Miscelánea política
julio1965


Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

OTRAS CRÓNICAS NACIONALES

Graciela Fernández Meijide Los derechos humanos y la vigencia de la vida
Enrique Raab: tres escenas porteñas
Misceláneas - 1968, Nicolás García Uriburu, Alfredo Alcón, Neo Happening
La Argentina de los años 30 - Monopolios
Dominio extranjero: El pueblo quiere saber de qué se trata
Carnaval Adiós, adiós, adiós, decime dónde vas...
Misceláneas 71
Tandil, la piedra del escándalo
La censura en la televisión argentina, reportaje a Aldo Cammarota
El túnel del tiempo (avenida del libertador)

 

 








pie de fotos
-Illia y las FF.AA.: piropos
-En el Colón, Tecera y ONganía
-Sandler, el implacable destino
-Ministro Esteves, no renuncio
-Horacio Thedy, combatir el agio
-La noche del 7, Ramón Elorza (izq.) junto a Vandor, reorganizar las 62
-Mariano Grondona

 

A puertas cerradas
—¿Qué pasa? Pero, ¿qué pasa? ¡Se va todo el mundo! ¡Esto es una locura!—. El oficial de policía volvió a mirar incrédulo, la larga fila.
El Departamento Central expide, diariamente, unos 300 pasaportes; el lunes pasado, despachó 800; el martes, 1.100; el miércoles, 1.400; el jueves, 1.550. En cuatro días, casi 5.000: es que una información arrancada del Ministerio de Economía aseguró que se estudiaba un nuevo gravamen para los pasaportes: de 50 pesos (200, si se pide "trámite acelerado")' pasaría a 50.000. La avalancha no demoró un minuto.
El 5 parece una cifra cabalística en el rubro pasaportes: tres años atrás, durante la Administración Guido, el documento costó 5.000 pesos, y ya entonces se precipitaron las quejas. Al decuplicar esa cantidad, el gobierno de Arturo Illia —si se aprueba la medida— habrá superado todos los límites y convertido a la Argentina en el país con los pasaportes mas caros del mundo, lo que no entraña un símbolo grato de liderazgo universal.
A fines de semana, en medio de las fanfarrias y las banderas que saludaban el 149º aniversario de la Independencia, algunos funcionarios del propio Ministerio de Economía desconfiaban de que el aumento se hiciera efectivo. Las asociaciones de turismo —que protestaron por escrito luego del anuncio— esperaban lo mismo.
La resolución tiende, obviamente, a frenar la salida de divisas, pero su efecto golpea sólo al viajero esporádico; si el racionamiento de dólares desalentó a mucho turista ocasional —tanto como la desvalorización del peso argentino—, un eventual aumento del precio de los pasaportes echaría nuevos cerrojos a las puertas del país.
Nadie sabe si es eso lo que persigue el Poder Ejecutivo.
Tampoco se supo, con claridad, porqué fue tan extenso el discurso del Presidente de la República, el jueves, durante la comida anual de las Fuerzas Armadas. Con su oscilante entonación, que va del agudo al bajo, el doctor Illia pareció atado a la simple rutina de piropear a sus huéspedes, menos quizá al Subsecretario de Defensa, Hernán Cortés, que decidió no ocultar sus somnolientos cabeceos en numerosos pasajes.
Ochenta y cinco minutos empleó el Jefe del Estado en dirigirse a los 380 comensales reunidos en el Concejo Deliberante; después de rechazar siete carillas dactilografiadas que le alcanzó su Edecán de Ejército, se lanzó a improvisar: sin nombrarlo, ahuyentó el fantasma de Juan Domingo Perón ("todo lo que han hecho estos conductores es instalar un régimen autoritario y despótico que trajo graves males"), atacó al comunismo, prometió ayuda a las Fuerzas Armadas (no cobraron, todavía, el sueldo de junio) y brindó una nueva imagen placentera de su gobierno. Su mensaje no fue interrumpido por aplausos; estallaron al final y pronto se diluyeron.
