osiris Villegas anuncia que la Cuarta División de Caballería, con asiento en Curuzú Cuatiá, también se pliega y reconoce como comandante en jefe al general Pistarini.

20.15: Se produce el primer informe sobre lo que está sucediendo en Campo de Mayo cuando el coronel Lanusse, jefe del Centro de Instrucción de Caballería, con asiento en Campo de Mayo, informa a los periodistas acreditados en Casa de Gobierno, telefónicamente, sobre los últimos acontecimientos: La llegada de Caro, que se reúne con Alsogaray, Pistarini, Lanusse y otros, y luego parlamenta con Onganía a solas, para retirarse con el objeto -supuestamente- de presentar su renuncia.

Ongania y la utopía de un ejército fuera del Juego político

Lanusse confirma que en Campo de Mayo Onganía ha tomado el mando. Asegura que esperan la decisión definitiva del presidente de la Nación, proponiendo al Ejército como una institución castrense y no como una organización dedicada a la materialización de ambiciones políticas. Presenta sus objetivos, que son: Salvaguardar la Constitución y el plan político vigentes, que culminará con el "restablecimiento pleno de la vigencia de la ley".
En tanto, el presidente Guido permanece reunido con los ministros de Relaciones Exteriores, del Interior y, eventualmente, con Lanús, de Defensa, que está en contacto permanente con los altos mandos.

A las 20.15 se establecen medidas de seguridad en todo el país.

A las 21 llega Caro, que se suma a la reunión en el Ministerio de Defensa y no parece renunciar, como había previsto Lanusse.
Toda esa noche, mientras el país duerme apaciblemente, los dos bandos se mantienen en vela.

A las 23.25 el jefe de la guarnición de Tandil, Olavarría y Santa Rosa, general Oriondo, informa que "no tiene conocimiento de un comando 'paralelo' encabezado por Onganía" y las versiones indican que el jefe del Regimiento Primero de Caballería, coronel Fernando Dubra, estaría arrestado en Tandil.

A las 23.40 se conoce el acuartelamiento de los Granaderos a Caballo y de la Escuela Superior de Guerra.

A las 0.10 del día 19, efectivos de la Gendarmería y del Ejército se presentan en la Central de Comunicaciones de Cuyo, para tomar la emisora. Momentos antes, comandos civiles que apoyan a los "azules" habían hecho lo mismo con Radio Nacional y Radio Pacheco.

Una hora después llega a Campo de Mayo el helicóptero de Guevara.

En la madrugada los periodistas apostados en Campo de Mayo entregan al general Onganía un cuestionario basado en los siguientes puntos: Si Onganía se apresta a defender la posición de Campo de Mayo hasta sus últimas consecuencias; si hay arrestos militares dentro de la guarnición; ¿qué unidades lo apoyan?; si se ha solicitado la renuncia de Lorio y Labayrú.
La respuesta llega 35 minutos más tarde: "El comando constituido en Campo de Mayo ha solicitado que se dejen sin efecto las convocatorias y ascensos del comandante en jefe (Lorio) y del jefe del Estado Mayor General del Ejército (Labayrú), por considerar que dichas situaciones están en contra de disposiciones reglamentarias y que, por lo tanto, son inaceptables. Campo de Mayo sostiene el compromiso contraído por las Fuerzas Armadas en repetidas oportunidades y sostiene al actual Poder Ejecutivo en la medida en que sus actos sean conducentes a la normalización constitucional en cumplimiento estricto de las leyes vigentes. Los movimientos de Campo de Mayo son los normales en estas situaciones, es decir, está alistado. La masa del ejército apoya al comando constituido en el lugar.

Fracasan las negociaciones y, pese a los desmentidos, el enfrentamiento es un hecho

