Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Revista Primera Plana

CARTA AL LECTOR
*En las esferas políticas de las principales capitales de Occidente circula con insistencia esta "anécdota": Un famoso psicoanalista vienés muere y llega al Cielo. Cuando se identifica ante San Pedro, el portero del Paraíso queda gratamente sorprendido; lleva aparte al médico y le habla en tono confidencial:
—Doctor, usted no imagina lo bien que nos viene. Tenemos un problema muy grave con el Sumo Hacedor.
—¡Qué me dice!
—Espantoso. Delirio de grandezas, diría yo. Complejo de omnipotencia.
—¡Qué barbaridad!
—Terrible. Imagínese: esta semana le ha dado por sostener que El es de Gaulle.
El caso de Gaulle, con todas sus derivaciones, es exhaustivamente analizado en páginas 16 y 17.

*Sucede que, en la Argentina, los coleccionistas de valiosas piezas de arte son tímidos. En países como el Perú, por ejemplo, la opinión pública y los principales diarios piden ahora que se vote una ley especial para impedir la exportación de tesoros artísticos; leyes de ese tipo, por lo demás, rigen en la mayoría de los países civilizados, donde en todas formas se estimula (ya veces se subsidia, mediante exenciones impositiva(s) a los coleccionistas de piezas de arte. Pero en la Argentina el clima parece ser otro, hasta el punto de que una distinguida personalidad de la sociedad portería, quien el año pasado compró piezas de singular importancia, pidió que no reveláramos su nombre —o, en todo caso, que no publicáramos la cifra total que ella había "gastado"— para evitar resentimientos: "Ustedes se imaginan —dijo—; hablar de semejantes cantidades en estos tiempos. ..." Pero, a pesar de esa poco justificada timidez, es importante y alguna vez será debidamente valorada la labor de los coleccionistas en este país. Un balance de la actividad en ese terreno durante el año pasado es el contenido en páginas 20 y 21.

*Lo sucedido hace poco en una ciudad norteamericana da una idea del poder de la opinión cuando se vuelca con energía hacia fines sensatos. Cuando se deja a un lado el "No te metas" enervante, muchas veces cobarde, para unir voluntades en respaldo del sentido común. Esto es la contrapartida del fanatismo; no se trata aquí de excitar la irracionalidad para "arrancar" una conducta de la multitud, sino, sencillamente, de pedir a las personas que, a pesar de estar agrupadas en una muchedumbre, no dejen de portarse con el equilibrio que todos intentan conservar cuando la multitud no los rodea. La actitud colectiva de un pueblo norteamericano del Sur que defendió, protegió y acompañó con aplausos a un joven negro que ingresaba a la universidad local, no sólo puede presentarse como contraparte de otros hechos menos felices ocurridos en los Estados Unidos: también podría servir de ejemplo para sociedades donde, como en la nuestra, la discriminación racial adopta formas menos evidentes pero no menos vejatorias. 

*El bourbon, la caridad, el izquierdismo político, la pasión por el ídolo John Fitzgerald, la aversión por BB y por "el insoportable Ricky Nixon": ése es el mundo confuso, resplandeciente y magnético en el que se mueve Frank Sinatra, un hombre a quien los ganga de Chicago ceden sus puestos de honor en los ring-sides, un actor que desvanece de admiración a las mujeres de USA. Hace poco tiempo, Sinatra viajó por toda Europa Occidental en una gira caritativa que beneficiaba a la infancia desamparada. Regaló cien mil dólares y se envolvió en mares de bourbon. A su paso, dejó restallantes rastros de una personalidad que, cuanto más célebre, es menos descifrable. Algunas claves para comprenderla se incluyen en las páginas 39 y 40.
Hasta el próximo martes.

EL DIRECTOR
26 DE FEBRERO DE 1963
Revista Primera Plana
Director Jacobo Timerman

 

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