Hubo sorpresas, no sólo por la privilegiada ubicación del general Carlos Jorge Rosas ("Es una provocación", susurró un oficial superior de Caballería) sino también por el final del discurso, cuando Illia pidió comprensión "a nuestra gran, hermana del Norte", comprensión que "no es cuestión de número en las votaciones de la OEA". La mayoría de los presentes quiso ver en esos dos párrafos una disculpa por la ausencia de tropas argentinas en Santo Domingo.
En cuanto a sus expresiones con respecto al peronismo y el comunismo, tal vez buscaron contrarrestar el efecto sorpresivo de unas declaraciones del general Pedro E. Aramburu, difundidas el jueves por el matutino La Prensa, en su primera página. Fueron el resultado de una entrevista que el ex Presidente concedió a la agencia United Press International.
"El gobierno —sentenció Aramburu— ha demostrado suficientemente su incapacidad para gobernar con el solo apoyo de un partido político, que por representar solamente el 24 por ciento del electorado argentino no puede
asumir toda la responsabilidad. El gobierno tiene el deber de preservar a la Nación del riesgo grave e inminente de la corriente 'golpista' que amenaza la propia estabilidad del gobierno."
Aramburu centró sus objeciones a la Administración Illia en cuatro puntos fundamentales: 1) permitir la influencia comunista "en los sindicatos obreros y en sectores del gobierno"; 2) permitir "que el peronismo crezca y florezca"; 3) falta de una política petrolera coherente; 4) falta de acción —de soldados— en el conflicto dominicano.
No es la primera oportunidad en que el ex Presidente enjuicia la conducción radical del Pueblo; sí, es la primera en que lo hace con tanta sequedad como virulencia y que busca la amplia difusión facilitada por una agencia internacional de noticias. Aramburu propuso, como paso inicial para mejorar el panorama, la formación de un gabinete coalicionista.
Poco después, el Ministro del Interior —que 15 días atrás sermoneó a los periodistas, acusándolos de difundir con exceso rumores alarmistas y falsos— declaró que "reina absoluta, normar y total tranquilidad en todo el país", y no incluyó a Aramburu entre los fabricantes de versiones: explicó que no había leído el despacho de UPI. El Subsecretario Cortés fue más hiriente: calificó a las declaraciones de "imprudentes" y alejadas de la realidad, y señaló que "se suman al coro de los que quieren crear una imagen distinta de la vida del país". "El orden institucional de la República no está en peligro de quebrarse —dijo el lugarteniente de Leopoldo Suárez—. Sólo piensan así los que desean que ello se produzca, después de los fracasos electorales (alusión a la fuerte baja de votos sufrida por Udelpa en marzo pasado)."
¿Qué busca Aramburu?, se preguntaban los medios políticos y militares (en estos últimos agradó su opinión). ¿Acceder al gobierno en un gabinete de coalición, autocandidatearse para ocupar la Casa Rosada luego de un eventual movimiento sedicioso, alertar simplemente a Illia? Lo evidente es que se acendra el juego de afirmaciones y desmentidas sobre la calma institucional de la Argentina. Falta averiguar quiénes tienen la razón, si los que afirman o los que desmienten. 


