INFORME ESPECIAL
HABLA PERÓN: A CALZÓN QUITADO
Todos pretenden ser intérpretes del pensamiento de Juan Perón, pero los enfoques son múltiples, heterogéneos, contradictorios. Nadie mejor que él mismo para brindar el núcleo de su concepción política, económica e histórica, Superando el plano de la anécdota, primera plana presenta la última exposición doctrinal del Jefe Justicialista, extraída de una cinta magnetofónica que circula en exclusivos núcleos de su partido.


Mágicas Ruinas
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Nosotros hicimos realmente una revolución en el país. Viendo los anales de la legislación argentina, las dos terceras partes es legislación nuestra: una tercera parte es de ellos. Hicimos un cambio total en el aspecto constitucional, en cualquier aspecto que se nos tome. Por ejemplo, la parte sindical: hasta 1945, un sindicato era una asociación ilícita. No tenía status institucional porque la Constitución no lo consideraba. Nosotros, al incorporar los Derechos del Trabajador a la Constitución del 49, se lo dimos, porque uno de los derechos de los trabajadores es asociarse para la defensa de sus intereses profesionales. Entonces, ya es una asociación lícita y de bien público. Como éste, hay cincuenta mil casos. Todo eso fue haciendo una revolución, pero una revolución pacífica, modificando todo ese ancestro reaccionario que traía el país para convertirlo, por lo menos, en un país un poquito más civilizado.
Y la gran satisfacción que yo tengo aquí en Europa es que se está afirmando lo que nosotros ya sosteníamos: la Tercera Posición. Ahora también la Iglesia habla de los Derechos del Trabajador, pero 25 años después ...
Esta Tercera Posición hizo que en nuestro país el comunismo nunca fuera problema. Tenían sus boletas, iban a elecciones, lo que no tenían era votos. Ahora hablan en la Argentina de la actividad de los comunistas. El comunismo en nuestro país lo crean, es como un gran pretexto. Estoy conectado con casi toda la gente de izquierda en nuestro país. No, es un comunismo
nuevo, un comunismo nacional, es decir, un socialismo nacional.
EL IMPERIO BIPOLAR
El socialismo internacional dogmático que nace de las teorías marxistas ya en el mundo está en baja. Vean, no es un secreto para nadie que cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, en 1945, se reúnen en Yalta el imperialismo yanqui y el imperialismo soviético. Allí, ellos arreglan el asunto. Hacen las conversaciones —estaban Stalin, Churchill y Roosevelt— y dividen el mundo. Trazan una línea y dicen: de acá para allá es de ustedes, de acá para allá es de nosotros. Una, donde debía dominar el imperialismo soviético, y otra, para el imperialismo yanqui. Trazan una línea para no tener conflictos jurisdiccionales. Después, hacen una posterior reunión en Postdam y allí establecen tratados donde se consolida toda esa situación. Por eso vemos fenómenos como, por ejemplo, que Estados Unidos interviene con veinte mil marines en Santo Domingo, con el OK de los rusos: como, después, las tropas del pacto de Varsovia ocupan Checoslovaquia con el OK de los norteamericanos. Es decir, en el mundo se está haciendo efectivo lo que ellos trataron en Yalta y protocolizaron en Postdam. Estos dos imperialismos, que han establecido un modus vivendi, lo que ellos llaman coexistencia pacífica, es decir, un conformismo imperialista, tratan en el mundo de nacer un nuevo imperialismo global. El mismo de toda la vida, pero con otros nombres.
Hoy se lucha por las colonias en el mundo. Claro, ahora ya no se llaman colonias sino países satélites. En Occidente todos van siendo países satélites de los Estados Unidos. Vea usted lo que está pasando en toda Latinoamérica, lo que está pasando aquí, en España.
Muy bien, del otro lado, pasa exactamente lo mismo, desde Lituania, Letonia, Estonia, Polonia, Alemania Oriental, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, Rumania ... Salvo Yugoslavia, porque eso ya está parado, ya es otra cosa, pero los demás son países satélites del imperialismo soviético.
Muy bien; tanto los institutos tecnológicos norteamericanos como los institutos tecnológicos rusos están trabajando sobre esa situación. Ellos saben que los imperialismos siguen un desarrollo parabólico: nacen, crecen y después envejecen y mueren. Basta mirar desde los fenicios hasta nuestros días para ver qué queda de esos grandes imperialismos. Los que han tenido un poder extraordinario —pensemos en Roma, incluso en Egipto—, todos los imperialismos tienen un desarrollo parabólico como el hombre. El hombre sigue el mismo proceso por fatalismo biológico; ellos por fatalismo histórico, pero todos recorren el mismo camino. Eso ellos lo están viendo. ¿Por qué? Y, porque ya están en decadencia, porque ya han pasado el vértice de la parábola y comienza el descenso. Por eso ya el comunismo, que fue una esperanza para una gran parte de la humanidad, está totalmente perimido: ya nadie piensa que el comunismo pueda ser una solución para ningún país. De la misma manera se pensó, después de la Revolución Francesa, que el capitalismo era una solución para el mundo. Hoy ya todo el mundo sabe que eso tampoco es solución. Es decir, hay una Tercera Posición, que es la justa. O sea, una democracia a base de una comunidad organizada, que realice su país. 
LA INTEGRACIÓN CRECIENTE
Ahora, es verdad que en el mundo se está produciendo un fenómeno de transvasamiento por integraciones. Toda la evolución del mundo ha sido siempre en base a nuevas integraciones. Comienza el hombre aislado, la familia, la tribu, la ciudad, el estado primitivo, el estado feudal y la nacionalidad. Ahora ya comienzan a integrarse los continentes. Es decir que próximamente, dice Toynbee, vendrá la integración total del mundo. Muy bien, pero eso es un proceso de evolución que se está produciendo en el mundo Eso los imperialismos lo ven. El nacimiento y la integración de un Tercer Mundo en base a la integración continental es un peligro para los imperialismos. Entonces, los institutos tecnológicos ya están estudiando la situación del año 2000, que es la que ellos tienen que compulsar ahora. Y así como los institutos de ellos estudian eso, los institutos nuestros del Tercer Mundo están estudiando, también, lo que va a ser el Tercer Mundo en el año 2000.
