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Salió al balcón y tendió las manos hacia las dos mil personas que allí abajo, en los jardines, aguantaban 34 grados de calor sólo para verlo. "El terror, las ruinas, las súplicas, el dolor y la piedad que acompañaron aquel terrible bombardeo de Hiroshima —dijo en italiano, con los labios a veinte centímetros del micrófono— han sido justamente recordados. Hemos, observado en ciertas publicaciones la imagen de un grupo de personas que lloran y rezan para invocar y honrar la memoria de las innumerables víctimas de aquella infernal matanza, y para conjurar a la humanidad y pedir a Dios que semejante carnicería, ultraje a la civilización, no se repita nunca."
El hombre volvió a levantar los brazos y bendijo a la muchedumbre, hace diez días, en Castel Gandolfo. Sus frases concisas, pronunciadas con un ligero estremecimiento, tenían una formidable importancia política: era la primera vez que la Iglesia Católica condenaba expresamente, por medio de su Pontífice, el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima. El discurso de Pablo VI debió de sonar destemplado en los oídos de Harry Truman, el presidente que dio la orden de arrasar el Japón; pero es probable que otros dirigentes políticos de los Estados Unidos, inclusive el propio Lyndon Johnson, estén más de acuerdo ahora con el Papa que con el ex camisero que sucedió a Roosevelt.
En 1945, la guerra terminó con los Estados Unidos y la Unión Soviética en la unión de la victoria; veinte años más tarde están unidos por el miedo y por una comunión de intereses, molesta pero creciente. Mientras las dos naciones observan con circunspección el tratado que prohibe armas nucleares en la atmósfera, mientras mantienen abierta la línea telefónica entre la Casa Blanca y el Kremlin, mientras aceptan una ya envejecida estrategia para las armas nucleares, la guerra crece en Vietnam.
Los científicos que construyeron la bomba alentaron la esperanza nacida después de Hiroshima: las armas nucleares conducirían, según el físico J. Robert Oppenheimer, a "nuevas normas de conducta". Estaban equivocados. Por cierto que solo bombas de prueba (unas 500 en 20 años) se han hecho explotar en la atmósfera, en el subsuelo, en el fondo del mar y en el espacio. Pero hubo una guerra en Corea, hay una guerra en Vietnam y, por lo menos seis veces desde 1945, los Estados Unidos y Rusia contemplaron el uso de armas nucleares.
Por entonces, el general Leslie Groves, luego de su experiencia como director del Proyecto Manhattan, predijo una demora de quince a veinte años antes de que la Unión Soviética desarrollase una bomba atómica. Joe I, la primera bomba A rusa, estalló en 1949. Y Harrison Brown, el destacado geoquímico, dice que al estar parado cerca de la gigantesca pila atómica de Chicago, "nunca pensé entonces que viviría para ver el día en que habría una en Bucarest, Rumania". Brown podría haber agregado Serpong, en Indonesia; Inchass, en Egipto; Dimona, en Israel; Pelindaba, en África del Sur; Studsvik, en Suecia, e Islabamad, en Pakistán.
En los primeros años de la década del 50, la URSS era ya una pujante fuerza nuclear. Gran Bretaña, colaboradora de los Estados Unidos en época de guerra, probó su primera bomba atómica en 1952; Francia, sin ayuda especial, necesitó seis años de esfuerzo y un gasto inicial de 200 millones de dólares para explotar su primera bomba a base de plutonio, en 1930. China, quinto poder nuclear, probó su primer artefacto en octubre de 1964, gracias al empuje dado por equipos y técnicos soviéticos. Cuando la ruptura chino-soviética se agudizó, en las postrimerías de 1959, los técnicos rusos abandonaron el proyecto de Lanchow, en la región central-norte de China. En aquel momento, los chinos podían ya continuar por cuenta propia y los rusos tenían motivos sobrados para lamentar su ayuda.
Tampoco los Estados Unidos se daban verdadera cuenta de los riesgos que corrían al distribuir generosamente conocimiento y material nuclear. En diciembre de 1953, el Presidente Eisenhower inauguró con considerable pompa el programa de Átomos para la Paz, Los motivos norteamericanos eran confusos: altruismo, culpa y conciencia de venta, probablemente todos jugaron su papel.
Desde Hiroshima, los científicos y estadistas han tratado por igual de inventar una cara científica y civilizada para el átomo. Suelen insistir, además, acerca del benéfico lugar de la bomba en la sociedad. Como parte del programa de Átomos para la Paz, los Estados Unidos negociaron 37 acuerdos por separado con países, más dos con Euratom, la comunidad atómica de seis naciones europeas. No menos de 26 naciones, desde Brasil a Vietnam, tienen ahora reactores de investigación para estudios de fuerza, producción médico-isotópica e investigación nuclear básica, cedidos por los Estados Unidos.
