Revista Primera Plana
CARTA AL LECTOR
*PELE: Al terminar la Primera Guerra, las dos mayores
agencias de noticias de la época, Reuter y Havas, debieron
prepararse para otra lucha: cubrir las reuniones de la
Sociedad de las Naciones y superarse una a otra en tan
gigantesca tarea. Reuter se trazó un curioso plan: eligió,
entre su plantel de periodistas, a quienes dominaran varios
idiomas y tuvieran experiencia en los asuntos de la
diplomacia. Quedaron unas 20 personas que llenaban ambos
requisitos. Sin embargo, luego de un minucioso examen, la
agencia se decidió por un joven reportero que nada sabía de
diplomacia ni de política internacional, y que ni siquiera
había seguidlo con atención el curso accidentado de la
contienda. Ese joven reportero —que simplemente, hablaba
inglés, francés y alemán— fue enviado a Ginebra: era él
quien iba a proporcionar a los millones de lectores servidos
por Reuter los detalles íntimos, el pormenor humano y una
explicación no viciada por perspectivas anteriores de las
arduas negociaciones de Ginebra. Representaba, por así
decir, al lector medio, porque él también lo era: sus
informes tuvieron una enorme popularidad. La llegada a
Buenos Aires de Pelé ——una de las mayores estrellas
mundiales del fútbol—, a raíz del partido entre Boca Juniors
y Santos, puso su rostro en el primer plano de la actualidad
y en la portada de PRIMERA PLANA. Se necesitaba, entonces,
una historia sobre el hombre Pelé, un retrato objetivo de su
ignorada personalidad, una aproximación a él y a su vida en
la que el fútbol ocupara el segundo plano. PRIMERA PLANA, de
alguna manera, repitió la idea de Reuter: envió a Brasil a
su experto en cine, Tomás Eloy Martínez, para quien el
deporte es apenas una mención.
Hubo contratiempos: una rotunda escasez de pasajes aéreos
trabó su salida; millares de fanáticos ocuparon durante una
semana los aviones que tocan Brasil. Finalmente, Martínez
salió el domingo 1º de setiembre y circuló entre Río de
Janeiro y Santos, entre amigos y enemigos de Pelé, entre las
cambiantes facetas del propio jugador, con quien logró —cosa
poco común— conversar horas y horas. El jueves 5, Martínez
regresaba por la tarde a Buenos Aires, con un reportaje no
sólo exclusivo, sino diferente: es el que se despliega en
páginas 18 a 20.
*REMATES: Un remate de arte es un terreno erizado de
secretos, tensiones, esperanzas y suspenso, que el público
rara vez percibe. Una redactora de PRIMERA PLANA hizo el
reconocimiento de ese terreno durante toda la semana que
precedió al remate de la colección Palanza, la subasta más
espectacular realizada en Latinoamérica en los últimos años.
En los pasillos, sótanos, depósitos y oficinas de las
galerías Witcomb, ella pudo entrar en contacto con las obras
de arte de la colección. Allí cuchicheó con coleccionistas
argentinos y extranjeros, con compradores recién
desembarcados de Europa o de Chile, con periodistas de
noticiarios cinematográficos ingleses o brasileños. Habló,
casi vivió con los rematadores; pudo ver, inclusive,
amenazadores anónimos llegados por correo. Conversó también
con los agentes de policía que, disimulados entre el
público, cuidaban las pinturas. El resultado de esta
investigación se expone ahora en páginas 32 y 33.
Hasta el próximo martes.
EL DIRECTOR
10 DE SETIEMBRE DE 1963
un
aporte de Héctor Álvarez
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