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Cuatro argentinos en busca de coronas

 

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pie de fotos
- Acavallo, el más próximo a la cima
- Nico Locche, Goyo Peralta, Ringo Bonavena

 

 

"¿Cómo? No le entiendo." Y no le entendió del todo, pero algo sacó en claro el promotor Tito Lectoure cuando el miércoles 18 habló 14 minutos por teléfono con Bérgamo. Desde allí le contestó el manager Branchini. La conversación transatlántica giraba en torno de dos moscas, pero con nombre propio: Horacio Accavallo y Salvatore Burruni, Las condiciones técnicas de la comunicación no permitieron que quedara en claro un problema en el que no debiera haber equívocos: el match por el título mundial de la categoría mosca.
Dos campeones del mundo, Salvatore Burruni e Ismael Laguna, pasaron con pocos días de diferencia por Buenos Aires y dejaron la brillante estela de sus coronas. Los pretendientes argentinos —Accavallo, atendiendo su tienda de ramos generales en Lanús, y Nicolino Locche, ocupado con su estación de servicio de Mendoza— tratan de esperar con calma el desarrollo de los acontecimientos. El primero, con su triunfo ante el campeón italiano y el otro, gracias a su empate con el cobrizo panameño, dejaron abierto un camino que solamente cinco argentinos —uno de ellos, Thompson, naturalizado— recorrieron en toda la historia del boxeo y que únicamente Pascual Pérez, vencedor de Yoshio Shirai, el 26 de noviembre de 1954, en Tokio, finalizó con éxito. Locche y Accavallo están ante la oportunidad que tuvieron también Luis Ángel Firpo —perdió con Jack Dempsey en el match siempre actual del 14 de setiembre de 1923—, Luis Federico Thompson —perdió con Benny "Kid" Paret el 10 de diciembre de 1960—, Jorge Fernández —perdió con Emile Griffith el 8 de diciembre de 1962— y Gregorio Peralta —perdió con Wiilie Pastrano el 10 de abril de 1964—; falta saber si pueden aprovecharla.
Para Locche parece más alejada la probabilidad de obtener el título. Los tratos con Kresch, manager del campeón liviano, están detenidos, a la espera del regreso de otro valor panameño de la categoría liviano, Humberto Trottman —vencedor de Abel Laudonio—, para pelear con Locche el 11 de setiembre. Además, sería preciso aguardar el resultado del match por el título mundial que antes realizará Laguna con otro pretendiente: el filipino Gabriel "Flash" Elorde. Sólo después de estos dos combates se sabrá si Locche y Laguna vuelven a enfrentarse y si el panameño conserva el título para ponerlo en juego.
En cambio, la esperanza para Accavallo es más concreta, aunque también está corriendo peligro en estos días. El contrato para el desquite —esta vez por el título y en Buenos Aires— ya estaba a punto de salir rumbo a Italia desde el Luna Park, para su firma. Pero llegaron noticias de que Burruni combatirá antes con el japonés Katsuyosi Takayama, segundo en el ranking mundial, y esto provocó la conversación telefónica en la que se aclaró poco. Lectoure envió, entonces, una carta explicando el riesgo del match Burruni-Takayama, para el negocio a concretarse en Buenos Aires. ¿Qué pasaría si Burruni volviese a inclinar su coronada testa en Oriente? Nada de bueno; difícilmente volvería a interesar en Buenos Aires sin la corona y con una derrota a cuestas.
El match Accavallo-Burruni significaría para la empresa Pace-Lectoure una inversión del orden de los 15 millones de pesos, teniendo en cuenta el cambio oficial, ya que Burruni llevaría 50.000 dólares limpios, a los que habría que sumar más de 3 millones de impuestos a los réditos, que corren por cuenta de la empresa local; 4.000 dólares de pasajes, incluyendo un jurado italiano y un referee neutral —made in USA—, solicitados por el campeón, y la estada de siete personas. Con todo esto, existe la casi seguridad de que el combate se hará. Al Luna Park le interesa como promoción, ya que el negocio en sí de esa pelea sería nulo, pero todo está condicionado al resultado del match Burruni-Takayama, si se concreta, puesto que a los italianos —según sus propias palabras— les agrada más la plaza argentina.
Además del interés local de "hacer" un campeón mundial, hay dos elementos que llevan a pensar que la pelea se concretará: un cable del manager italiano que dice "Tome decisión" y una frase de Lectoure: "Yo creo que al fin se va a hacer. Para principios de noviembre".
En cambio, el match Locche-Laguna, de concretarse, se haría en campo neutral; el Madison Square Garden, por ejemplo. Pero queda una tercera, algo más remota posibilidad: un pesado o un semipesado. Buenos Aires se sigue conmoviendo al borde del ring. Este estado llegará a su punto de ebullición el sábado próximo, cuando en la que será la pelea del año, el altisonante Oscar Bonavena y Gregorio Peralta pasen de las palabras a los hechos. Peralta (30 años, casado, un hijo) y Bonavena (22 años, casado, una hija) harán el papel del bueno y el malo de los "westerns" sobre el ring; pero no sólo decidirán un pleito de gallinero, sino que su choque tendrá repercusión mundial y abrirá otra puerta hacia el Norte. Los dos son bien conocidos en los Estados Unidos y el ganador, seguramente, tendrá una chance importante. Si le toca a Peralta —más hábil pero menos fuerte y últimamente disminuido—, sería casi un hecho su combate por el título con el semipesado portorriqueño José Torres, ya que las conversaciones están iniciadas. Si resulta Bonavena —compendio de potencia y voluntad— el ganador, el paso siguiente es el desquite con Zora Folley en Buenos Aires. Folley (33 años, segundo en el ranking mundial) batió a Bonavena el 27 de febrero último y éste ansia el desquite para volver a Nueva York pisando fuerte y retomar su condición de "matador argentino", mirando hacia Clay.
Varias cartas están en la mano, dispuestas a jugarse. En una oportunidad favorable como pocas. Cuatro argentinos, al mismo tiempo, elaboran sus planes internacionales de alto vuelo; pero, como éste es el negocio de la fuerza, la habilidad es lo más importante. La habilidad está ahora, como siempre, en jugar el palo en el que el adversario esté más débil: ¿Locche, Peralta, Bonavena? ¿O Accavallo?... 
31 de agosto de 1965
PRIMERA PLANA