Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

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Año IV Buenos Aires, 14 al 20 de junio de 1966
CARTA AL LECTOR
El jueves 2 de junio, el corresponsal de un diario europeo alertó, desde Buenos Aires, a su jefe de redacción: pedía un lugar destacado en la primera página para el relato de un levantamiento militar que juzgaba inmediato. No fue una alarma exagerada: toda esa semana estuvo sembrada de rumores y versiones sobre una inminente interrupción del orden constitucional argentino.
Con el paso de los días, y mientras el Gobierno intentaba salir de su espeso letargo y ensayar alguna reacción (páginas 12/13), nuevos rumores y versiones volvieron a referirse a su estabilidad. El principal foco de atención seguía estando en las Fuerzas Armadas, si bien todo vaticinio sobre futuras actitudes, toda noticia cierta y comprobada, inclusive, era materia de controversia. Que el tema no puede soslayarse, está dicho en el reciente discurso del general Pistarini y en su contracara oficialista, el comunicado que la Secretaría de Guerra arrojó al Gobierno, como salvavidas, la noche del 1º de abril, Ambos documentos no constituyen indicios únicos: otros, a menudo ignorados, se incluyen en el artículo central de este número.
EL DIRECTOR

EL RUMOR
Por Enrique Pichón -Riviere
El rumor es la comunicación masiva y difusa, centrada en la información de que un hecho —de características no explicitadas— va a suceder. Es "un mensaje subliminal susceptible de ser realimentado e intercambiado. El rumor tiene un contenido manifiesto y otro latente que puede ser interpretado, operativamente, como un sueño. La transmisión en cadena que caracteriza al rumor tiene como punto de partida un hecho real pero distorsionado. Una situación de tensión, un clima de expectativa determinado siempre por factores socio-económicos, conducen a la modificación de la percepción de un hecho y a su deformación. La información es transmitida rápidamente, porque su índole subversiva despierta tal monto de ansiedad que obliga a depositarla en otro.
¿Por qué se infla la información a través de sucesivos pasajes? Porque la noticia, de alguna manera, "golpea" en algún punto vulnerable del receptor, lo conmueve y se difunde a una velocidad proporcional a la universalidad de los intereses que el rumor afecta. La desconfianza básica se instala, y, en consecuencia, disminuye la capacidad de discriminación.
Una vez estudiada la emergencia del rumor, trataremos de comprender las estructuras sociales que funcionan como substratos de la situación de crisis que se caracteriza por un estado de anomia, o desintegración social que, cuando llega a ser dominante, puede llevar al suicidio masivo o a sus equivalentes (quiebra). La violencia subyacente producida por la acumulación de frustraciones prepara el clima de donde emerge —sobre un hecho real pero desplazado y distorsionado, cuya difusión encuentra expeditas las vías de comunicación, porque el miedo y la expectativa mueven a absorber el rumor— esa pareja transmisor-receptor. Esta va a multiplicarse y extenderse cubriendo un área con tanta más intensidad cuanto más sea sentida la incertidumbre e inseguridad centradas alrededor de un problema básico: la necesidad. El individuo tiende a revisar sus ideologías y asume una actitud crítica, adquiriendo mediante la divulgación del rumor una cierta seguridad: la de estar ya en la acción.
Cuando el rumor no se resuelve a través de cualquier forma de acción provoca en el individuo un grado de inquietud tal que lo paraliza; particularmente, esto se observa en personas de la clase popular donde el grado de inseguridad es mayor. La disminución de la productividad es su consecuencia.
En una situación normal, una serie de grupos con roles más o menos especificados y algunos institucionalizados rodean al Poder: el grupo de interés como función genérica con sub-roles de presión, de tensión y de poder. El dinamismo que preside la operación de esos grupos está relacionado con la pretensión de la participación de la decisión política. Desde este punto de vista pueden ser ubicados espacialmente, tomando como centro al Poder: los de presión colocados a su mismo nivel, los de poder por encima de él y los de tensión por debajo, distinción entre grupos de interés y factores reales de poder esclarece el panorama de las operaciones de los distintos grupos.
Los factores reales de poder son aquellos que rigen una sociedad determinada (la fuerza y la actividad efectiva del Poder). Es decir, que son los instrumentos de poder organizados para que éste exista, se manifieste y actúe. El grupo que llamaremos Poder político central del Estado opera, a su vez, con el auxilio de dos grupos instrumentales: 1) el tecnoburocrático, y 2; el militar, más la policía civil como su prolongación. Las funciones de este último grupo están encargadas de determinados roles que, mientras se mantengan institucionalizados, aseguran la obediencia, el orden y otras normas. Así el Poder logra identidad y dominio.
Cuando sobrepasan el encuadre institucionalizado y obran autonómicamente, se convierten en árbitros del Poder como de la propia sociedad civil. Las FF.AA. y la burocracia no son grupos de interés sino instrumentos del poder efectivo o "factores reales de poder". En especial es el grupo militar (o poder militar o Fuerzas Armadas) el que, abandonando sus funciones de defensa exterior, instrumental del Poder, comienza a actuar por su cuenta. El camino de la ley es abandonado, el orden civil se torna inestable o desaparece, la democracia muere.
El conflicto básico que aqueja a toda estructura es entre el poder militar y la autoridad civil. Los grupos armados operan de tal manera que cuando no constituyen el poder de hecho actúan como agresores potenciales y son gestores del proceso de desintegración de las instituciones políticas (anomia). Cuando se produce un golpe, el pueblo pierde súbitamente su protección, cunde el pánico y se siente inerme. Así, las FF.AA. pasan de instrumento del Poder central a convertirse en partido político armado, o de facción o de grupo de presión.
El otro grupo instrumental, el tecnoburocrático, puede actuar como grupo de tensión. En cuanto a los grupos de poder pueden ser definidos más que por su totalidad por la actividad de personeros de un grupo de interés que ocupan puestos de mando con la categoría de subclases o grupos de presión. Tal es el escenario y los personajes que están hoy, en pleno ensayo general, con el telón bajo.

 

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