El primer efecto de este programa fue transmitir conocimientos a países que, de otro modo, tendrían que pasar décadas para adquirir un perfeccionamiento propio. Los Estados Unidos insistieron en que esta ayuda sea cuidadosamente salvaguardada a través de un sistema de inspección para prevenir desviaciones hacia proyectos militares.

El contagio
Amparándose en el programa de Átomos para la Paz, los Estados Unidos despacharon al exterior 250 toneladas de uranio natural: lo suficiente para fabricar 30 bombas de plutonio por año si se usan en reactores. Embarcaron, también, 187 toneladas de uranio enriquecido con 7 toneladas de U-235, suficiente para unas 320 bombas de uranio de tipo chino. Sumado a esto, los Estados Unidos acordaron, en 1962, embarcar para Euratom de 900 a 1.100 libras de plutonio para investigación de reactores rápidos, o lo suficiente para 70 u 80 bombas. Si se mira hacia adelante, hacia las dos próximas décadas, ¿quién puede predecir, sin equivocarse, de qué manera será empleado este brillante material reactor?
Las sucesivas administraciones se mostraron más preocupadas por la difusión de las armas nucleares que por la rehabilitación de la imagen del átomo. Un oficial dice que la bomba china cambió completamente el clima. En verdad, la primera prueba atómica china originó una reacción en cadena. En la India, el Primer Ministro Lal Bahadur Shastri fue presionado para que dé el visto bueno a las pruebas nucleares hindúes, una decisión que, a su vez, afectaría a Pakistán. Igual que una enfermedad contagiosa, el virus de las armas nucleares puede extenderse rápidamente.
En los Estados Unidos, la bomba A, china, produjo el primer informe de alto nivel acerca de la proliferación. El Presidente Johnson tuvo sobre su escritorio, durante seis meses, las recomendaciones del Comité Gilpatric, un panel de expertos encabezado por un ex Diputado que llegó a ser también Secretario de Defensa. El informe fue clasificado como secreto, pero se estima que un tratado de no-proliferación es de la mayor importancia para la seguridad humana.
Secreto o no, el Senador Robert Kennedy hizo una proposición parecida en el Senado, basándose sobre los descubrimientos del Comité Gilpatric. La Unión Soviética, dijo Kennedy, no se adherirá a ningún tratado de antiproliferación si Alemania Occidental participa en cualquier arreglo para compartir fuerzas nucleares. Pero USA estima que Alemania es su principal aliada, y ese efecto es, en verdad, el principal fundamento del plan. También declaró Kennedy que India e Israel podrían "fabricar un aparato atómico dentro de pocos meses''.
En una reciente edición de la revista Foreign Affairs, William C. Foster, director de la Agencia Norteamericana de Control de Armas y Desarme, y jefe de la delegación norteamericana en la Conferencia de Ginebra, parece desechar la idea de vincular la MLF (proyecto de la NATO por una Fuerza Multi-Lateral nuclear) con la ANF (Fuerza Atlántica Nuclear). Un costo "del programa de no-proliferación", escribe Foster en el estilo criptográfico del negociador, podría ser una "erosión de alianzas". De acuerdo al contexto, parece estimarlo como un costo aceptable. Pero, en relación a este asunto, los Estados Unidos permanecen profundamente divididos. La Agencia de Desarme está más preocupada por los peligros de la proliferación que por las ventajas del MLF. El Departamento de Defensa, quizá confiado en la superioridad nuclear norteamericana, simpatiza con la política de no proliferación. Se dice que el Departamento de Estado está poco dispuesto a sacrificar el plan MLF por un acuerdo nuclear. Hay muchas razones para esto; tal vez la más importante es demostrar a los rusos, que conseguirán lo que quieran si se mantienen firmes el tiempo suficiente.
Hay otra razón de primer orden: el oneroso peso diplomático que soportará USA al mantener a Alemania alejada de su insistencia por desarrollar armas, habiéndosele permitido antes tener intromisión en el asunto.

Receta para una bomba
A pesar de la difusión de conocimientos y equipos, la fabricación de las bombas es todavía relativamente costosa y difícil. El estado nuclear efectivo requiere también un sofisticado sistema de envío de cohetes teledirigidos para asegurar el impacto del proyectil en el blanco. Aun Francia, una poderosa fuerza industrial, no espera tener un proyectil estratégico hasta 1970 como mínimo.
Hoy, como veinte años atrás, sobreviven dos maneras prácticas de fabricar bombas nucleares: en reactores de plutonio o en cascadas de difusión gaseosa. La primera técnica es relativamente poco costosa, y sencilla: uranio natural amoldado , en varillas o elementos combustibles; al ser bombardeado por neutrones, se convierte en plutonio. En un momento determinado hubo en los Estados Unidos casi trece reactores, pero desde 1964 la producción ha sido reducida.