En una reunión realizada entrada la madrugada en la Casa de Gobierno, Cornejo Saravía confiesa que se han tomado medidas de prevención, pero descarta que se hayan tomado medidas de represión en el interior del país. Guido se retira a la residencia presidencial de Olivos y se afirma que el general Caro continúa en el cargo de subsecretario de Guerra. Luego de una aparente calma hasta la mañana, dos jefes de Campo de Mayo se entrevistan con Cornejo Saravia. Al mediodía circula la versión de que los dos jefes en cuestión, Villegas y Oriondo, habían sido relevados y detenidos.
Se propala como un reguero de pólvora que el parlamento entre los dos bandos había concluido y que, en cualquier momento, se podrían desencadenar los acontecimientos.
Como para confirmar esta especie se produce, poco después, el desplazamiento del Regimiento de Caballería Blindada Cazadores General Necochea, desde Magdalena hacia La Plata.
Mientras Guido hace su entrada en la Casa Rosada, al mediodía, los jefes de Campo de Mayo, Aisogaray, Pistarini y Lanusse están reunidos y disponiendo los aprestos. En la Secretaría de Guerra se afanaban en desmentir los hechos mediante comunicados: "Ante las informaciones difundidas sobre movimientos de tanques que, partiendo desde Magdalena se dirigen hacia la ciudad de La Plata, la Secretaría de Guerra aclara que no ha habido tal movimiento de tanques, habiéndose comprobado que se trata solamente de vehículos de exploración adelantados, permaneciendo los efectivos en la unidad de Magdalena".
En la madrugada de ese 19 se produce un acontecimiento alarmante para la población: se vuelan dos puentes para cortar el avance de esos tanques hacia La Plata. Los estallidos se producen cerca de la capital bonaerense. La policía de Ensenada y Berisso, junto con la de La Plata, se moviliza. En la base naval de Río Santiago se informa que "se desconoce el origen de lo ocurrido". Finalmente, la policía determina que ha sido volado un puente en la ruta 11, entre las ciudades de Magdalena y La Plata, en el paraje denominado "El Pescado". La orden de voladura había sido impartida por la Secretaría de Guerra y cumplida por el coronel Marco Aurelio Lobo, comandante de la Segunda División del Ejército, con asiento en La Plata. Se moviliza también en esta ciudad el Batallón Geográfico Militar y, desde City Bell, el Regimiento VII de Infantería y el Batallón II de Comunicaciones, para encontrarse en Florencio Varela y oponerse a los tanques de Magdalena que avanzaban por la ruta 2.
Mientras tanto, en Campo de Mayo el nerviosismo se acrecentaba y las reuniones se sucedían unas a otras. El capitán de navío Lonkhart, jefe de la Casa Militar de la Presidencia, va a entrevistarse con Onganía y Pistarino, y en el camino es interpelado por el coronel Levingston, quien, enérgicamente, le dice: "¡Que se pruebe quiénes son los criminales que están perturbando la vida del país! Como puede usted ver, aquí están todas las jerarquías del Ejército. Tiene que transmitir esta realidad al doctor Guido". Luego, Lonkhart y Onganía se dirigen a la Capital para entrevistarse con Guido.
En Palermo, los Regimientos I y II de Infantería hacen saber de su acatamiento a la Secretaría de Guerra y señalan que aún dentro de Campo de Mayo cuentan con importantes efectivos: La Escuela de Suboficiales Sargento Cabra!, el Batallón Número I de Zapadores Blindados y la Gendarmería Nacional. Fuera del acantonamiento cuenta con la D1, la D2, la D3, la D4, la D7 y la D8 en distintos puntos de Buenos Aires y del interior del país. En la madrugada del 20, estos regimientos de Infantería de Palermo inician la marcha hacia el sur por la avenida Santa Fe, con veinte vehículos con tropas armadas.
En esa misma madrugada el general Rattenbach intenta evitar el derramamiento de sangre que se avecina. Para ello se entrevista con Cornejo Saravia y le propone el relevo o renunciamiento de Lorio y Labayrú.

Los "azules" se deciden y Campo de Mayo avanza hacia Buenos Aires.

Campo de Mayo considera agotadas las instancias y se ordena a los efectivos de Magdalena marchar sobre Buenos Aires.
Los "colorados", por su parte, inician su convergencia sobre las posiciones "azules".
La Federación Universitaria Argentina señala que "repudia una vez más las maniobras antinacionales de sectores militares que juegan con el destino del país y sumen a la población en la amenaza y el peligro permanentes".
La Marina comienza a tomar partido en el conflicto y llama a las naves que están tomando parte en el operativo Unitas Tres, para que se pongan en camino a Buenos Aires.
A las 11 de la mañana del día 20, emite un comunicado la Secretaría de Guerra:

"1°) El Ejército está recibiendo del Comando en Jefe las órdenes necesarias para iniciar, desde los dispositivos alcanzados anoche, las operaciones para reducir al foco rebelde. El Cuerpo de Ejército ha sido reforzado con las siguientes unidades que ya se encuentran sobre el terreno: Escuela de Artillería Antiaérea de Mar del Plata, Grupo II de Artillería de Azul, Grupo II de Artillería pesada y Comando de Artillería DI y D2, Regimiento II de Caballería de Olavarría y Escuela de Tropas Aerotransportadas de Córdoba. Desde el litoral marchan el Regimiento II de Infantería desde Santa Fe y el Grupo III de Artillería Antiaérea de Guadalupe, que alcanzaron Rosario a media mañana. La Escuela de Suboficiales se desplaza para reforzar las filas del Ejército Primero.
"El Comando en Jefe del Ejército mantiene con completa firmeza su decisión de terminar con la acción del sector rebelde, llevando esta resolución hasta las últimas consecuencias.

"2°) El Comando en Jefe del Ejército hace saber: Primero: que los oficiales alumnos de la Escuela Superior de Guerra se han presentado en su mayoría en sus puestos, testimoniando su lealtad a este Comando en Jefe. Segundo: Algunos oficiales pertenecientes al Centro de Instrucción Logística General Lemos se han presentado a este Comando, expresando que han adoptado esta actitud en vista de que en esa unidad se ha deteriorado gravemente la situación interna y la moral de los cuadros está desmoronada. "

En medio de una gran tensión, que se iba acrecentando a medida que pasaban las horas, hace su entrada en la quinta de Olivos Onganía, acompañado por Levingston y, posteriormente, el general Caro y el general Rosas. Onganía y el subsecretario de Guerra se retiran sin hacer declaraciones.
Las fuerzas coloradas tratan de desmoralizar a sus oponentes y, por medio de la Secretaría, dan el siguiente comunicado: "Ha comenzado a cundir el desaliento en las fuerzas rebeldes, las que ven menguado su caudal por deserción continua de oficiales con su tropa, que se han dado cuenta del error a que fueron inducidos por los jefes insurgentes".
Ricardo Balbín también eleva una nota a Guido en la que expresa: "Nadie puede quedarse impasible frente a la inminencia de una lucha fratricida. Reclamamos un instante de reflexión y sensatez. Se debe evitar el derramamiento de sangre de nuestros jóvenes soldados, que son entraña de nuestro pueblo. Es menester retomar con urgencia al imperio de la ley, del orden y de la disciplina, y guardar las armas para el momento en que esté en juego la defensa de la soberanía de la República y la integridad del territorio nacional".

sigue

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Juan Carlos Onganía se tornó caudillo en el Ejército

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Los azules se vuelven colorados y Onganía llega a la casa de gobierno. Mesianismo, entreguismo y represión: prólogo al genocidio

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"su gobierno es un verdadero 'corso a contramano' que nos obliga a seguir esperando pero esa espera no ha de ser estática sino dinámica a fin de sacar ventajas a un futuro incierto que se presenta, para lo cual deberemos estar organizados, unidos y preparados. Espero que así sea.
He visto que Vandor con corbata ha sido la noticia pero no creo que le quede para mucho más porque ello no hace sino aumentar su desprestigio.
Le ruego salude a los amigos y compañeros.
un gran abrazo"
Juan Domingo Perón

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Perón elige a su candidato: Vicente Solano Lima

La proclama

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Mariano Grondona

El autor del comunicado número ciento cincuenta, el periodista Mariano Grondona, expresó: El Comunicado ciento cincuenta fue la única proclama revolucionaria de todos esos tiempos de inestabilidad que se publicó después de haber triunfado la revolución y no antes. Gobernaban los colorados. Los colorados eran fuertemente antiperonistas y querían prolongar el gobierno provisional del doctor Guido, a los efectos de desperonizar el país. Los azules tenían una idea como Lonardi, de integración y de retorno más rápido a la Constitución. Hubo un momento en que los azules vieron que, a menos que hicieran un pronunciamiento militar, los colorados se iban a consolidar; y mis amigos en la Escuela Superior de Guerra, donde yo era profesor y los coroneles azules también, Julio Aguirre, Lanusse, Levingston, Laprida, Nevares, no quiero olvidar a nadie, Sánchez de Bustamante, López Aufranc, me pidieron que hiciera una proclama. Yo escribí la proclama. La proclama convocaba a las Fuerzas Armadas a regresar a la Constitución y a reintegrar el no-peronismo y el peronismo armónicamente en el sistema político. El otro de los principios del movimiento era el regreso de la Constitución y el volver a vivir dentro de la Constitución. Desgraciadamente, después del 2 de abril de 1963, cuando hubo otro enfrentamiento entre Marina y Ejército, nosotros nos fuimos al Ministerio del Interior y predominó lo que a veces llamamos el espíritu violeta: es decir, ni azul ni colorado, una especie de transacción. El comunicado doscientos se escribió entonces, a través del cual, el peronismo volvió a ser proscripto en cierto modo, en las elecciones de julio de 1963, que triunfó el doctor Illia.