Es decir, ya hay un enfrentamiento: imperialismo contra Tercer Mundo. El Tercer Mundo comienza a integrarse. Ya está integrada Europa, Está integrada el África. Se está integrando el Asia. Ahora que, indudablemente, los imperialismos lo ven, están tratando de hacerse fuertes para el año 2000.
¿Cómo será el año 2000? Hay que darse cuenta que si hoy el mundo tiene una población de 3.500 millones de habitantes, la mitad está hambrienta. ¿Qué será el año 2000, cuando la población de la Tierra tenga 7.000 millones? Ahí está la cosa. En un mundo superpoblado y superindustrializado, ¿cómo será el año 2000? La crisis va gravitando sobre dos elementos fundamentales: la comida, para la superpoblación, y la materia prima, para la superindustrialización. Entonces, ellos ya están en los institutos aconsejando a los imperialismos que piensen en eso. Por eso la idea de conquista, la idea de hacer un nuevo colonialismo con estos dos imperialismos en marcha. Ahora, después de Postdam, ellos, en Naciones Unidas, comienzan ya esta política de penetración y ocupación. ¿Cómo la realizan?. Se ponen de acuerdo y dicen: hay que quitarles todas las colonias que tienen los países europeos. Los países europeos son los que tienen colonias, ¿cómo se las van a quitar?. Ah, muy simple: les hacen declarar independencia y gobierno propio de esos países y después ellos van y los ocupan. Los yanquis, a la usanza anglosajona, por penetración económica; los rusos, por la penetración ideológica y la ocupación militar, después. Eso está en marcha en el mundo entero. Porque la superpoblación no es un fenómeno que obedezca sólo al número de habitantes, sino a la relación que hay entre el número de habitantes y la disponibilidad de medios de subsistencia. Muy bien, ya ha habido antes superpoblación en el mundo y cuando la hubo, los fenómenos se han resuelto con dos soluciones: una, la supresión biológica, de la que se encargan la guerra, el hambre y sus consecuencias. La otra es el reordenamiento geopolítico. Estamos viviendo una etapa de esa naturaleza en la mayor parte de los grandes centros de atracción del mundo. Entonces ellos ya están pensando en esos dos elementos fundamentales que son los que hay que tomar. Por eso, ellos en Naciones Unidas hacen efectiva la independencia de todas las colonias, quitándoselas a los europeos. Pero a renglón seguido, van ellos a ocuparlas. Vean todo lo que pasa en el Congo, en el África: en Indochina, toda la guerra de Vietnam, la lucha de Estados Unidos por apropiarse de esas regiones de reservas. De la misma manera ustedes ven Latinoamérica, donde todos los días penetran. Y el caso argentino, allí, es un caso bien flagrante de este tipo de ocupación.
Fíjense, ellos aprovechan la situación diríamos un poco anárquica que vive la América latina y en todos los países hacen lo mismo. Esto comienza en el año 1956, en la primera reunión de Presidentes de América, en Panamá. adonde va Aramburu. Allí ya se establece la entrega, es decir, los Comandos en Jefe se hacen cargo de eso y tienen una reunión posterior —dos años después— en Costa Rica. Y ahí ya se establece que la palabra de los Estados Unidos es la siguiente: "Como ya no puede haber guerras internacionales, las Fuerzas Armadas tienen que ser las defensas contra el comunismo y deben tomar el poder". Ya empiezan. La prueba está que después de la reunión de Costa Rica comienzan, en todos los países latinoamericanos, a dar golpes de Estado los Comandos en Jefe y a tomar el gobierno. Lo nuestro es una consecuencia de eso mismo. Primero fue Brasil: después fueron todos: Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, todos.
Todo ese proceso es un proceso dirigido, no se produce porque sí. La prueba está que en todos los países nuestros se procede exactamente igual. Uno lo va viendo en la Argentina con la llegada de Onganía. A nosotros, que hicimos realmente una revolución, nos costó dos años de preparación. Primero para tener, diremos así, la preparación humana —que hicimos desde Trabajo y Previsión— y la preparación técnica —que la hicimos desde el Consejo Nacional de Postguerra —. Nos costó dos años de trabajar día y noche para poder llegar. Una revolución no se puede hacer improvisada. Hay que preparar las cosas y luego lanzarlas cuando ya esté en marcha el proceso. Cuando yo vi que llegaba este muchacho y que iba a hacer la "Revolución Argentina", me hizo gracia, porque si nosotros llegamos después de dos años de prepararla y tuvimos que resolver miles de problemas, ¿cómo iba a creer yo que este hombre iba a andar? Tenía que fracasar. Llegaba allí como peludo de regalo a hacer una revolución . . .
POR QUE FRACASÓ ONGANÍA
Lo que le pasó a él fue muy simple. Llegó allí sin control y se encontró con este problema. Eligió su gabinete: los que hacían ejercicios espirituales con él, por un lado (esos trasnochados de toda la vida); un sector del Ateneo de la República, que son esos nacionalistas macaneadores que hace cuarenta años que vienen hablando y nunca hacen nada; un sector agroexportador, que son Salimei y compañía, y un remanente del sector gorila, que son Señorans y todos esos tipos. Estos grupos, en vez de gobernar, se empiezan a pelear entre ellos para ver quién se va a quedar con el poder detrás del trono.
Entretanto, el Fondo Monetario Internacional, del cual se han hecho socios estos ..., que es el que realmente gobierna, le empieza a cerrar el crédito a la República Argentina en todas partes. Cuando el país está casi en cesación de pagos, le presentan el problema a Onganía y él no tiene más remedio que decir cualquier solución. ¿Cuál es la solución? Cambiar de gabinete y nombrar
uno nuevo. Claro que al presentársele eso, ya ha mandado a su Ministro de Economía a pedir limosna por todas partes y el crédito se ha venido abajo. Si un Ministro de Economía va a pedir limosna, imagínense, el país de ese Ministro pierde el crédito totalmente.
