Todo está por hacerse en
el  "Nido de Víboras"
de la calle Vieytes

por godofredo N. funes
fotos de Lisl Steiner

Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

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pie de fotos
-Esto que parece el patio de un conventillo en ruinas es en realidad uno de los "paseos" de las internas del Hospital Nacional de Alienadas. No hay espacio para nada, y al amontonamiento se une la promiscuidad de edades y los diversos grados de insanía.
-70 médicos no pueden atender, ni siquiera vigilar, a 7.000 enfermos. Esa es la proporción existente en los dos establecimientos para alienados de la Capital Federal. Los internos no carecen de alimento ni de ropa, pero el panorama general, por falta de medios, es el de un "depósito de locos".
-La noche se ha cerrado sobre la mente de esta anciana, de duros rasgos indígenas y masculinos. Cuando años atrás era joven y entró en el establecimiento, un tratamiento adecuado acaso habría podido curarla. Ahora ya es tarde: poco se puede hacer por ella. Apenas tenerla encerrada, vestirla, alimentarla...
-Hay en estas tres insanas tendencia a arrinconarse en la sombra. Pero afuera, en las galerías y jardines, el panorama no es mucho más alentador. A la derecha: Unas tejen, en la acera de la calle interior del establecimiento; otra, menos sociable, vaga por todos lados, a solas con sus misterios. Pronto vendrán para hacerlas entrar en las salas repletas. Todo es viejo y amenaza ruina en el edificio.
-Esta interna es muy joven: apenas pasa los veinte años. Con su manía de cuidar continuamente una bolsita donde guarda chucherías, permanece en un pabellón en el que, como en todos los demás, alternan las edades más variadas y las fallas mentales más diversas.

 

 

A pocas cuadras de la plaza Constitución, en uno de los barrios más populosos de la Capital Federal, pueden observarse dos edificios que de muy lejos producen una penosa impresión de vetustez, abandono y tristeza. (En uno de ellos, una pequeña parte de construcción moderna en pleno proceso contrasta con el resto, pero no llega a cambiar el panorama. El observador que lleve su "temeridad al extremo de penetrar en cualquiera de ellos tendrá a" su alcance una de las experiencias psicológicas más escalofriantes e inolvidables. Tanto en el Hospital Nacional de Alienados como en su igual reservado para las mujeres asistimos, en 1958, a cada una de las escenas divulgadas por "El nido de víboras", película más educativa y valiente de lo que gran parte de la critica entendió en su momento. En cuanto a la fotógrafa y al cronista que realizaron esta nota, podemos decir que no olvidaremos fácilmente la sensación de desamparo general que ambos establecimientos producen en el visitante.
Más de dos horas estuvo ante nuestros ojos, en una camilla de emergencia, a medio tapar con una frazada, una mujer traída de la calle por la policía, en un estado especial, determinado, tal vez, por el alcoholismo o el uso de drogas. En el vestíbulo del hospital, no se presentaron durante ese lapso más que empleadas administrativas. Mientras asistíamos a tan lamentable espectáculo hubo otro, de índole pintoresca: una anciana interna, de rostro afable y simpático, apareció, por la puerta de entrada, luego de dar toda la vuelta al edificio por la calle. Así como pudo haberse escapado, se le ocurrió entrar como los que pueden hacerlo, después de salir tranquilamente... 
¿Qué significado tienen ambos episodios? ¿Desidia, negligencia, mala voluntad por parte de la dirección, la administración; el cuerpo médico, el personal auxiliar? Nada de eso, aunque un vistazo superficial pueda hacernos incurrir en el error. Todo —y lo demás— debe atribuirse, pura y exclusivamente, a la falta de medios humanos y materiales que padecen ambos establecimientos oficiales, que alojan alrededor de 7.000 enfermos. No todo lo visto es susceptible de narración. Por otra parte, en este caso no hay mejor testimonio que el gráfico, las fotografías que aquí presentamos lo dicen todo mejor que ningún detallado informe. Pero no explican la causa; sólo muestran el efecto desastroso.