En el método de difusión gaseosa, el uranio es rescatado de las rocas y transformado en un gas llamado "uranium hexaflouride". Luego, este gas es arrojado en cascadas a través de una serie de barreras con el objeto de separar el uranio divisible de 235 isótopos del uranio natural de 238. Como los átomos U-235 son ligeramente más livianos, las atraviesan más rápido. Después de atravesar literalmente miles de veces las barreras, el U-235, enriquecido o concentrado, es arrastrado hacia afuera y convertido nuevamente en metal para bombas. El uranio enriquecido es caro y se fabrica arduamente, pero tiene dos usos. Puede transformarse en bombas A o, lo que es más importante, puede ser usado para producir tritium o lithium 6, la materia de la bomba de hidrógeno.
China está trabajando en un reactor de plutonio, en Pactow, y también en una planta de difusión gaseosa, en Lanchow, que los rusos ayudaron a instalar. Tras analizar los residuos de las dos bombas chinas, observadores de los Estados Unidos dedujeron que procedían de Lanchow. Habían esperado las otras, inducidos por los vuelos de reconocimiento, pero ahora dan por probado que Mao utilizó todo su uranio enriquecido para conseguir su equívoco prestigio de potencia nuclear.
La experiencia china prueba que un país poco industrializado puede llegar a un estado nuclear con bastante voluntad, empuje inicial, maquinaria, dinero y hombres adecuados. Estos rasgos varían en un examen de distintos países:
• India posee un reactor de plutonio de 40 megawatt en Trombay, al noreste de Bombay, que ha operado en
gran escala desde 1963 y que puede haber producido ya el plutonio necesario para dos bombas. Una planta cercana puede haber producido, a su vez, las 20 libras necesarias para el armado de la primera bomba. El reactor de Trombay contó con el aporte canadiense, pero los hindúes refinan su propio combustible en Kerala y en Madras, fuera de las restricciones impuestas por los pactos bilaterales norteamericanos.
• Israel es el primer candidato a hacer estallar una bomba nuclear. Al principio, sus autoridades sostuvieron que en Dimona (en medio del Negev, sobre el camino que conduce al Mar Muerto) tenían una "planta textil"; en 1960 admitieron, bajo presión, de los Estados Unidos, que esa alambrada de púas oculta un reactor de 24-megawatt. Los israelíes han insistido, también, en que no serán los primeros "en introducir armas nucleares en el área árabe-israelí", pero el periodista inglés John Kimche, que conoce profundamente los problemas del país, escribió hace pocas semanas que la producción del aparato era inminente.
• Egipto no puede ser todavía un candidato serio en la carrera nuclear. Posee declaradamente proyectiles de un alcance de 300 millas (Tel Aviv está a 250 millas de El Cairo) pero no la fuerza nuclear para armarlos. En cambio, es productor de uranio en la misma escala importante que Canadá, Congo, África del Sur y los Estados Unidos. Tiene también su "ciudad atómica" en Inchass, cerca de la capital, con un reactor de investigación de 2 megawatt, pero carece de suficiente plutonio para fabricar la bomba.
• Alemania Occidental presenta la paradoja de haber albergado a varios de los primeros hombres de ciencia que formularon la teoría de la división nuclear (Otto Hahn y Fritz Strassmann hacia 1938) y carecer, en cambio, de armas nucleares en el presente. Aparte de los compromisos gubernamentales, los científicos alemanes han firmado compromisos que les impiden trabajar con armas nucleares, incluso después que los acuerdos de París (1955) ampliaron el radio de la investigación. Se sabe, empero, que Alemania posee no menos de 18 reactores en operación, desde los pequeños para la enseñanza hasta la gran planta de Karlsruhe.
• Canadá comenzó la investigación de reactores en 1943, junto a los Estados Unidos y Gran Bretaña, durante la guerra. Desde 1945 poseyó en Chalk River, Ontario, uno de los primeros reactores del mundo. Actualmente no produce bombas, pero las posee. Provienen de los Estados Unidos, permanecen bajo custodia americana y han sido objeto de un acuerdo expreso, que requiere para su uso la doble autorización del Presidente de los Estados Unidos y del Primer Ministro de Canadá.
• Suecia tiene todas las facilidades necesarias para la producción de plutonio, pero carece de las facilidades para obtener su fisión y de las decisiones para fabricar bombas. Oficialmente, el gobierno social demócrata enfatiza la necesidad del desarme y la prohibición de pruebas subterráneas, pero no debe olvidarse la considerable capacidad sueca para la producción.