Muy bien, se le presenta el Fondo Monetario Internacional y dice: "Nosotros le abrimos el crédito, pero necesitamos garantías". ¿Cuáles? "El Ministro de Economía lo nombramos nosotros." No tiene más remedio que aceptar. Entonces ellos sacan de una de sus compañías, del monopolio yanqui, a un empleado y se lo ponen de Ministro de Economía. Eso era Krieger Vasena, un empleado de ellos. Y ¿qué es lo primero que hace Krieger Vasena cuando llega allí? Estabiliza la moneda. No encuentra nada más peregrino que de 120 por dólar que estaba (o 160 ó 130, no me acuerdo), baja el peso a 350. A renglón seguido los yanquis se compran todo por moneditas. Fíjese usted que se compran veinticinco bancos en un mes. ¡Veinticinco bancos! Más de cien empresas industriales, es decir, todas las empresas de punta. La industria que nosotros habíamos creado se la compran por chirolitas. A renglón seguido comienzan a comprar tierras, toda la zona uranífera de Mendoza ...
LA INDEPENDENCIA ECONÓMICA
¿A qué obedece? Y... a lo que venimos diciendo. Están tomando las fuentes de riqueza del país, porque ahí es donde lo toman al país. De manera que esto obedece a un plan que se está realizando. Yo lo conozco perfectamente bien, porque cuando yo llegué en 1946, al gobierno le pasaba lo mismo. Sólo que todavía no habían penetrado tanto los yanquis. Pero todos los servicios públicos pertenecían a los norteamericanos o a los ingleses. Todos los transportes de nuestra exportación estaban en manos de los ingleses o de los norteamericanos. El sistema bancario era un sistema bancario para ellos. La deuda externa era de 3.500 millones de dólares y por amortización e intereses de eso, y por servicios financieros de las empresas extranjeras, nosotros pagábamos de mil a mil doscientos millones de dólares anuales, en divisas. Es decir, que el pueblo argentino estaba trabajando para pagarles sus trampas.
¿Qué hicimos nosotros? Cuando yo llegué allí, teníamos que poner en marcha un plan quinquenal. Había 800.000 desocupados a los que debíamos dar ocupación. Y contábamos con un plan quinquenal listo para crear trabajo y dar plena ocupación al país. Imagínense, en un país en que está todo por hacerse, ¿cómo va a haber casi un millón de hombres sin trabajo? Eso era ridículo.
Muy bien, el asunto nos costó a nosotros una semana de reuniones casi sin salir de la Casa de Gobierno, hasta resolver el problema. ¿Cómo lo resolvimos? En primer lugar, evitando la evasión. Porque el sistema bancario lo había hecho Otto Niemeyer, un inglés, y lo había hecho para los ingleses, para poder llevarse después la plata que se producía con el trabajo argentino, para Inglaterra o para los Estados Unidos. Lo primero que hicimos fue una ley bancaria que no permitiese la evasión. El sistema financiero internacional es un sistema de vasos comunicantes. Sólo que nosotros no teníamos una llave para cerrar y evitar que se lo llevaran afuera. Hicimos la llave, que fue la reforma bancaria: evitar que nos descapitalizaran a través de los bancos.
Cuando cerramos ese agujero, nos dimos cuenta que a través de la exportación nos llevaban la mitad de las divisas, porque exportaba Bunge y Born, como ahora. Y como Bunge y Born es una compañía inglesa internacional, vendía la filial de Buenos Aires a la filial de Pakistán, por ejemplo. Indudablemente que los precios a los que ellos facturaban, eran la mitad de los precios a los que habían vendido, de lo que sacaban como provecho de la venta en otras partes. Y fácil: a un cónsul lo untaban un poquito, le certificaba eso y . . . Si ellos habían exportado por mil millones de pesos, traían 400 o 500 millones; el resto se lo tragaban y el país se iba quedando sin divisas así. Cuando vimos eso, hicimos la ley de cambios. Estableció un control ajustado a la exportación, ya no pudieron tragar por allí.
¿Sabe cómo nos birlaban? Hacían contrabando de exportación. Entonces nos sacaban todas las divisas. Vino el IAPI, que acabó con toda esa exacción. Cuando nosotros vimos todo eso, ordenamos la construcción de la marina mercante. Ya eso también quedó en el país. Es decir, había un colador a través del cual se escapaba todo el producto del trabajo argentino. Cuando se taparon los agujeros, entonces se empezó a juntar plata.
¡En 1947 nosotros no sabíamos qué hacer con la plata! Vean cómo nos robarían, que con dos mil millones de dólares que nosotros teníamos que pagar en el 46 y parte del 47 —mil millones cada año— compramos todos los servicios públicos, hicimos una marina mercante y entonces los servicios financieros que antes eran de mil a mil doscientos millones, bajaron a 90 por año.
Indudablemente, cuando tuvimos todo ese dinero, poner en marcha un país que está detenido es como poner en marcha una empresa: se hace a base de inversión. Entonces nosotros, cuando juntamos la plata, lanzamos una inversión en masa. Y el país se puso en marcha con el Primer Plan Quinquenal: 76.000 obras, que inmediatamente dieron ocupación a los 800.000 desocupados. El salario empezó a subir, porque en vez de licitarse, se remataban los buenos operarios. Tuvo que llegar un millón de inmigrantes para satisfacer la demanda de mano de obra y se pasó de una economía de miseria en que vivía el país a una economía de abundancia. Cómo sería eso, que indudablemente el ciclo económico lo proyectó. Cuando la masa tuvo poder adquisitivo —porque el consumo de la masa es lo que gravita en la economía— la gente empezó a comprar. Y entonces el consumo aumentó enormemente. Esto tonificó el comercio, que se empezó a desarrollar. El comercio demandó a la industria los elementos, y la industria demandó materia prima a la producción. El ciclo económico se tonificó e iba cada vez más arriba.
