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Año VIl - Buenos Aires, 25 al 31 de marzo de 1969 - Nº 326
A comienzos de febrero, Primera Plana revelaba la existencia de un serio conflicto entre el Obispo de Rosario y un sector de curas, seminaristas y laicos (Nº 319, páginas 24/26). Dos lectores protestaron, a renglón seguido, por considerar que el artículo magnificaba los alcances del pleito, con el fin exclusivo de enlodar a la ciudad. Quizá se llevaron un chasco, días más tarde, cuando el propio monseñor Guillermo Bolatti, en su Pastoral de Cuaresma, reconoció la inminencia de una crisis e invitó a sus opositores a una tregua.
En ese momento escribimos: "Todo hace pensar que este año será para monseñor el más agitado de los 57 que lleva vividos" (Nº 324, pág. 30). Así fue: la semana pasada, una treintena de sacerdotes de la diócesis renunciaba sus cargos, un hecho único —al menos por el volumen de los dimitentes— en la historia de la Iglesia Católica argentina. Estos episodios, cuyas últimas estribaciones se relatan en las páginas 8/9, acaso demuestren con mayor claridad que Primera Plana no buscaba ensañarse con nadie; pretendía —es su norma— informar con hondura y objetividad.
Pero no sólo en Rosario —que además padecía de disturbios estudiantiles— y en Tucumán se agitaban las aguas sociales: también en Córdoba. Del caso Valinotto a la "brigada fantasma", de las objeciones contra el Consejo Asesor a la resistencia vecinal por los nuevos impuestos, una fuerte tormenta se cernía sobre Carlos José Caballero, el Gobernador que goza de mayor simpatía en la Casa Rosada.
No obstante, la denuncia de posibles irregularidades administrativas o el agolpamiento de las críticas hicieron sospechar a los observadores que acaso Caballero recibe los embates de una ofensiva tendiente a desplazarlo, y que esa ofensiva bien podría surgir de los despachos oficiales de Buenos Aires. El Secretario de Redacción Roberto Aizcorbe investigó el proceso en Córdoba y en la Capital Federal: sus conclusiones se editan en las páginas 80/83.
Hasta el martes próximo. EL DIRECTOR.
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