CARTA AL LECTOR
DIRECTOR JACOBO TIMERMAN
*USA: Los dos balazos que el 22 de noviembre acabaron con la
vida de John Fitzgerald Kennedy han abierto una de las más
espinosas incógnitas de la historia norteamericana. El
asesinato de Dallas, como una marea, extendió por todo el
mundo la misma cantidad de presagios y de especulaciones;
hoy, la oscuridad en torno de tan ingrato episodio es tan
maciza como hace
una semana. El tiempo transcurrido no ha hecho más que
agrandar las contradicciones, florecer las sospechas,
facilitar las profecías, unir en una turbia cadena a un
presidente, un ex infante de marina y un dueño de cabarets.
Sucede que, inevitablemente, la caída de Kennedy y la fábula
policial que la siguió trascienden las fronteras y ponen a
Estados Unidos al borde de dos abismos: el interior, que
envuelve a los mecanismos judiciales (ver página 12), a los
partidos políticos y al pueblo entero. Y el exterior, que
coloca a la Casa Blanca en su papel de rectora de Occidente
—papel que Kennedy selló con su visión—, frente a la
continuación de una línea difícil, de áspero desarrollo. En
el centro de los dos vacíos, el presidente Lyndon Johnson
quizá sea uno de quienes pueda contestar con sus futuras
decisiones si la muerte de Kennedy fue la obra de un loco o
el epílogo de un golpe de estado. En las páginas 9 y 11 se
presenta, en sus agudas ramificaciones, este encendido
problema.
*ARGENTINA y CHILE: El argentino ha sido educado en la
creencia de que no hay en el universo país más generoso que
el suyo. Sin embargo, en cuanto cruza la cordillera, y si
consigue penetrar el velo de la cordialidad chilena,
descubre de pronto que es un "imperialista", culpable de
haberse apropiado de la Patagonia —además de Cuyo y Tucumán—
y hasta de inconfesables designios referidos a una "marcha
hacia el Pacífico". Esta experiencia es la que hizo la
semana pasada un redactor de PRIMERA PLANA, comisionado para
medir los sentimientos chilenos para con la Argentina (ver
páginas 18 a 20). La "cuestión de Palena" —así llamada
impropiamente para suscitar en el pueblo chileno un reflejo
defensivo— no es sino el aspecto más urticante de una
cuestión más general. La presión demográfica chilena, debida
a la atracción que ejercen los comparativamente altos
salarios argentinos, es un instrumento de política que
podría causar futuras dificultades en la Patagonia.
*EL FUTURO: Desde distintos lugares de la Argentina y del
resto del mundo llegan ahora noticias sobre presuntos
"videntes" que habrían vaticinado, con mayor o menor
anticipación, el trágico fin de John Kennedy. En la mayoría
de los casos, se trata de noticias dignas de crédito; hay
pruebas escritas o testimonios responsables. De todos modos,
esas noticias desconciertan y tal vez, íntimamente,
atemorizan a las personas más inteligentes; ahora es fácil
observar en Buenos Aires un repunte de la vieja fascinación
que los intelectuales, y no sólo el vulgo, han sentido
siempre por las premoniciones. Los psicólogos explican que
en un mundo como el actual, donde todo puede suceder sin
previo aviso —desde el asesinato del líder más querido hasta
la puesta en órbita de un vehículo espacial de cinco
toneladas de peso, cosas ambas que sucedieron en USA durante
los últimos diez días—, son precisamente los seres más
sensibles y cultos quienes experimentan en toda su magnitud
la inseguridad, la incertidumbre. En páginas 25-26 se
incluyen los resultados de una amplia investigación
realizada en el sombrío mundo de los videntes.
Hasta el próximo martes.
EL DIRECTOR
3 DE DICIEMBRE DE 1963
Revista Primera Plana
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