ARAMBURU Y DESPUÉS
Vinieron estos señores del 55 y. . . ¿qué hicieron ellos? Destruyeron la ley bancaria, le devolvieron a Bunge y Born la exportación, comenzó a hacerse de nuevo contrabando de exportación, aumentaron la deuda pública ... Fíjense, cuando yo caí, no teníamos deuda externa. Nosotros la habíamos repatriado toda y los servicios financieros anuales no pasaban de noventa a cien millones de dólares, para pagar a algunas empresas que estaban radicadas. Lo demás era todo dinero que quedaba en el país.
Imagínense ustedes: nosotros dejamos el país sin deuda externa y con mil millones de dólares de reserva financiera, en moneda, en el Banco Central. Aramburu en dos años se comió 2.500 millones e hizo una deuda externa de dos mil millones. Frondizi hizo otros dos mil millones: ya el país tenía cuatro mil. El viejo Illia recibió el poder con 4.500 millones de deudas. Él no amortizó ni hizo nada. Vienen éstos y reciben esa deuda. Tampoco han hecho nada. Al contrario, la han aumentado, porque no han pagado al Club de París, porque, en fin, es la debacle. Respecto de 1946, cuando yo recibí el Gobierno, quedó empeorada la situación, porque éstos han sido más bárbaros.
Dicen que nosotros empezamos con ventaja, porque nuestro país había sabido vender durante la guerra. Nos sirvió muy poco y les voy a explicar por qué. Nosotros teníamos un crédito de 1.500 millones de dólares, entre Estados Unidos e Inglaterra, por los abastecimientos de la guerra. Setecientos millones nos debía Inglaterra y ochocientos millones nos debía Estados Unidos.
Cuando terminó la guerra, lo primero que se hizo fue querer cobrar esas dos deudas. Y me contestaron, entonces, que teníamos que esperar dos años para que ellos pudieran pagarnos la deuda con bienes de capital, con maquinarias, vehículos, etcétera. ¿Qué es lo que querían ellos? Esperar dos años. ¿Por qué? Porque ya en la primera guerra nos habían robado así. Cuando terminan las guerras hay que pagarlas, es la etapa más grave, ¿Cómo se pagan las guerras? Con la desvalorización de la moneda. En el año 1948, la libra esterlina bajó un 30 por ciento de su valor por decreto del Gobierno inglés. Lo mismo que están haciendo ahora con el dólar.
Se echan abajo las monedas; los bienes de capital, cuando la moneda cae, aumentan en forma inversamente proporcional. Viene la revalorización de manufacturas y aumentan mucho más. De manera que esos mil quinientos millones nos los hubieran robado: nos hubieran pagado, quizás, en máquinas, el 15 por ciento de la deuda que tenía con nosotros. Entonces, ¿yo qué hice? Como nos debían 3.500 millones, de esta cantidad dije: "Nos descuentan mil quinientos" Si no, nos robaban.
Así empezamos a repatriar la deuda nosotros, de manera que eso no nos sirvió para nada. La plata que nosotros empleamos para movilizar al país fue plata que hicimos nosotros evitando que nos robaran. Bueno, si ustedes ven esa situación y ven cómo se solucionó ese momento, bueno, es lo mismo que hay que hacer ahora, no hay otra cosa. Hay que hacer una ley bancaria para que no nos desvalijen. Hay que evitar que a través de la exportación nos roben la mitad. Y hay que evitar que nos hagan el contrabando de exportación que nos están haciendo actualmente. De modo que todo ese proceso yo lo conozco bien, porque yo lo he pasado. Ahora bien, qué es lo que sucede en el país. Estos señores hicieron una división en tiempos. Tiempo económico, tiempo social y tiempo político, es decir como si la vida se pudiera dividir en tiempos. Lo uno tiene relación con lo otro. Eso no se puede dividir. Bueno, ellos dijeron: "Es el tiempo económico. Vamos a solucionar el problema del país.
No lo solucionaron, lo empeoraron. Luego dicen: "Llega ahora el tiempo social". Pero es que no han resuelto el tiempo económico. Ahora, ¿por qué no han resuelto el tiempo económico? Porque no han liberado al país. Para que el país pueda hacer lo que nosotros hicimos tiene que conseguir primero la independencia económica. Mientras ellos económicamente sean dependientes, el que gana es el que los maneja. Nadie es libre en un país esclavo, ¿no? Entonces, mientras ellos no se independicen económicamente, es decir, no liberen al país de los yanquis que son los que los están aplastando y exprimiendo, ellos no resolverán el problema económico. Como no lo hubiéramos resuelto nosotros si no nos liberamos. Ahora, mientras no resuelvan el problema económico, ¿cómo van a resolver el problema social? Nadie puede dar lo que no tiene. Bueno, esa es la actual situación del país. Una cosa más simple que ésa no puede haber.
Ahora, esto cuando no se resuelve ... ¿Pudiera ser que el país quedara parado? No, no. El país va pa'trás. No es que se quede parado. El país retrocede cuando no avanza. La enorme satisfacción que tengo —dentro de la pena que me produce ver al país como va a los tumbos y hacia el desastre— es ver que en todo lo que hemos venido diciendo hemos tenido absoluta razón.
