PERÓN Y LOS OTROS GOBERNANTES
Las relaciones que Perón trató
de establecer a partir de 1946 con los gobernantes de los países vecinos tuvieron su
éxito más significativo en Paraguay, al que le fueron devueltos los trofeos históricos
de la Guerra de la Triple Alianza. Con Uruguay, en cambio, la situación fue siempre tensa
debido a la protección que los orientales acostumbran a dar a las refugiados políticos;
y como la gran mayoría de los opositores a Perón que debían irse del país optaban por
el exilio en Montevideo, se hacía frecuente el contrabando de personas que cruzaban el
delta del Paraná sin documentación autorizada.
Con Chile las relaciones fueron más cordiales. Primero visitó la Argentina el
presidente chileno Gabriel González Videla (julio de 1947); después Perón fue a
Santiago en febrero de 1953 invitado por el presidente Carlos Ibáñez del Campo, a
suscribir un tratado comercial entre ambos países.
Pero la relación más difícil era desde luego con los Estados Unidos, sobre todo
después de la absurda gestión diplomática de un torpe embajador norteamericano,
Spruille Braden, que en 1945 pretendió influir en la política argentina y consiguió
todo lo contrario de lo que se propuso: entre otras cosas ayudar inconscientemente a
Perón a ganar la Presidencia. En julio de 1953 Perón aprovechó la gira latinoamericana
de Milton Eisenhower -enviado en misión oficial por su hermano Dwight, nuevo Presidente-
para estrechar lazos con los Estados Unidos, agasajando inusualmente al visitante en sus
escasas 50 horas de visita a la Argentina.
EL BALCÓN Y LA MULTITUD EN PLAZA MAYO
El hechizo que Perón ejerció
siempre sobre las masas alcanzó su más alto grado de excitación en las grandes
concentraciones populares celebradas en Plaza de Mayo. Tanto en los diez años de sus dos
primeras presidencias, como en los nueve últimos meses, ese fue el gran escenario del
contacto directo entre Perón y el pueblo.
La mitología popular muchas veces deformó la exactitud de los acontecimientos y
exageró las cifras de esas gigantescas concentraciones, pero lo cierto es que fueron las
que lograron reunir mayor cantidad de gente en toda la historia política del país.
Ningún otro partido pudo. hasta ahora, alcanzar un apoyo tan masivo como el que se
lograba con la presencia física de Perón.
Fue en el balcón de la Casa de Gobierno donde Perón se sentía realmente
pictórico de poder frente a una multitud que lo ovacionaba largamente. Los cánticos
populares solían ser siempre los mismos que se entonaban en los estadios deportivos,
sólo que con la letra adaptada a los slogans peronistas.
El bombo, que una vez empezó como acompañamiento rítmico en las canchas de
fútbol. también fue asimilado por el ritual peronista hasta convertirse en un elemento
indispensable del folklore político de los últimos tiempos. Paralelamente, los
vendedores de láminas, banderines, brazaletes, gorritos y estandartes se convirtieron
-durante cada acto peronista- en parte inseparable de ese pintoresco cuadro de costumbres
populares.
sigue
pie de fotos
- Con González Videla, durante la
"Declaración de la Independencia Económica".
- Con Hertzog, Presidente de Bolivia, en el
encuentro de Yacuiba pasando revista.
- Con Milton Eisenhower, el emisario de Ike, a
quien agasajó en forma inusual.
- Con Ibáñez del Campo, cuando fue a Chile a
firmar un tratado comercial.
- Con Stroessner, cuando fue a Paraguay a
devolver nuestros trofeos de guerra.
- Con Pinochet, en Morón, durante la corta
estada del gobernante chileno.
- Hoy en su última aparaición desde los
balcones de la Casa Rosada.
- Ayer, con los brazos en alto saludando a la
gigantesca reunión.
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