CARTA AL LECTOR
*VILLAS MISERIA: Hace pocos días, un obispo argentino se vio
precisado a explicar públicamente que, al formular un elogio
a los universitarios que en una villa miseria de Buenos
Aires están trabajando para elevar el standard de vida de
sus habitantes, no había querido, en modo alguno, sugerir
que los jóvenes estudiantes fueran comunistas. Esta anécdota
podría figurar en una divertida antología humorística si no
reflejara una penosa realidad: los temores, los prejuicios y
las irracionales prevenciones con que los habitantes de la
capital argentina tratan de tapar el lacerante problema que
plantean las villas.
Con respecto a las villas y a sus habitantes se ha creado
una situación que, al menos metafóricamente, podría llamarse
esquizofrenia colectiva. Cuando el invierno se desploma
sobre la ciudad, cuando llueve durante semanas y la
sudestada tapona con barro y frío los callejones de la
ribera, corre de casa en casa una onda eléctrica de lástima
y conmiseración: entonces se amontonan frazadas y camisetas
para los "pobreeitos" de las villas, y algunas señoras
sensibles llegan a desprenderse de sus abrigos de pieles.
Dos días después, sin embargo, las mismas señoras explican,
mientras sorben el té, que ''esas gentes" son irredimibles,
que gastan todo lo que ganan en alcohol, que viven en
casillas pero tienen televisores y lavarropas. . . sin que
nunca haya prendido el argumento irrefutable de que, en el
90 por ciento de las villas, no hay suministro de
electricidad. Una profunda aunque por momentos resistida y
saboteada investigación hecha por sociólogos y
universitarios contribuye, empero —ver páginas 32-33— a
revelar una realidad no menos amarga que la que se intuía,
pero con mejores posibilidades de superación.
*RELIGIÓN; Cuando murió, hace ya más de una centuria, la
sombra había sepultado la inmensa obra del sacerdote y
pensador italiano Antonio Rosmini, una obra a cuyo olvido
contribuyó el Santo Oficio, Pero el paso del tiempo fue
demostrando, luego, que Rosmini no sólo había sido un
apasionado ministro de Dios sino, además, un filósofo de
imponente magnitud. Sus defensores comenzaron a surgir en el
mundo entero; Paulo VI insinuó, inclusive, la posibilidad de
un desagravio definitivo por parte del Vaticano. En la
Argentina (página 35), la reivindicación de Rosmini también
tiene su epicentro: es una entidad que funciona en San
Andrés, provincia de Buenos Aires, cuyos integrantes creen
que el espíritu del Segundo Concilio ya estaba, en germen,
en las renovadoras ideas de Rosmini.
*BODAS: La princesa Irene llamó por teléfono a la reina — su
madre— y le pidió por última vez que asistiera a sus
esponsales. "Es imposible —contestó Juliana de Holanda—.
Veré la ceremonia por
televisión." AI día siguiente, Carlos Hugo de Borbón y Parma
desposaba a Irene en una basílica romana y se cerraba un
agitado ciclo de polémicas que durante cuatro meses conmovió
a la familia real, al parlamento neerlandés y a toda una
tradición religiosa. Cuatro meses durante los cuales una
muchacha rubia, de 24 años, tuvo que escoger entre perpetuar
las inflexibles normas de su casa (la de Orange-Nassau, que
lleva 4 siglos y medio en el poder) o ponerse a tono con la
realidad de la época que vive. Optó por lo segundo: sus
lágrimas del miércoles pasado, en Roma, debieron recorrer
casi 2.000 kilómetros para llegar a un castillo holandés, al
receptor frente al cual se habían agolpado sus parientes
(ver páginas 20 y 21).
Hasta el próximo martes.
EL DIRECTOR
5 DE MAYO DE 1964
DIRECTOR JACOBO TIMERMAN
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