Comunicado número ciento cincuenta

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General Onganía

"El gran drama vivido en los últimos días ha sido la culminación de los esfuerzos y ansiedades de aquellos hombres que creyeron que, antes que nada, el país debía reencauzarse por el camino de la Constitución.
Nuestro objetivo en lo nacional es mantener el actual Poder Ejecutivo y asegurarle la suficiente y necesaria libertad de acción, en la medida que su cometido sea conducente al cumplimiento de los compromisos contraídos con el pueblo de la Nación, a fin de concretar en el más breve plazo la vigencia de la Constitución.
En lo militar, se persigue al restablecimiento de la justicia, base de la disciplina, el respeto a las leyes y reglamentos, sin discriminaciones en su aplicación.
Creemos antes que nada, que el país debe retornar cuanto antes al pleno imperio de la Constitución que nos legaron nuestros mayores. En ella y sólo en ella encontraremos todos los argentinos las bases de la paz interior, de la unión y la prosperidad nacionales, que han sido gravemente comprometidos por quienes demostraron no tener otra razón que la fuerza, ni otro norte que el asalto del poder. Sostenemos que el principio rector de la vida constitucional es la soberanía del pueblo. Sólo la voluntad popular puede dar autoridad legítima al gobierno y majestad a la investidura presidencial
Propiciamos, por lo tanto, la realización de elecciones mediante un régimen proporcional que asegure a todos los sectores la participación en la vida nacional; que impida que alguno de ellos obtenga por medio de métodos electorales que no responden a la realidad del país, el monopolio artificial de la vida política; que exija a todos los partidos organización y principios democráticos y que asegure la imposibilidad del retorno a épocas ya superadas; que no pongan al margen de la solución política a sectores auténticamente argentinos que, equivocada y tendenciosamente dirigidos en alguna oportunidad, pueden ser hoy honestamente incorporados a la vida constitucional.
Sobre esta base de concordia se ha de lograr entre todos los argentinos, que sólo desean trabajar en paz por la grandeza de la Nación y por su propio bienestar. Creemos que las Fuerzas Armadas no deben gobernar. Deben, por lo contrario, estar sometidas al poder civil. Ello no quiere decir que no deben gravitar en la vida institucional. Su papel es, a la vez, silencioso y fundamental: ellas garantizan el pacto institucional que nos legaron nuestros antecesores y tienen el sagrado deber de prevenir y contener cualquier empresa totalitaria que surja en el país, sea desde el gobierno o de la oposición.
Quiera el pueblo argentino vivir libre y pacíficamente la democracia, que el Ejército se constituirá, a partir de hoy, en sostén de sus derechos y en custodio de sus libertades.
Estamos absolutamente convencidos de que no habrá solución económica ni social de los graves problemas que nos aquejan sin estabilidad política ni paz interior. Las Fuerzas Armadas deben tomar su parte de responsabilidad en el caos que vive la República y enderezar el rumbo de los acontecimientos hacia el inmediato restablecimiento de estos valores.
Una vez cumplida esta urgente tarea, podrán y deberán retornar a sus funciones específicas con la certeza de haber cumplido un deber y de haber pagado una deuda. Confiamos en el poder civil. Creemos en nuestro pueblo. A sus representantes les dejamos la solución de los problemas argentinos. Como hombres de armas, cumplimos la sagrada misión de hacer posible la democracia, mediante la ofrenda de nuestras vidas. Que el pueblo argentino, sin distinción de clases ni de partidismos y dueño de las grandes intuiciones, sepa seguirnos en esta lucha, que es la suya. Levantemos, pues, las banderas que darán a esta tierra paz, progreso y vocación de grandeza: el imperio de la Constitución, la efectiva vigencia de la democracia y la definitiva reconciliación entre argentinos." Hasta aquí el comunicado número ciento cincuenta.