LA REVOLUCIÓN EUROPEA
Pero lo curioso es que no es solamente allá, sino acá en Europa donde se está produciendo una revolución. En 1968, en París, la barricada fue la segunda revolución francesa. La primera fue en 1789. Esta fue la segunda, que como aquella empezó también en París. La prueba está en lo que ha pasado en Europa desde el 68 hasta nuestros días. La influencia de la revolución francesa del 68 está en marcha. Eso no se ha parado. Eso sigue. Fíjese usted acá. Por ejemplo, los nórdicos, (Suecia, Noruega, Dinamarca), los Países Bajos, que se consideran como los países mejor gobernados de Europa, ¿qué son? Monarquías socialistas. Inglaterra ¿por qué sostuvo un gobierno socialista? El gobierno laborista es un gobierno socialista. Alemania: los alemanes, como hacen todas sus cosas, hicieron sonar los tacos, hicieron la inclinación de cabeza, se reunieron y resolvieron hay que poner un gobierno socialista. Está Willy Brandt. En Italia se está produciendo la revolución como hacen los italianos, con mandolina y acordeón, meta bochinche y meta coso. Pero ahí lo tienen ustedes cómo está eso. Es decir, toda Europa. Ahora, ¿qué buscan esas revoluciones? Lo mismo que nosotros hace 25 años decíamos en la República Argentina. No quieren estar con uno ni con otro imperialismo, quieren integrarse a Europa para independizarse del imperialismo yanqui. Quieren mantener el imperialismo soviético en su frontera. Es decir, una Tercera Posición, desde el punto de vista ideológico y desde el punto de vista internacional.
Pero si uno ve, ¿qué buscan ahora? El participacionismo. ¡Si eso lo inventamos nosotros hace un cuarto de siglo! En fin, todo lo que nosotros hemos venido sosteniendo es lo que se sostiene hoy en Europa. Hemos sido precursores. Hemos pagado el precio que pagan todos los precursores. Pero nadie nos puede discutir eso. Yo, actualmente, estoy trabajando en un Instituto Tecnológico en París, el Instituto Tecnológico del Tercer Mundo. Mientras estuvo de Gaulle en el gobierno era un instituto del gobierno, ahora es particular, pero un poco ayudado también. Ahí nos solemos reunir, una o dos veces por año, y cada uno expone. Va gente de todas partes, dirigentes muy importantes, especialmente de Francia. Yo muchas veces he tenido oportunidad de exponerles lo que nosotros pensábamos en 1945. La gente se mira... se mira porque es lo que ellos están sosteniendo ahora. ¡Vean, es extraordinario!
Por eso les digo, yo tengo en ese sentido enormes satisfacciones, pero ... ¡los argentinos que me visitan! Ustedes no pueden tener una idea de los contra que he recibido yo aquí. Están de vuelta. Aun gorilones ... gorilones. Vienen y se desayunan ahora. Es una cosa curiosa que los argentinos hayan tardado tanto en darse cuenta. Una parte muy importante la han tenido estos gobiernos sucesivos que han habido, que no han dejado una macana por hacer. Tuvieron una gran importancia para que esa gente haya abierto los ojos, pero lo más notable de todo esto es que la juventud ... bueno ése es el futuro del país. El hecho de que la juventud sea peronista es una garantía nuestra. Nosotros hicimos un movimiento profundamente doctrinario. La gente aún no se ha dado cuenta de la enorme doctrina que nosotros hemos impartido y hemos adoctrinado al pueblo argentino. Y los padres se han encargado de adoctrinar a sus hijos y los hijos se han encargado de hacer de difundidores de nuestra propia doctrina. Y eso no lo podrán evitar. Y el futuro de la Argentina será justicialista. Ese es el triunfo nuestro. Lo demás qué importa.
¡Pero si los comunistas son cuatro o cinco! El pueblo argentino busca lo mismo, porque es la experiencia. La experiencia, vean, es la parte más efectiva de la sabiduría. La experiencia que ha tenido el pueblo argentino en estos quince años ha sido tan clara y tan profunda que ahora va todos piensan lo mismo.
La gente que reflexione se dará cuenta de que deben hacer lo que nosotros hemos dicho y hemos hecho, si no, no resolverán el problema. Aquí son objetivos sucesivos. Primero, la liberación del país, porque si no todo lo que producimos nos lo roban. Segundo, resolver el problema económico después de liberarnos. Y después de resolver el problema económico, largar el país a trabajar y resolver el problema social. Si eso no se resuelve, el problema político no tiene solución.
IGLESIA Y TERCER MUNDO
Mire, en lo que se refiere a los sacerdotes del Tercer Mundo de que tanto se habla, la Iglesia siempre ha tenido esa posición, porque la Iglesia quiere subsistir. Cuando cae el Imperio Romano, que era católico, y los Bárbaros comienzan a ocuparlo, la Iglesia colabora con los Bárbaros. Es decir, la Iglesia nunca ha tomado una posición política, porque eso es circunstancial. Ellos toman siempre una posición que esté sobre todo eso. Pero que el Papa apoya eso es cuestión de escuchar lo que él ha dicho. Dice lo mismo que están diciendo los sacerdotes del Tercer Mundo. No necesitan que tácitamente los apoye. Y ellos subsisten y viven dentro de la Iglesia porque el Vaticano los tolera. Vean, este Papa es mucho más importante de lo que creen. Vean, esto comenzó con Juan XXIII, que fue el mejor Papa que ha tenido la Iglesia en los últimos cinco siglos, no hay duda alguna. Es él que ha puesto en marcha todo esto. Este no es más que un heredero de él, que lo ha seguido haciendo, con algunos traspiés y con algunas cosas . . . La Iglesia indudablemente está en una crisis muy profunda y él tiene que defender la Iglesia. No se olvide que su función es precisamente ésa, entonces él tiene que navegar, el pobre también ... porque él tiene que bendecir urbi et orbe, es decir, tiene que bendecirlos a todos.