Udelpa
El teorema de Sandler
—Frondizi vende desarrollo; los socialistas, marxismo; los peronistas, justicialismo... ¿Y Udelpa?
—Una verdadera democracia
—¿Nada más que eso?
El ex Diputado por Córdoba, Héctor Raúl Sandler (44 años), secretario del Comité Nacional de Udelpa e interventor en el distrito Capital, se sintió al borde de la frustración. La señora —una militante de la sección 6ª— emergió del cuello de astrakán y lo miró, con sorpresa y desconfianza; entonces, se derrumbó en una aclaración: "Quise decir que antes de las elecciones de Presidente, en 1963, la cara de Aramburu representaba un conjunto de ideales preexistentes; democracia, sí, pero algo más; ahora hay que exhumar esa cara."
Una fotografía del perfil de Pedro Eugenio Aramburu, en blanco y negro, de más de un metro de altura, asomaba en esa reunión del martes pasado, reservada a una veintena de dirigentes parroquiales, en el local de Estados Unidos al 900. Veinticuatro horas después, Sandler repitió su plan para el resurgimiento, con miras a los comicios de gobernadores en 1967, ante los jefes de comités de varias provincias (Héctor N. Pérez, Córdoba; Héctor González, Tucumán; Carlos Soliverrez, Jujuy; CarIos Benaglia, Buenos Aires; Pablo Gutiérrez, San Juan, y Miguel Bauza Da Corta, Mendoza) y convocó a otra asamblea para la semana actual, esta vez con Aramburu.
He aquí su visión: en los comicios del 14 de marzo, Udelpa vio disminuido el caudal de votos en un 70 por ciento en Capital Federal; 73 en Buenos Aires; 89 en Santa Fe y 59 en Córdoba. En distritos en que la estructura partidaria se resintió por pleitos internos, la pérdida fue mayor. Es preciso; entonces, recomponer la agrupación, Sandler abandonó tareas profesionales para dedicarse full time a la política; viajó al interior, conversó con la gente y prometió revitalizar al partido: Aramburu le dio la suma de poderes, a tal punto que lo puso en la intervención metropolitana antes de que el ingeniero Hugo Werder, que desempeñaba esas funciones, presentara formalmente su renuncia.
Según el esquema, la UCRP es igual al peronismo porque en ambos campea la concepción de una política económica y social estatizante. Luego está el conjunto de las tendencias por debajo del nivel de los 500.000 sufragios: Federación de Partidos de Centro, Udelpa, UCRI, MID, Democracia Cristiana, Democracia Progresista, Socialismo Democrático, Socialismo Argentino y, al margen, Reconstrucción Nacional (Alvaro Alsogaray), a la que no le asigna importancia. Las cuatro primeras —sostiene Sandler— pueden integrar la tercera fuerza moderada (cada una de esas agrupaciones ha expresado su voluntad de aliarse a otras corrientes políticas y exhibe un programa de centro); las cuatro restantes no hablan de frentes y buscan contactos con el peronismo para captar votos.
Los conservadores siguen una estrategia de hace 40 años, tienden a supervivir, como lo prueba el arreglo celebrado con la UCRP en Mendoza; actúan con recato y prudencia, "no como Roca, que se lanzaba contra los indios, sino como Alsina, que para combatirlos cavaba zanjas", compara el ex oficial de Aeronáutica, Sandler. Además, siguen la filosofía liberal individualista del siglo pasado; cuyas deformaciones serían: oligarquía, imperialismo, predominio del privilegio y explotación social. En el círculo conservador hay un anillo saturniano, que representa a sectores como el PRAR y otros de carácter independiente, que pueden escapar de esa influencia.
La UCRI carece de líderes y doctrina: unos irán al MID y otros a la UCRP. En cuanto al MID, tiene una doctrina permeable y perspectivas de ascenso, pero su límite o techo deriva de antecedentes políticos sinuosos en el gobierno y de dos hechos negativos: el pacto con el peronismo en 1958 y la derrota en marzo de 1962, que determinó la caída de Arturo Frondizi. El único partido —se vanagloria Sandler— en condiciones de pivotear el frente de las fuerzas moderadas es Udelpa, por una suerte de implacable destino ante la incapacidad de los demás.
El secretario halló un nombre para la coalición: Movimiento de Expansión Nacional. Cree que para cohesionar al udelpismo se necesita un programa doctrinario, que enuncia así: 1) Máxima expansión de capital y trabajo; 2) Constitución de un Estado dinámico social con remoción de factores opresivos (monopolios, privilegios); 3) Plena expansión de la fuerza de trabajo; 4) Plena expansión del capital; 5) Libre acceso a la tierra; 6) Condiciones para la estabilidad monetaria. Los pasos tácticos a seguir reconocen estas novedades: a) Suspender las tratativas pactistas con los conservadores, que son un peso muerto para el Frente y b) Ataque frontal a la UCRP y al Peronismo. El esquema, asevera su inspirador, es una especie de solución para todos los tiempos: ahora y después de un eventual golpe de Estado.
En todo caso, es otro intento por salvar un partido al que los últimos tiempos políticos colocaron al borde de la bancarrota. Falta que los acólitos de Udelpa —y, en el futuro, el electorado— coincidan con el teorema de Sandler. 