Los hechos de un juego de guerra penoso y costoso para el país

El general Caro renuncia a su cargo de subsecretario de Guerra y Cornejo Saravia designa en su reemplazo al general Juan Carlos Reyes.
Los desplazamientos bélicos continúan. En Florencio Várela los tanques de Magdalena provocan el repliegue de los efectivos del Centro de Instrucción de Artillería Antiaérea.
Mientras, en la ciudad de Buenos Aires, se requisan ómnibus frente a la Secretaria de Guerra para ser utilizados en barricadas.
La Confederación General Económica también hace un llamamiento a la reflexión y al renunciamiento para evitar un "trágico enfrentamiento".
Al caer la noche, LR3, Radio Belgrano, en poder de los "azules" emite el siguiente comunicado: "A raíz de un pedido del Excelentísimo Señor Presidente de la Nación, el Comando de las Fuerzas de Campo de Mayo ordenó a las tropas a su mando detener sus movimientos entre las 23.05 del día de hoy y la 1.15 de la mañana. Las tropas continuarán con los desplazamientos previstos. Se comunica que durante ese lapso, este comando se abstendrá de efectuar comunicados radiales, salvo la repetición del presente. Firmado: Juan Carlos Onganía, general de Brigada".
Efectivos colorados formaron barricadas en Entre Ríos y Garay; el centro de la ciudad adquiría la fisonomía de una ciudad en guerra.
Aramburu declara "imprescindible" dar salida por las urnas al problema nacional.
El 21 de setiembre la Marina propone una reunión formal con jefes de las tres armas a fin de detener el enfrentamiento, con el propósito de: "Evitar el caos general y entregar el país a cualquier tipo de comunismo y extremismo, a cuya consecución se llegaría mediante la disociación de las instituciones".
Campo de Mayo da una respuesta negativa a la Marina y no acepta más conferencias fuera de su comando. Acto seguido, envía a la Compañía X sobre Buenos Aires. Marina también realiza aprestos movilizando al Regimiento I de Infantería y a la Escuela de Mecánica de la Armada.
En la madrugada, las acciones más importantes se desarrollan en la zona de Florencio Várela.

3 horas: Un avión sobrevuela las fuerzas coloradas destacadas en la zona. Se efectúan disparos de batería antiaérea. Estas fuerzas vuelan dos puentes de la ruta a Brandsen.

4.30: Tanques de Magdalena abren fuego en el cruce de Etcheverry y ruta 2 contra colorados que intentaban cortar su avance. Estos se repliegan sin bajas para ambos bandos por la ruta a Brandsen.

10.30: La Segunda División de Infantería de La Plata, que responde al comandante en jefe del Ejercito, general Lorio, toma LS11, Radio Provincia.

12.00: La columna de tanques de Magdalena continúa avanzando fuera de la ruta 2 a campo traviesa.

Al comenzar el día 22 las acciones se concentran en la capital de la república: Constitución, Parque Chacabuco, Parque Avellaneda son los epicentros donde se suceden las escaramuzas. Ante versiones que daban como renunciante a Guido, la Secretaría de Prensa de la Presidencia afirma: "Ante versiones circulantes, según las cuales el señor Presidente de la Nación habría declinado su cargo, se las desautoriza categóricamente".

A las 21.45 del día 22 de setiembre de 1962 finaliza el enfrentamiento entre azules y colorados con la rendición de éstos últimos. El comunicado 149, propalado a esa hora, anuncia la designación de Juan Carlos Onganía como comandante en jefe del Ejército. Al día siguiente a las 12 se difundiría el comunicado 150.

El general Federico Toranzo Montero fue arrestado junto con doce .camaradas, entre los que se encontraban los generales Lorio, Labayrú, Martijena, Túrolo, Cornejo Saravia, Bonnecarrere y Elisondo. Ochenta y cinco oficiales superiores (coroneles o mayores) fueron arrestados en Campo de Mayo y cincuenta y dos en diferentes guarniciones. Los oficiales subalternos no fueron sancionados.
El triunfo de los azules no sólo aseguraba a Guido en la Presidencia, y de alguna manera la continuidad institucional, sino que parecía haber terminado con la injerencia de los sectores militares en la política del país. ¿Sería así?

 

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