Ahora bien, dentro de eso está la olla podrida. ¿No? Los dogmas están siendo revisados en todos lados. Fíjense ustedes una cosa curiosa que uno ve; por ejemplo, la supresión de los santos. Se ha suprimido la mitad de los santos. En sí, la Iglesia está en una revolución. Pero, claro, tiene que hacerlo con una gran prudencia, porque la Iglesia es fuerte, pero es frágil, sumamente frágil. Entonces, tiene que tener cuidado. Vean, yo hace poco le mandé una grabación a los sacerdotes del Tercer Mundo y hay un librito donde está reproducido ese mensaje. Los muchachos del Tercer Mundo están trabajando en las villas miseria y en todas esas partes donde realmente están mejor... Vean el problema de Neuquén... El de Helder Cámara en Brasil... Es un problema de todo el mundo, no solamente allá, aquí también. Y vean que aquí la Iglesia tiene un poder tremendo. Aquí también hay muchos.
¡Si es la revolución mundial! Yo creo que han echado las bases, ya, para una nueva revolución. Ese filósofo francés, La Roche, que es de nuestro Instituto, también él dice que comienza la primera Civilización Universal. Hasta ahora, la civilización era en compartimientos estancos. Esta es la primera Civilización Universal. Él sostiene que nos encontramos ya en los umbrales. Yo creo en eso. Este proceso de integración incluso tiende a eso, a hacer una civilización común para todo el mundo, que es lo que no ha habido hasta ahora, Toynbee sostiene que el próximo paso de la integración continental es la integración universal. Lógico. El proceso nacionalista ha tenido mucha fuerza en las nacionalidades, porque todo el proceso de revoluciones en la Edad Media fue a través de una propaganda por las nacionalidades, es decir el nacionalismo, Pero ahora está siendo sobrepasado por la integración continental. Ahora vendrá el continentalismo.
Y la evolución no se detiene. En consecuencia la integración tampoco se detiene. Por cierto que el continentalismo va a suprimir al nacionalismo, como éste suprimió los estados feudales, y vendrá después el internacionalismo que terminará también con el continentalismo. Es decir, son etapas de la evolución para el futuro, que debemos irlas previendo porque ahora marcha muy rápido esto. La Revolución Francesa tardó un siglo y medio en meterse en todas partes del mundo, pero en esa época se andaba en carretas. ¿Cuánto van a tardar estas nuevas ideas en impregnar al mundo, ahora que andamos en jet?
Ahora la velocidad ha cambiado. Se ha empequeñecido la Tierra. La Tierra es chiquita. Desde un lugar de la Tierra se puede gobernar todo el planeta. Ya tenemos que ir pensando en eso, porque tenemos en la puerta el siglo XXI, empieza dentro de treinta años. Para mí todo el proceso éste se halla afirmado sobre esa integración. Por eso yo me he puesto a trabajar decididamente en el tema. El problema argentino, para mí, ha pasado a ser un problema, diríamos, anecdótico, dentro de un gran cuadro que compulsamos nosotros. Tiene mucha más importancia la integración continental de Latinoamérica que la liberación de un país.
EL HUMANISMO PERONISTA
Nosotros, durante diez años, demostramos que un país puede liberarse exteriormente. Fuimos libres y soberanos durante los diez años de gobierno justicialista. Nadie metió la nariz allí sin que llevara su merecido. Eso es un país libre y soberano. Lo que prueba que se puede liberar el país dentro de las fronteras, pero lo que no puede hacer es consolidar esa liberación, rodeado de países cipayos y con toda la sinarquía internacional echada sobre uno. Es lo que nos pasó a nosotros. Entonces, para liberarse en estos países, es más importante la integración continental que la liberación de un solo país. Cuba se ha liberado, ¿pero hasta cuándo va a durar esa liberación si los dejamos aislados y solos a los cubanos? Lo mismo están liberándose Perú, Bolivia, ¿pero hasta cuándo? Si ya los yanquis los están aplastando allí, como nos aplastaron a nosotros. Entonces, ¿qué tiene más importancia? Tiene más importancia integrar el continente, porque es más fácil liberar al continente que liberar a un país, sobre todo para consolidar esta liberación. Por eso yo me estoy dedicando a eso. Todos los dirigentes populares de Latinoamérica estamos unidos porque estamos trabajando en eso.
En Chile con Allende, en Brasil con los trabalhistas de Goulart y su gente, en Colombia con Rojas Pinilla, en Venezuela con la gente de Pérez Jiménez, con Velazco Ibarra en Ecuador; en
fin, estamos todos unidos y luchando. En este momento, en París, sabemos hacer unas reuniones macanudas en ese sentido. Me parece a mí que esto va bien. En Valparaíso se hizo otra reunión que no tiene nada que ver con nosotros y llegaron a las mismas conclusiones que hemos llegado nosotros.
Por eso, cuando nosotros hablamos de esto, los yanquis dicen que somos comunistas. Y los comunistas no hacen nada. El comunismo es una cosa ya superada. Ya el tiempo los ha descalificado. Hoy nadie cree que una solución del país pueda ser del comunismo ruso. Ellos en Rusia han hecho una gran obra, no se puede desconocer. Imagínense, de ser el último orejón del tarro como era Rusia, ha pasado a ser un país tan adelantado como es ahora, pero ¿a base de qué?. De la insectificación del hombre. La solución allí ha sido económica, tecnológica, pero no humana. Desde el punto de vista humanístico no han hecho nada nuevo, al contrario; en lo que sea ciencia y técnica han avanzado una enormidad, en humanismo han retrocedido porque están igual o peor que antes. Bueno, eso es lo que los hace fracasar. Porque en el mundo, mientras el hombre sea hombre, el humanismo es la primera virtud a practicar. Y mientras no le solucionen el problema al hombre es inútil que se lo solucionen a la ciencia o a la técnica.