Oficialismo

El partido en la calle
El miércoles pasado, el ex Embajador subió las escaleras de Sarmiento al 1700 —sede del Comité Nacional de la UCR del Pueblo y feudo de Ricardo Balbín—, con un paquete rectangular y una apremiante duda: no sabía si la camisa wash and wear de color celeste, que acababa de comprar por 990 pesos, serviría a don Ricardo. El número era 43 y medio, pero creyó recordar que el líder de la UCRP tenía un cuello más robusto y pensó que el error sería irreparable porque las tiendas ya cerraban.
Tres horas después, Balbín derramó su oratoria a lo largo de 65 minutos, frente a la cámaras del Canal 9, y el ex Embajador se sintió conforme: la prenda lucía elegante, y su consejo (los tonos oscuros se adaptan mejor que el blanco para los menesteres televisivos) había prosperado. La camisa celeste rindió excelente servicio.
El discurso evocó el triunfo electoral del 7 de julio de 1963, pero para la UCRP significó algo más que una recordación. Estuvo precedido por algunos hechos sugestivos:
• Durante la semana se hizo publicar en todos los diarios una solicitada con la declaración económica íntegra que el sábado 3 produjo el Plenario del Comité Nacional, como respaldo a la gestión del Ministro Juan Carlos Pugliese; esta propaganda insumió 700.000.
• Quedó constituida la "Nueva Editorial", que respaldará el diario La República, pero no se decidió si será matutino o vespertino. Consultas sumamente reservadas se vienen realizando en el Comité Nacional, con intervención de los legisladores del elenco balbinista, senador Rubén Blanco y diputados Raúl Alfonsín y Luis León.
• Se intensificaron las presiones sobre el Presidente para que se nombre un Secretario de Prensa y cese el interinato que desempeña actualmente el abogado Luis Caeiro; el doctor Illia se opone, aduciendo que sería necesario crear una frondosa organización, un Ministerio en la realidad, con las consecuentes erogaciones (unos 100 millones de pesos al año) y que así se violentarían normas que él prefiere conservar: sobriedad, poca estridencia, nada de ditirambos. En alguna medida, el balbinismo participa de estas ideas, pero considerar que hay que encarar el control de la difusión. Se han postulado varios candidatos para Secretario de Prensa; hasta hace veinte días, se mencionaba al Subsecretario de Trabajo, Germán López; ahora figura, en primer término, el Secretario del Comité Nacional, Enrique Vanoli, dilecto de Balbín.
• Postulación del dirigente de San Fernando, Alberto Iglesias, para el cargo de Subsecretario de Gobierno en la provincia de Buenos Aires. Sería el encargado de estudiar la planificación en zonas del Gran Buenos Aires donde el justicialismo obtuvo mayoría de votos, para neutralizar esa diferencia, y de hecho se convertiría en el jefe político del elenco bonaerense. El Ministro de Gobierno, Eduardo Esteves, demora la designación y provoca controversias en el Comité Nacional. El Gobernador Anselmo Marini pidió, tanto a Esteves como al Ministro de Asuntos Agrarios, Alberto Zubiaurre, que dimitieran. Los dos se negaron.

Abrazos y divergencias
Para los radicales que circundan a Balbín, la victoria de 1963 fue la obra exclusiva del máximo dirigente, que supo condicionar el partido y mantenerlo unido a través de una conducción severa y de claros objetivos. Actualmente, sobre todo desde el núcleo de Intransigencia Nacional (sabattinismo) se plantea que la UCRP "está de brazos caídos y no sale a la calle para apoyar al gobierno". Los balbinistas argumentan que los inquietos afiliados, librados a su propia suerte, en vez de aplaudir al gobierno, lo enfrentan con exigencias, y es precisamente el caudillo de la UCRP, haciendo de paragolpes, quien evita ese choque; se añade que si el gobierno perdiera el favor del partido, caería, falto del apoyo de otras fuerzas.
De todos modos, Balbín ha salido a la calle, y se habrá de exhibir con más frecuencia por televisión. Pero tras el aparente elogio de la gestión de Illia, el Comité Nacional emprenderá su propia política, no siempre coincidente con la que alientan los epígonos del sabattinismo.
La unidad a que aspiran los balbinistas está muy lejos de la que preconiza el senador Eduardo Gamond, quien el miércoles, al cabo del discurso, felicitó con un abrazo al líder del partido: los primeros admiten la incorporación de otros radicales a nivel de dirigentes medios y afiliados, sin prerrogativas; para Gamond, debe hacerse la reapertura de los padrones e inscribir a todo el que asi lo desee. Los ataques de Balbín contra el frondicismo, el miércoles pasado, fueron una advertencia a los impulsores de la unidad sin discriminaciones.