• África del Sur es un gran productor de uranio y podría producir bombas en cinco años si llegara a un acuerdo con Francia, que necesita ese mineral. Posee en Pelindaba un establecimiento de investigación, muy desarrollado, que fue abastecido por los Estados Unidos con un reactor: de uranio enriquecido, de 6.7 megawatt.
• Japón mantiene hacia el átomo la actitud derivada de Hiroshima (6 de agosto de 1945) y de Nagasaki (9 de agosto). "Las bombas atómicas deben ser eliminadas de la Tierra" es un pronunciamiento de Tsutomu Togawa, alcalde de Nagasaki (68 años), en el que se condensa el sentimiento de la ciudadanía. Pero en ambas ciudades hay industria, hay un puerto abarrotado, una inmensa población, tiendas, gigantescos tubos de neón, torres de televisión.
El Japón es hoy firmemente antiatómico y antibélico, no quiere saber nada de armas nucleares y puede, molestarse ante la visita de un submarino nuclear. Pero tiene un reactor de 150 mw (suministrado por Gran Bretaña) y otros reactores "de seguridad", ofrecidos por los Estados Unidos. También tiene un programa de investigación (universitaria, gubernamental, industrial) en Tokai-Mura, fuera de Tokio, donde se estudia la tecnología de los reactores.

Falsa seguridad
De este panorama se deduce que la charla sobre la difusión de armas nucleares es solamente eso: charla. Algunas de las noticias pueden ser ignoradas sumariamente, tales como el informe de que Indonesia probaría una bomba nuclear en algún momento de este año.
Aun donde el estado tecnológico es avanzado, como en Suecia, los programas nucleares revelan una mesurada circunspección de hombres racionales enfrentados con la decisión de disparar el fuego atómico: contrariamente a la mariposa, el hombre no posee un instinto de autoinmolación. Las armas nucleares son buscadas, después de todo, en un esfuerzo para concretar seguridad; pero nadie podrá sentirse seguro en un mundo donde árabes e israelíes, hindúes y pakistanos posean armas nucleares.
El caso de la India es instructivo en este aspecto. En sus recientes visitas a Moscú y Londres, el Primer Ministro Shastri dijo que la India mantendría su opción para fabricar la bomba, a menos que recibiera garantías de la Unión Soviética y el Occidente de que sería protegida contra los ataques de sus enemigos.
De esta manera, en el Año Veinte de la Era Atómica, la iniciativa todavía pertenece a los Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética. Las potencias nucleares que declaran su preocupación por la proliferación pueden hacer mucho para demorarla, extendiendo la prohibición nuclear a las explosiones subterráneas, por ejemplo: Como observa The Economist: "Cuanto mejor se lleven USA y la URSS, mejores serán las oportunidades para que la India se siente debajo de esta sombrilla de doble mango."
Las dos superpotencias pueden, también, demostrar su sinceridad haciendo sus propias restricciones nucleares. De otra forma, dice el profesor de Harvard, Paul Doty, antiguo miembro del comité consejero científico del Presidente Johnson, "tienen ustedes el espectáculo del padre alcohólico asesorando a su hijo sobre la bebida". Los Estados Unidos tienen 800 minuteman ICBMs, 54 Titán IIs, 905 bombarderos estratégicos y 29 submarinos, cada uno con 16 proyectiles Polaris.
Hasta un 50 por ciento de reducción armamental tendría, según Doty, "un impacto más moral que militar".
La más dramática iniciativa, sin embargo, puede ser tomada por Gran Bretaña, cuya fuerza independiente nuclear fue interrumpida desde 1950 por los altos costos y por la lógica de loe hechos. Gran Bretaña, dice John Maddojs de la Fundación Nuffield, "pudo fácilmente renunciar a sus fuerzas nucleares a favor de algún arreglo de defensa colectiva sin desequilibrar la balanza mundial de fuerza". La visión del ebrio reformado constituiría un ejemplo sin paralelo para aquellas naciones que aún están sedientas.,
Mientras los delegados a la Conferencia del Desarme estaban sumergidos en sus discusiones, la semana pasada, otro grupo de hombres estudiaba las admirables fotos de Marte tomadas por el Mariner IV. Las fotografías revelan la yerta superficie del planeta, hasta ahora considerado como similar a la Tierra en el sistema solar. Poblado de cráteres, estéril, Marte recuerda la tenebrosa foto de otro paisaje achatado y sin vida, de veinte años atrás. "Puede ser posible —observó el Presidente Johnson ante un grupo de fotos— que la vida, tal como la conocemos... sea más singular de lo que habíamos pensado. Debemos recordarlo." En el aniversario de Hiroshima, es un recuerdo apropiado. 
Copyright by Primera Plana and Newsweek.
17 de agosto de 1965