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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Graciela Fernandez Meijide
Los derechos humanos y la vigencia de la vida

Reportaje de Mona Moncalvillo
Fotografías de Eduardo Grossman
octubre 1983

 

 

Graciela Fernández Meijide, miembro de la mesa ejecutiva de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y responsable de la comisión "Vigencia de la Vida y la Libertad", de ese organismo, es otra argentina que, ante una situación límite, decidió enfrentar los horrores de la injusticia, la tortura y la muerte, defendiendo el más elemental de los derechos del hombre, el de vivir...
A partir de octubre del '76, con la desaparición de su hijo Pablo, de 17 años, la vida de esta mujer alterna la pesadilla con la desesperación. La búsqueda de su hijo la condujo a puertas cerradas que hasta hoy siguen igual; y aunque sabe -o sospecha- que su problema personal no tendrá la mejor solución, igual seguirá trabajando para que ningún derecho del hombre vuelva a ser violado, por el esclarecimiento de todos los casos para lograr la justa condena de los culpables. Entiende que la euforia por la vuelta a la democracia no puede desviar estos objetivos; en caso contrario, los errores volverán a repetirse y todos seremos cómplices de olvido.
Cada caso que durante estos años le tocó tipificar y reconstruir en la Asamblea, le ha servido para reafirmarse en una lucha junto a su esposo Enrique Fernandez Meijide, que apunta a hacer un país mejor para sus otros dos hijos y para todos los jóvenes, con un claro sentido humanista.

-¿El tema de los derechos humanos tiene el tratamiento y la preocupación que merece?

-Mi impresión es que está cobrando cada vez mayor importancia, en el sentido de que en la propia campaña política los partidos lo están tomando centralmente. Nosotros no lo esperábamos; aunque siempre hicimos todo porque así fuera, no estábamos tan seguros de que pudiera tomar la envergadura que merecía; hicimos el esfuerzo y era justo que el pueblo entero entendiera lo que habíamos padecido. No sólo por lo que nos pasó, sino por la propia dignidad y la defensa de esa dignidad y de la vida. Una vida digna de ser vivida. Hoy tuvimos una reunión con miembros del secretariado y hablábamos de la dificultad que tiene mucha gente todavía con este tema; lo vemos en distintas mesas redondas a que nos invitan últimamente sobre derechos humanos. Cuando llegan las preguntas nos damos cuenta de que son muy, pero muy elementales... Nosotros hacemos una exposición y nos manejamos con conceptos o preconceptos que creemos son conocidos, y no es así. Todavía hay gente que no quiere creer lo que nos pasó...

-Eso se debe al ocultamiento que se hizo en un principio sobre lo que ocurría, el temor a hablar y el creer que eso sólo les pasaba a algunos y que por algo sería...

-Y algo más... Aun a la gente con la mejor intención le costaba creer... Los argentinos teníamos mucha soberbia para creernos capaces de algo así. Somos propensos a creer en las barbaridades que pasan:en Uganda, son salvajes... Pero nosotros, no. Si somos buenos, vamos al cine todos juntos, el vecino limpia el auto, acá no podía ser... Nos habían vendido el paraíso, lleno de gente buena y solidaria -que seguramente en buena parte lo somos-, pero no podíamos creer que eso nos pasara a nosotros. Viví hace unos días un episodio en Trelew, durante una mesa redonda organizada por familiares de desaparecidos, que confirma lo que te digo. Los organizadores pertenecían a las juventudes políticas, que son los que se han movido más; se supone que esa gente está informada sobre el tema, que ha leído, conoce casos... Se habló de las desapariciones de niños, de adolescentes, y en un momento dado Mignone, refiriéndose a mí, dijo que yo tenía un hijo secuestrado. Un chico que estaba sentado a mi lado me miró y dijo: "¿Vos también?". Como yo iba por la Asamblea y no por las madres de desaparecidos, se supone que hago una acción política... Mignone agregó: "Y tenía 17 años..." Ese chico se quedó mirándome y me preguntó: "¿Y todavía está desaparecido, nunca supiste nada?". "Como tantos otros casos", le dije... ¿Te das cuenta cómo cuesta creerlo? Y eso que ese chico era un militante por los derechos humanos. No era un desinformado y peleaba por eso... Le dije: "Si querés tocarme, tocame..."