Demoprogresistas
Una cierta, tímida demagogia
Diez días atrás, mientras el Aeropuerto Internacional de Ezeiza crujía soportando el entusiasmo con que la juventud argentina recibió a los Pumas —el selecto conjunto de rugbiers locales, vencedor de los maestros sudafricanos en su propio bastión—, inusitadamente, una Institución oficial amparó esa inquietud: fue el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, cuya comisión de Cultura y Acción Social mandó confeccionar pergaminos recordatorios para los hazañosos.
La distinción obedecía a un proyecto del bloque Demócrata Progresista; sin embargo, en esos momentos, el equipo técnico del sector, bajo la dirección del cepalista Eduardo Benedetti, elaboraba en secreto la convocatoria de ciento setenta cámaras empresarios de la Capital: un plan destinado a trazar con ellas, públicamente, una nueva ordenanza tarifaria cuya aprobación se exigiría luego al Concejo. Según los iniciados, la propuesta serviría para descolocar a la Unión Cívica Radical del Pueblo, que ha prometido reformar la ordenanza —altamente impopular entre los empresarios—, pero que no puede hacerlo, en la realidad, por las acuciantes exigencias de la tesorería.
De manera extraña, entonces, la actividad de los demoprogresistas en la Cámara de Diputados parecía casi nula: la última vez que sus legisladores decidieron manejar la iniciativa en mayo pasado, solicitaron junto al peronismo una sesión especial para que se reconsideren los montos mínimos de jubilaciones y pensiones; luego su interés por el tema se estancó, aparentemente. Antes, a fines de 1964, la voz del demoprogresista Rafael Martínez Raymonda había sonado con fuerza por última vez, para condenar los métodos oficiales en la comercialización del trigo.
Quizá, dentro del PDP, las comparaciones surgen en forma permanente; hace diez días el secretario del bloque de Diputados nacionales, Juan C. Paulucci, fue amistosamente interpelado en una reunión de la Junta de la Capital, por los sectores juveniles que encabeza Alberto Jorge. El partido de Lisandro de la Torre muestra orgulloso, luego de los comicios del 14 de marzo, un apreciable sector juvenil, enhebrado en las campañas por la reducción del servicio militar y contra el antisemitismo. Se trata, ahora, de consolidar con hechos la adhesión de esos activistas que, según observadores imparciales, pueden constituir en estos momentos la tercera juventud política organizada de la Capital, tras los núcleos peronistas y comunistas.
Se criticó a los Diputados, especialmente a Horacio Thedy:
• Que no trabajen por revaluar a la Democracia Progresista, lanzando su nueva imagen a la calle. "Toda inquietud popular para la que pueda buscarse una solución creíble, merece ser explotada —explicó el técnico Benedetti—. A veces conviene hacer demagogia al servicio de causas justas."
• Que se concreten al estudio de soluciones totales, proyectas académicos que la Cámara difícilmente tratará. Destacan la ausencia del 'whiper', un Diputado que en los parlamentos sajones se dedica a fustigar con agudezas a los contrincantes.
Por fin, al cabo de la semana pasada, una actitud de Horacio Thedy sugirió que la acometida juvenil no había caído en saco roto. Con su firma, se conoció un despacho en disidencia en la Comisión de Asuntos Municipales de la Cámara: está encaminado a impedir la aniquilación definitiva del Ente Realizador del Mercado Central de Buenos Aires, un proyecto concebido para eliminar los monopolios del abasto proveedor que el Poder Ejecutivo trata, a la sordina, de enterrar definitivamente.