Bueno, todo ese proceso está en marcha y el hombre comienza ahora en la época tecnológica a darse cuenta que la tecnología es la deshumanización. Todo lo que se tecnifica se deshumaniza simultáneamente. Es decir, el médico es para el enfermo, pero cuando se tecnifica en alto grado la medicina, el enfermo pasa a ser "para-el-médico" Es decir, se cambian los factores y en consecuencia se desvirtúa totalmente la función. Ese es uno de los efectos de la tecnificación. Hay que llegar a una alta tecnología al servicio del hombre, que es lo que no se hace. Rusia es una tecnocracia perfecta. El hombre ha pasado a ser una oveja o una hormiga que trabaja dentro de la comunidad, y la humanidad necesita otra cosa. El justicialismo ha establecido por principio eso. Todo lo que se haga es para el hombre, y el valor supremo es el hombre. Aunque los pueblos, no hay que engañarse, están formados por un diez por ciento de idealistas y un noventa por ciento de materialistas. Desgraciadamente los pueblos son así. El idealista reacciona por instinto, el materialista solamente por desesperación. Ahora los materialistas están comenzando a reaccionar.
No nos realizaremos jamás en un mundo que no se realice. Tenemos que realizar el mundo para realizarnos dentro de él. Por eso tiene más importancia trabajar arriba con un horizonte más ampliado. Yo, de paso, de cuando en cuando también hago algo para allá, para la parte nuestra. Pero claro que yo ya estoy metido en cosas un poco mayores, que no son para nuestra generación ni para la que viene. Probablemente sea para la otra generación. Hay que trabajar sin egoísmo para la generación que viene. Nosotros ya no podemos hacer nada de lo que estamos pensando para nosotros, tenemos que hacerlo para los otros. Convencido de eso, uno se va a trabajar adonde más puede rendir y donde más puede hacer. Yo tengo una inmensa experiencia, pero ¿al servicio de quién la voy a poner? En este momento, al servicio de la República Argentina no vale la pena que la ponga, mientras no se reconquiste allí la posibilidad de hacer. Entonces esa experiencia enorme que yo tengo la pongo a disposición de todos los que están trabajando para un mundo mejor. No para una República Argentina mejor. Porque en ese mundo mejor, estará también la República Argentina mejor.
Yo he trabajado como negro en estas cosas. Es que eso creo que es lo que más me conviene a mí y lo que más nos conviene a todos, la República Argentina entre ellos. Mire, en 1963 me propusieron los brasileños hacer un gran congreso constitucional en México para el cual ya teníamos nosotros la autorización. Allí nos íbamos a reunir todos los líderes latinoamericanos, muchos de ellos Presidentes y ex Presidentes, para organizar una entente internacional latinoamericana con los líderes en cada país y empezar desde allí a trabajar. Yo me opuse a eso, porque no se construye del vértice a la base sino de la base al vértice.
Bueno, discutimos mucho allí y, al final, triunfó mi propuesta: no organizamos así, porque los yanquis nos romperían por todos los medios. Lo que nosotros tenemos que hacer es trabajar abajo, en los pueblos, preparar la base de la pirámide. Metiéndole a los pueblos y aclarándoles todos estos problemas. Decidimos, allí, dedicar, por lo menos, cinco años a difundir en los pueblos y hacer una guerra revolucionaria en los pueblos. Esto que está pasando en toda Latinoamérica no es una cosa que se produzca porque Dios es grande y misericordioso solamente, sino porque también nosotros movilizamos mucho de eso. Esa guerra revolucionaria es de hace unos tres años y medio a esta parte. Bueno, nosotros hace cinco años empezamos con esto. Ese libro que yo he publicado, "La hora de los pueblos", es lo que yo me comprometí para la República Argentina. Pero en todos los demás países se está escribiendo y ustedes ven en la República Argentina este año sobre esos temas se han publicado más de veinte libros... de Jorge Abelardo Ramos, de Rodolfo Puiggrós, de una cantidad de gente. Toda gente de izquierda, que es la que trabaja en esto, pero que está dentro de la tendencia justicialista.
Esa es la parte bibliográfica, pero hay una parte de acción directa en las masas, Que se está desarrollando en todo el continente. Eso hay que llevarlo adelante, eso es la revolución que se está haciendo y eso salió de estas reuniones. Ahora hay que darse cuenta de que en ese mismo estado espiritual está toda Europa, vamos, está toda el África y está toda el Asia. Hay que darse cuenta de que China está en esa posición. Ellos son marxistas, pero marxistas chinos. Son del Tercer Mundo los chinos. Y los hindúes también son del Tercer Mundo y están en esta posición. Ahora, que los chinos quieran ser marxistas... ¿y a nosotros qué nos importa?
Hay que darse cuenta que China e India, solamente, son la mitad de la población del mundo, ¡alguna importancia tienen! Ahora, yo digo esto: todo ese proceso es el que nosotros podemos y debemos contemplar. Si en 1945, cuando yo llegué al gobierno no hubiese estudiado todo esto como lo estudié, porque fui profesor de historia... Y bueno, ¿qué me permitió todo esto? Conocer el pasado. Mejor dicho, me permitió eso penetrar en el presente intuitivamente, ser lanzado hacia el futuro, porque el que conoce lo que ha pasado en la historia y penetra lo que está pasando ya se va imaginando lo que va a ocurrir. Yo comprendí hacia dónde iba la corriente y puse al país en ese camino. Miren, cuando se discutió el nombre del movimiento que nosotros iniciábamos en 1945, en la Secretaría de Trabajo y Previsión, me acuerdo que nosotros decíamos: "Bueno, muy bien, el módulo preponderante de nuestro movimiento ha de ser la justicia social. Y nuestro gobierno o nuestro movimiento ha de llamarse, o justicia o social''. Vale decir, o socialista o justicialista. Socialista era un término muy gastado, porque lo habían empleado, y mal. Como una mala palabra, olía a marxismo, a un montón de cosas. Era sinónimo de mucha infamia que se había cometido, y mucho socialismo amarillo. Desde la traición del socialismo amarillo, entonces no quisimos ponerle socialismo. Por eso le pusimos justicialista. Todo eso va dando la explicación de cuál era nuestro pensamiento.
Yo escribí entonces aquel librito que se llama La Comunidad Organizada, donde están los 20 grandes principios en que se ha afirmado este movimiento. Es una cosa curiosa, uno lo lee ahora y está actualizado.
