Año III Buenos Aires, 21 al 27 de setiembre de 1965 Nº 150
CARTA AL LECTOR
Fue como si los argentinos mirasen por la ventana, porque el mundo estaba allí afuera y lo que ocurría era apasionante. Mientras por las calles de Buenos Aires se paseaba un recién llegado de ese
mundo, el Presidente italiano Giuseppe Saragat, y mientras las quizá últimas escaramuzas guerreras se libraban el viernes en Cachemira, algo decisivo estaba pasando en el centro de Europa: treinta millones de alemanes se disponían a votar para elegir el quinto Parlamento de la República Federal, luego de una campaña en la que estuvieron comprometidos novelistas y poetas famosos. El domingo 19, al promediar el escrutinio, el secretario de redacción, Osiris Troiani, puso fin a un viaje de dos semanas por el territorio alemán, durante las cuáles acompañó en sus giras a los candidatos, y envió, desde Bonn, un minucioso informe cablegráfico, que se transcribe en las páginas 24 a 26.
En Roma, Pablo VI abría la cuarta sesión del Concilio con otro mensaje de paz y aprontaba sus valijas para un viaje a las Naciones Unidas; en Noruega, la derecha se imponía al laborismo luego de tres décadas de hegemonía; más secretamente, el corresponsal de Primera Plana en Madrid —Armando R. Puente— culminaba una larga pesquisa en Badajoz sobre la muerte del general, Delgado, un portugués casi mítico a quien sigue viéndose como el símbolo de la oposición al régimen de Oliveira Salazar. Sus revelaciones, publicadas entre las páginas 36 y 38, son las más completas y esclarecedoras que se hayan publicado hasta el presente en la prensa mundial. Pero Primera Plana abría, a la vez, su propia ventana. Al cabo de tres meses de prolija preparación, se incorpora a este número, por primera vez, un suplemento mensual en el que las modas, las eos-ti imbres, los hechos sociales y hasta el paso del tiempo cobran un acento particularísimo: el acento de lo absolutamente argentino. Tanto la portada de ese suplemento —Primera Dama-— como la de este número tienen un aire de familia; detrás de las dos es posible adivinar el estilo de un solo autor: el fotógrafo Eduardo Comesaña.
Hasta el martes próximo. EL DIRECTOR
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