Peronismo
Si mariposas ni crisantemos
El miércoles de la semana pasada los Diputados nacionales Julio Antún y Alberto Serú García —los dos arrebujados en sendos ponchos, llevando valijines de mano— casi se tropezaron en la puerta del bloque peronista de la Cámara baja. Ambos partían; seguido por sus colegas Carlos Risso y Carmelo Cottonaro, como todas las semanas, Antún aprovecha el feriado impuesto por la fiesta patria para emprender una gira en su provincia, Córdoba: utilizando el automóvil o a veces el caballo, tentaría las fragosas sierras de Pocho y de Guasapampa hasta la Salina Grande.
En cambio, Serú García, con Emilio Fluixá, Benito Romano, Aurelio Vázquez, Abraham Abdulajad y Mario Villalba volarían, horas más tarde, hacia Helsinki, Finlandia, para asistir al Festival Mundial por la Paz, que organizan los comunistas. ¿Ellos no tuvieron miedo de que su peronismo se viera teñido de rojo, que se les acusara de compartir el marxismo? "Pierda cuidado —aseguró, jocosamente, Serú García—. En la Argentina, el peligro existiría realmente si logramos peronizar al comunismo." Sin duda, el viaje, como tantas otras actitudes, es uno más de los tentáculos que el justicialismo ha extendido para atraerse a sectores intermedios.
Precisamente, en la semana pasada era un proyecto cuya paternidad comparte Alberto Serú García con otros miembros de la Mesa Analítica —el que determina la fusión de los nueva partidos peronistas más importantes en una sola agrupación— lo que reunía mayores comentarios en los cuadros medios y aun en las bases del movimiento (ver Nº 139).
Del pacto, trascendieron nuevos detalles a lo largo de los siete días: la conducción del nuevo partido quedará en manos de un Consejo Nacional Federal, integrado con tres o cuatro representantes de cada provincia. Pero el poder soberano descansará en una Convención Nacional donde cada distrito aportará delegaciones proporcionales a la población de sus cuadros. Las facultades del Consejo para intervenir distritos deberá ser declarada por los dos tercios de sus integrantes, las unidades básicas serán mixtas y se eliminará el monopolio que los sectores gremial, femenino y político detentaban, sobre un hercio, respectivamente, de los cuerpos partidarios.
Se entendía que esta última innovación —rompe con la tradición partidaria— perjudicaría a los sectores gremiales. "En lo sucesivo —opinan los poíííicos—, la influencia gremial será menor de un tercio en aquellos distritos donde su predicamento es mínimo. En cambio, justifican, el sindicalismo tendrá el monopolio de las provincias más industrializadas."
Consecuentemente, se supo que Ips abogados peronistas rumiaron un método para evitar los obstáculos a la nueva fuerza: se acogerán al artículo 88º del Estatuto de los Partidos (y no al 13º, como se había anunciado) que reglamenta la fusión de partidos preexistentes. Así, la fecha de nacimiento de la nueva fuerza será la del partido miembro más antiguo, ella no perderá los derechos patrimoniales que tenían los núcleos fundadores, y lo que parece más importante: no será preciso tramitar su reconocimiento, porque, según, el fallo de la Cámara Electoral que admitió la fusión de los partidos Blanco y Tres Banderas, de Mendoza (hoy Movimiento Popular Mendocino), ese reconocimiento emana de la ley; sólo habría que pedir la inscripción del sector naciente. Según los peronistas, el fallo citado hizo cosa juzgada, le otorgó al procedimiento validez judicial.