Soy muy amigo de Josué de Castro, un filósofo brasileño muy notable que escribió la 'Geografía del hambre'; un hombre con gran tendencia social; estuvo hace pocos meses aquí y me vino a visitar. Yo voy a París a visitarlo. Somos muy amigos y trabajamos juntos en esto. Es presidente allí del Centre International pour le Development. Él comparte totalmente mis ideas y yo las de él. Da gusto ir allí, porque uno empieza a tomar contacto con gente extraordinaria. Hay verdaderos valores, en Francia, sobre todo en París. Uno trata con gente extraordinaria allí, que está en estas cosas, que está trabajando en esto.
Ahora, tienen un gran defecto: dominan los temas y los presentan de una manera maravillosa, pero después, cuando hay que llevarlos al campo de la realización, ya no se entusiasman por hacer. Son hombres de concepción, no de acción. Ellos necesitan hombres de acción. Una revolución se hace de una sola manera: con un grupo de realizadores, y varios millones de predicadores. Así como hizo Cristo ¿no? Él fue el realizador y creó millones de predicadores. Cristo hizo una verdadera revolución. Después los mismos revolucionarios se encargaron de pararla, de frenarla.
LA GUERRA REVOLUCIONARIA
Ahora le toca a la gente joven tomar la bandera nuestra. Es mucho más fácil hoy que cuando nosotros empezamos, hace veinticinco años. Ya no se pueden hacer las cosas como pretendimos hacerlas nosotros, incruentamente. Ahora el desemboque de la guerra revolucionaria pueden ser dos: uno, que venga una comprensión mayor, que puedan organizar las cosas y resolverlas revolucionariamente sin tener necesidad de pelear ; conveniente, muy conveniente, pero poco probable. El otro, que esto desemboque en una guerra civil. No solamente allí: en todas partes. Ahora, la guerra revolucionaria es el comienzo de la guerra civil. Todo lo que se va haciendo dentro de la guerra revolucionaria es la preparación de la guerra civil. Es un ambiente preparado en toda Latinoamérica. Pero preparado, no es una cosa que se vaya produciendo sola. Eso va siendo preparado y realizado poco a poco: las guerrillas urbanas, los actos de los grupos de activistas. Esos están respaldados por un gran movimiento detrás. Todo un frente, que es el frente revolucionario. ¿Contra quién? Contra los estadistas, contra los que están encaramados en el poder y en la riqueza. Indudablemente que ésos están ayudados y fortalecidos por la acción del imperialismo yanqui. Toda lucha por la liberación de los países es el comienzo de una guerra civil. Así como el comienzo de la guerra internacional es la guerra fría.
La guerra revolucionaria es la guerra fría de la guerra civil. La guerra revolucionaria va tomando, poco a poco, todos los sectores. Todos los sectores están contra el gobierno. Contra el gobierno, es contra un sistema además. Esta es una cosa que va a terminar muy cruentamente. Yo he estado en la revolución de Venezuela. En el Departamento Central de Policía de allí se encerró toda la Policía. ¿Sabe qué hicieron? Lo rodearon, le prendieron fuego con toda la Policía dentro. Se apostaron tipos con fusiles y a medida que saltaban por las ventanas los volteaban. Así terminó porque la Policía fue una Policía brava.
Va a llegar un momento de impunidad. Fíjense cómo se hizo en Venezuela. Se hace un movimiento el 1° de enero de 1958. Salieron a la calle y tiraron algunos tiros los militares. Todo el mundo miraba. ¿Sabe qué hicieron las fuerzas dirigidas por los comunistas? Muy hábiles. Se fueron a los cerros. Caracas está rodeada de cerros y arriba de los cerros están las villas de emergencia que rodean toda la ciudad de Caracas. Se fueron allá y les dijeron: "Muchachos, una semana de saqueos. Hacia el 20 nosotros largamos un nuevo movimiento y entonces ustedes se largan hacia la ciudad". El 23 de enero del 58 se produce el segundo movimiento revolucionario. Se largaron los cerros sobre Caracas y —¡Dios me libre!— empezó el saqueo. Saquearon todas las casas de comercio. Una semana tuvieron de impunidad para hacerlo. Y fue el triunfo de la revolución. Se largó todo el mundo a la calle. Y el primer día no había salido uno. Bueno, todo eso se prepara. Díganle a esa gente de villas miseria que hay una semana de saqueo en Buenos Aires. Verá usted el efecto. A esa gente no hay que hablarle de ideales ni de nada de eso. Todo esto es parte de la guerra revolucionaria.
Lo importante es que cada uno luche. Hay distintas maneras de luchar. Unos luchan conversando, otros saboteando, otros haciendo de guerrilleros, otros en fin. . . pero todos luchan. Lo importante es estar en la lucha. Cuando todo eso se suma... es natural.. . este tipo de guerra revolucionaria es como el resto de las guerras. Algunos creen que las guerrillas son una cosa nueva. La guerrilla es más vieja que el mundo. Posiblemente la guerra primitiva fuera guerrilla. Ya Darío II hacía ese tipo de guerra. Nosotros, los profesionales, hemos estudiado la guerra de guerrillas. En nuestro país, también con Güemes y otros. En la última guerra se hizo guerra de guerrillas en el frente ruso. Es algo viejo como el mundo. Es una guerra de desgaste. Desgastar al enemigo hasta que se pueda dar el golpe final. Ahora estamos en guerra revolucionaria y ésa es la que hay que practicar. Cada uno en su medida ... una señora hace guerra revolucionaria en el mercado cuando protesta airadamente contra los precios y el obrero cuando protesta contra los salarios bajos. Todos hacen una acción. Las organizaciones hacen sus trabajos de la misma forma. Cuando no se puede dar una batalla decisiva, para ganarle al enemigo hacen falta miles y miles de pequeños combates todos los días, que sumados es como si fuera una gran batalla. En eso estamos empeñados y en eso hay que seguir.
PRIMERA PLANA
7/IX/71