-¿Cómo crees que se va a encarar el tema de los derechos humanos en el futuro gobierno democrático?

-Creo que los argentinos no vamos a volver a hacer lo mismo... Nos han pasado cosas que todavía ni siquiera digerimos; se sucedieron a tal velocidad, tan encima una de la otra... Hay quien dice que los argentinos somos grandes devoradores y que no nos paramos a pensar, pero tengo la impresión de que se ha tomado conciencia de que somos capaces de hacerlo. Por lo menos un gran sector, pese a que otros estén horrorizados y todavía no lo puedan aceptar. Va creciendo una gran necesidad de vida, con más paz y alegría, gozando más de las cosas. Tal vez por oposición a tanta muerte, porque todos los temas de nuestro pasado son tema de muerte. Aunque lo llames falta de trabajo, o de vivienda, o de educación, el instinto de muerte prevaleció. Y ahora surge un fuerte instinto de vida.

-¿En quiénes lo notas más?

-En los jóvenes, por suerte... Hace dos años, cuando mi hijo menor estaba tratando de organizar el Centro de Estudiantes en Arquitectura, me comentó que lo primero que habían formado era la Comisión de Libertades "...para saber defendernos, para saber qué cosas nos corresponden legalmente y cuáles no". Yo les redacté principios básicos para casos de detención y todo lo demás. Hoy, todos los centros de estudiantes tienen una Comisión de Derechos Humanos, Y todos los partidos políticos tienen una Comisión de Derechos Humanos. Vos me dirás, ¿qué profundidad tiene eso? ¿Cuánto convencimiento hay? Pero bueno, ya le han puesto un título... Soy optimista nata, si no no estaría aquí. Cuando uno emprende una lucha es porque cree en ella... A la larga se nos ha dado la posibilidad de que la gente tome conciencia de la agresión que hemos sufrido individualmente y como cuerpo social, y que va a pelear por el respeto a los derechos humanos.

-¿Cómo se hará?

-La Asamblea hizo el mes pasado una convocatoria nacional invitando a políticos, a gente de la cultura, a nuestras delegaciones del interior, a que trajeran propuestas concretas para el futuro. Nuestras propuestas concretas tienen que ver con la instalación de una democracia real y con un proceso de liberación y de seguridad dentro de ese proceso de liberación, algo imprescindible para que podamos seguir adelante... La política que se instrumentó en estos años tuvo que ver con la doctrina de seguridad nacional, la famosa doctrina de las fronteras ideológicas. Si no nos liberamos de esa imposición, vamos a seguir teniendo las fuerzas armadas dispuestas a considerar enemigo al opositor político, y va a ser imposible que se suprima el aparato de represión que se instaló acá, que no fue casual. Bueno, todos nuestros proyectos apuntan hacia eso. En lo inmediato queremos el levantamiento del estado de sitio y la supresión del aparato represivo. Por otro lado, como estamos convencidos de que todo, todo sigue vinculado al pasado, revisando y corrigiendo ese pasado podremos partir hacia el futuro...

-La euforia electoral, las inquietudes por la democracia, o las urgencias sociales imperiosas que tiene la gente, ¿no pueden hacer que el tema de los desaparecidos sea dejado de lado, teniendo en cuenta, además, que no todos sufren ese drama?-Espero que no pase eso por varias circunstancias, aunque los militares están preparando su retirada. Y no como en las Malvinas; allí salieron corriendo, largaron las armas y los chicos y sálvese quien pueda, Acá quieren dejar todos los condicionamientos preparados, empezando por el acta institucional que aprobó el informe final sobre desaparecidos, después la autoamnistía, con la cual se perdonan todo eso que habían hecho, e inmediatamente la ley de represión a las actividades terroristas y subversivas, que es la legalización de todo lo que antes habían hecho por izquierda. Ahora es la garantía para que si lo tienen que volver a hacer ya no necesiten la ley de amnistía...

