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El feriado de Carnaval propone siempre una codiciada, refrescante oportunidad: la de unas minivacaciones cuya fugacidad permite, empero, reparar energías en escenarios mucho más gratificantes que los que suele ofrecer el trajín cotidiano. Una válvula de escapa cada vez más generalizada, excepto para aquellos enrolados en profesiones que no admiten días festivos. Como el caso de los periodistas, cuya misión es "cubrir" la noticia durante los 365 días del año. La semana pasada, justamente, una de esas misiones la constituyó el Carnaval, celebración que pese a haber empalidecido en relación a décadas pasadas, aún hoy es "nota", como se estila decir en la jerga de prensa. Para esta ocasión, Siete Oías intentó un enfoque novedoso: seguir paso a paso la "maratón" de un cantante de moda por diversos clubes de barrio. El agotador peregrinaje —tanto para el artista como para el redactor y el fotógrafo que no le perdieron pisada— posibilitó confeccionar la chispeante crónica de la página siguiente. Mientras tanto, en Mar del Plata —desbordada más que nunca por el turismo "camavalero"— los tres enviados de la revista se ocuparon de captar los divertidos y a veces violentos festejos con agua. (Página 14).
Revista Siete Días Ilustrados
04.03.1974
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