"La verdad es que yo no tenía ganas de complicarme la vida con una revista", se acuerda, ahora, Victoria. Pero Sur imprimió su primer número en la imprenta de Colombo, llevada de Areco a Caballito, bautizada por Ortega desde Madrid y soplada por los pulmones de Eduardo Mallea, de Guillermo de Torre, de Alfonso Reyes, de Jules Supervielle. Su padre, que murió aquel mismo año, le pronosticó: "Vas a arruinarte, Victoria". Y ella no se arruinó, "pero estoy en camino. Siempre fui una Mecenas sin plata suficiente para serlo".
|