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Si eso no es preparar el terreno para que volvamos a vivir momentos parecidos a los vividos, no sé... La intención sigue siendo la misma, la de perdurar. El día que haya el primer desaparecido en el gobierno democrático -que seguramente no va a ser ordenado institucionalmente, ésa será la gran diferencia-, ¿qué vamos a hacer? ¿Por qué vamos a pensar que el aparato represivo no puede llegar a hacerlo...? Ayer vino acá una periodista de un medio muy conocido -ha vuelto después de estar muchos años afuera- aterrorizada porque la seguía un Falcon; y faltan sólo once días para las elecciones... Esas razones no nos van a dejar olvidar. El próximo gobierno va a tener que ser muy enérgico con respecto a todo esto, y en las primeras 48 horas ya a tener que actuar.

-¿Qué medidas deberá tomar?

-Además de asumir el cargo de comandante en jefe, como manda la Constitución, deberá recortar rápidamente todos los presupuestos que tengan que ver con los servicios de inteligencia, conocer las cuentas secretas... Un Poder Ejecutivo enérgico tiene todo el poder para requerir esos informes y meter mano. Eso para empezar... También deberá actuar sobre el aparato represivo; algo se ha hecho y ya no actúan como hace unos años, se ha avanzado en eso de llenar espacios y arrinconarlos. Cuando hablé con un candidato a la presidencia, que no nombraré para que no crean que estoy haciendo proselitismo, le pregunté: "¿Cómo imagina usted que va a tener que actuar la Asamblea Permanente si un día hay un desaparecido? ¿Se va a pensar que la Asamblea desestabiliza si hace las denuncias habituales, si moviliza y hay protestas?". Me contestó: "Para nada, no vamos a pensar eso. La Asamblea tiene que seguir haciendo exactamente lo mismo, al igual que los otros organismos, porque tendremos la convicción que eso -él hablaba como un presidente electo- no habrá sido ordenado por el gobierno; y en cambio, una denuncia enérgica de todos los sectores ayudará a terminar con estas cosas, mediante la actuación directa nuestra y de todos los organismos del Estado". Y eso es parecido a lo que sucedió en Italia, donde ante los atentados de izquierda o de derecha había un enérgico repudio de todos los sectores. Esa es una de las misiones que tenemos que cumplir, más la de impulsar dentro de los partidos, tanto del gobernante como los de la oposición, la noción del respeto a los derechos humanos.

-¿En qué partido han encontrado mayor receptividad?

-Sería injusta si te dijera tal o cual partido; si bien hubo algunos que nunca participaron, no son de mayor incidencia. Desde el principio, personas de distintos partidos se acercaron y nos han ayudado mucho. Desde luego, son aquéllos que tienen un concepto de la política muy entroncado con lo social. Y en todas las plataformas levantan la dignidad del hombre. Me resisto, no sé si hago bien o mal, a mencionar específicamente un partido u otro... Haciendo la historia de la Asamblea, ésta es un ejemplo de cómo se puede trabajar en unidad cuando se tienen puntos mínimos de coincidencia. Si acá nos hubiésemos puesto a discutir temas de economía y cómo resolverlos, la Asamblea no hubiera durado ni un mes; nos propusimos temas con un común denominador y gracias a eso avanzamos. Hoy veo que casi todos toman el tema y eso es bueno, y yo no les voy a preguntar si estuvieron en la primera o en la última hora. Estamos juntos, cada uno tiene su tiempo, los niveles de comprensión fueron diferentes. Si se comprendió, en buena hora...

-¿Crees que existe alguna posibilidad de saber qué pasó con los desaparecidos?

-Existen todas las posibilidades. Todo está registrado... A lo largo de estos años cada vez hemos tenido mayor conciencia de que esto fue centralizado, que hubo responsables que dieron órdenes, que nada se ejecutó por capricho y que, incluso por la propia burocracia que tienen las fuerzas armadas, quedó registrado. Lo que podría llegar a temerse, y sería inocuo, es que se destruyeran las pruebas. De todas maneras se puede reconstruir todo, dejaron muchos hilos sueltos, muchos...

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