La ruta sindical
Mientras el espejo político del Movimiento exhibía tales cavilaciones, en la esfera gremial pudo detectarse una intensa actividad preparatoria. El martes 6, por la tarde, los doscientos cuarenta y cinco miembros del Comité Central Confederal de la CGT escucharon el decepcionado informe de José Alonso acerca de su actuación en la asamblea de la OIT, en Ginebra. Si se esperó que la organización mundial tomase actitudes contra la ofensiva de Fernando Solá (la última batalla: por resolución del Ministerio de Trabajo se anularon las elecciones en el gremio de la Construcción, donde triunfó el peronista Rogelio Coria, consolidando, en cambio, a los comunistas) esa posibilidad debió desecharse. El pleno pasó a cuarto intermedio hasta el 27; en el ínterin la "Comisión de los Once", que dirige Rosendo García, sentará las bases agresivas de la V Etapa del Plan de Lucha.
En la noche del miércoles, el sector peronista de la CGT —las 62 Organizaciones Mayoritarias— deliberó en un local sindical. Se acordó dinamizar por el sector de Diputados obreros la postergada interpelación a Solá: ya trabaja en su confección el jujeño Carlos Calva. Igualmente, los ciento veinte delegados decidieron reorganizar sus cuadros: en asambleas de base, a lo largo del país, se elegirán nuevos jefes, limando las ásperas reuniones del año pasado, cuando el entredicho Framini-Vandor abrió brechas en las 62. También se aprobó la reglamentación sobre funcionamiento de núcleos: si antes los delegadas al pleno se elegían por cada grupo de fabrica, ahora todos los activistas de una misma especialidad en cada ciudad del país se congregarán para escoger, proporcionalmente, a sus representantes. Las agrupaciones —esto es, los núcleos peronistas que actúan en sindicatos gobernados por el antiperonismo— deberán ajustarse a idénticas reglas. Finalmente, se decidió reunir nuevamente el pleno hacia noviembre, cuando la reorganización de bases haya concluido; entonces, deberá elegirse reemplazantes para Jerónimo Izzetta, David Diskin y Maximiliano Castillo, miembros del Secretariado Nacional, que ocupan ahora cargos electivos nacionales.

Las armas y las letras
Flotando como una tormenta sobre el territorio peronista, la proscripción ensombreció aún más el panorama de 1967, que preocupa especialmente a los políticos del movimiento. Se dijo que las esferas oficiales ya habían decidido permitir que el peronismo accediera tan sólo al gobierno de las provincias menores, dentro de 2 años. En las intermedias —el caso Mendoza— se promovería la unión antiperonista. Y, con el beneplácito radical, se planearía la intervención de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, con el fin de mantenerlas ocupadas para el momento de convocar a comicios, a fines de 1966.
Quizá por eso, el Diputado Edgar Sá —un abogado con vinculaciones militares— lanzó el jueves 8 un angustioso llamado a las Fuerzas Armadas. "Si ellas han de ser fieles a su misión —explicó— tienen un solo camino: hacer causa común con el pueblo en la tarea de recuperar la soberanía, restablecer la paz social en una patria escindida en bandos irreconciliables, transformar las estructuras institucionales y económicas y recuperar el prestigio de las armas." Con todo, en la mañana del 9, en el horizonte del peronismo no se divisaban ni crisantemos ni mariposas. Sólo más oportunidades para continuar la lucha.

