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AÑO IX • Nº 439 • BUENOS AIRES, JUNIO 29, 1971
Pronto a "colocar el caballo delante del carro", el Presidente inaugura la etapa de las decisiones económicas. Aunque su sentido común no logró armonizar la semana pasada los tres enfoques antagónicos que le presentó el Gabinete, el jueves quiso adelantar la nueva "filosofía" oficial: un eclecticismo libre de fórmulas académicas, diferenciado de la tecnocracia a lo Krieger por un nítido, cálido espíritu de promoción popular (página 10).
Cuando el último de los mandatarios constitucionales fue derrocado, el aniversario de ese acto se vuelve presente, actualidad. Más aún, cuando varios de los protagonistas acceden a recordar y juzgar los antecedentes, el día y las consecuencias de por qué Arturo Umberto Illia era barrido, aquel 28 de junio de 1966, por las Fuerzas Armadas. Illia, Julio Alsogaray, Pascual Pistarini, Roberto Roth y Jorge Klappenbach tienen la palabra en la página 38.
Por el momento, nada de pensar en casarse. Lo que sí se admite, cautelosamente, es trabajar e intervenir en política. El plenario de los Obispos argentinos, reunido en San Miguel, se limitó a recortar las esperanzas de los clérigos. Obvió, empero, las definiciones externas. Ni discutieron el documento pontificio sobre la justicia, ni rompieron su deliberado silencio ante las iniciativas del Gobierno Lanusse. Un pronunciamiento por la vía negativa (página 15).
Si alguien pensó que en esa bala con la que se voló la cabeza se diluía también su presencia en la literatura de los últimos diez años, estaba equivocado. Islas en el Golfo, novela que Papá Hemingway terminara hacia 1952 y que ve la luz, virgen de correcciones, es una de sus producciones fundamentales, una summa en la que el viejo artesano conjura todos sus temas, una fiesta inigualable del lenguaje. La cacería literaria empieza en la página 36.
Si el fútbol es pasión, el equipo que asoma un potencial superior al de sus pares será tema de interés. San Lorenzo de Almagro lo es; llegó donde está con una actitud: la de abrir paso a la juventud, desplazando a las vedettes que le habían acercado un éxito espectacular, en 1968, e incontables trastornos en adelante. Caras desconocidas, sangre nueva, ambiciones intensas, ocuparon el lugar del fútbol fatuo. Las razones, las conclusiones, en la página 62.
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