LAS SALIDAS
Por Mariano Grondona
Si las elecciones de 1967 se anuncian con rasgos similares a las de 1965, la legalidad corre peligro: el país político trabaja sobre la base de este axioma. A partir del unánime reconocimiento de este principio, los caminos se bifurcan. Algunos sectores se resignan o se regocijan ante el golpe que consideran inevitable. Otros, en cambio, creen posible reforzar la legalidad. Los primeros piensan en alternativas institucionales para la situación actual. Los segundos buscan salidas electorales. Ambos grupos trabajan en la oscuridad, porque el futuro es incierto. Pero todo indica que —cuando la hora de la prueba se acerque— los argentinos no podremos eludir la opción.
Los rumores y versiones "golpistas" han inundado nuestro escenario desde Santo Domingo. Los esfuerzos "legalistas" son más silenciosos, pero igualmente potentes: corresponde someterlos a un balance preliminar.
El gobierno: Fuertemente tentado por el golpismo hace unos años, el partido radical es hoy el principal defensor de la legalidad. El 14 de marzo ensayó la incorporación del peronismo en el sistema por la vía de la polarización. Ahora comienza a esbozar tácticas complementarias.
Es evidente, por lo pronto, que el Ministerio del Interior bulle con iniciativas legales. Una de ellas, el estudio del voto de los extranjeros, es la que ha tenido mayor repercusión. La idea es desaconsejable por dos razones. En primer lugar, porque conceder el voto a los extranjeros sin exigirles a cambio la naturalización, implicaría detener el proceso de nacionalización que es esencial a un país migratorio como el nuestro. Supondría "congelar" a las colectividades extranjeras en su evolución actual, dándoles herramientas electorales para defender sus tendencias particularistas. Esta es la razón esencial para oponerse al proyecto. Pero también hay otra circunstancia: (¿cree acaso el gobierno que los cuatro millones de extranjeros revelarán una composición electoral diferente que la del resto del país? ¿No sabe que al lado de los prósperos ejecutivos y profesionales del Centro, Barrio Norte y Belgrano hay numerosos extranjeros en las villas miseria, en el Norte y en la Patagonia que ocupan los sótanos de la escala social? ¿O piensa, quizá, "calificar" el voto del padrón de extranjeros según principios opuestos a los que rigen para el padrón nacional?
La iniciativa no tiene asidero, pero demuestra una cosa: que el gobierno sabe positivamente que el esquema del 14 de marzo está superado.
Más seria parece, en este sentido, la apertura radical de Mendoza: la constitución de una red de alianzas no peronistas podría alterar la fisonomía electoral de algunos distritos la tercera fuerza: Estudios legales; aperturas
políticas: el radicalismo del Pueblo va buscando una salida a la perspectiva actual, pero no está solo en la tarea. En otros puntos del país, otros protagonistas se empeñan en crear nuevas vías.
Tal es el caso en Misiones. El 15 de agosto se realizarán en Posadas comicios comunales para elegir un intendente y nueve concejales. El intendente será elegido a simple pluralidad de sufragios. Los concejales, según el método proporcional. La resistencia a la polarización, que se manifestó en la opinión pública ante las cifras del 14 de marzo, ha encontrado en esta provincia un comienzo de ejecución: el MID, los demócratas cristianos, UDELPA, el Partido Demócrata Progresista y dos fuerzas locales, el Partido Agrario Misionero y la Unión Cívica Popular Misionera, han resuelto constituir la "tercera fuerza" que saldrá a competir con radicales y peronistas la primacía electoral. Sumados en el papel, los votos de la "tercera fuerza" de Posadas llegan a 8.200, los votos peronistas a 9.500, y los sufragios radicales a 6.600. He aquí, pues, una oportunidad concreta en que se intentará romper el monopolio peronista-radical. Si la experiencia tiene éxito, podrá repetirse en provincias como Santa Fe y Santa Cruz, y dando de paso al MID una alternativa a su actual estrategia "neofrentista", contribuirá a la superación del dilema electoral.
El peronismo: A estos ensayos en vías de estudio o de realización, debemos sumar otro que se halla todavía en estado latente: la posibilidad de que la actual "buena letra" del peronismo en la Cámara de Diputados se vaya convirtiendo paulatinamente en la aceptación lisa y llana de la vía constitucional. Si esto ocurre, el peronismo sabrá qué hacer ante las elecciones de gobernadores de 1967: deberá proclamar con suficiente anticipación candidatos intachables en las principales provincias, hombres que no susciten desconfianza ni temor en los sectores no peronistas. Si hace esto, contribuirá apreciablemente a la disminución de la tensión y desarmará más de un brazo en ruta hacia el golpismo.
Perspectivas: Por diversos conductos, pues, se imaginan y se prueban métodos de salvación de la legalidad. No forman parte de un plan único ni están coordinados deliberadamente. Tampoco tienen aplicación en escala nacional, pero son capaces de resolver problemas locales y la suma de estas soluciones parciales puede disminuir decisivamente la inquietud institucional. No sabemos la suerte final que correrán estos intentos. Pero ellos integran, como un factor de creciente importancia, el panorama político nacional.

PRIMERA PLANA 
13 de julio de 1965