"DEPÓSITO DE MENTES"
Antiguamente se encerraba a los "locos" —entendiendo por tales a cuantos presentaban síntomas de insanía, no importa cuál fuera el grado de gravedad de los mismos— porque no se sabía o podía hacer otra cosa. Un hospital de alienados era un simple depósito de mentes quebradas o nubladas, destinado a evitar que la sociedad se perjudicara con su presencia. A lo sumo, si al cabo de mucho tiempo conseguía mantenerse pacífico, sensato, inofensivo, era puesto en libertad.
—¡Hay que decir —porque es la verdad lisa y llana— que en los establecimientos porteños mencionados apenas se puede hacer otra cosa. No sólo son "depósitos de locos"; son también depósitos excesivamente atestados. Lo racional e higiénico es un orden de mil camas por unidad. Ya hemos dicho que ambas casas alojan 7.000 enfermos. Para atenderlos revistan en total setenta médicos, es decir, uno por cada cien internos.
—Eso no es nada —nos dice el alto funcionario del sistema oficial de sanidad al que acudimos en procura de orientación al respecto—. Además de haber pocos médicos, no hay casi enfermeras especializadas. En otros
países, por ejemplo los Estados Unidos, se considera que la "nurse" graduada en cursos especiales de psiquiatría es un auxiliar indispensable. Entre nosotros, son moscas blancas. Por otra parte, en nuestros hospitales y colonias no se puede avanzar en el sentido de la "laborterapia". Es éste un aspecto muy importante del problema. Se trata de orientar al enfermo hacia su recuperación moral y económica, mediante el trabajo sencillo, de tipo artesanal. No es tan fácil hacerlo como parece. También para eso se requieren especialistas.
Pero tampoco esas ausencias agotan el problema en su faz negativa. Nuestro informante va mucho mas allá.
—Todo empieza en el estudio de la psiquiatría. Es una especialidad a la cual no se alienta como se debiera, desde las mismas facultades. Con excepción, tal vez, de la de Cuyo, que en ese sentido marcha a la vanguardia, los programas universitarios están muy atrasados en ese sentido Además, como ejercicio de la profesión, no es nada alentador, las clínicas particulares también son pocas y —por qué no decirlo— no van mucho más allá de los establecimientos públicos, aunque el enfermo esté mejor atendido como interno. Cuando un estudiante de medicina pisa el Hospital Nacional de Alienados, es muy difícil que ese día decida abrazar esa especialidad. Todo tiende a rechazar esa idea, y nada la alienta.
—De todos modos —contestamos—, algo podría hacerse en materia de construcciones.
—Dado el estado actual del problema, de muy poco serviría levantar edificios modernos y funcionales, faltando médicos, enfermeras y laborterapistas. Serían otros tantos "depósitos". Pero les voy a dar un dato interesante al respecto: cuando las actuales autoridades sanitarias se hicieron cargo de todo el Ministerio de Salud Pública, la partida de gastos de construcción de Salud Mental no pasaba de 800.000 pesos. El proyecto de Instituto Nacional de Salud Mental, aprobado por decreto 12.628 del Poder Ejecutivo, el 11 de octubre de 1957, prevé gastos generales por ochenta millones de pesos, de los cuales gran parte —alrededor de 50 millones— se destinarán a edificios diversos.

DEL DEPOSITO AL HOSPITAL
—Hace veinte años —prosigue nuestro interlocutor— se consideraba como posible y aun probable un 20 por ciento de recuperación entre los enfermos mentales. Con la evolución científica y técnica mundial, los términos se han invertido: hoy puede hablarse de un 80 por ciento de recuperados para la familia, la sociedad, la vida, en fin. Siempre y cuando se termine con el "depósito", el "nido de víboras", y se encare la necesaria transformación general.
El alto funcionario nos entrega papeles impresos o mimeografiados: columnas de estadísticas, informes, resoluciones, planes y proyectos. Preferimos resumir todo eso en las grandes líneas en que se ha mantenido la cordial conversación
—Bueno: en síntesis, se trata del Instituto ya mencionado. Tendrá un consejo nacional, un departamento de administración y finanzas; un departamento de servicios; otro de educación; otro de investigación, y divisiones de estadística, epidemiología e investigación clínica. Es importante hacer destacar dos cosas: 1º) el departamento de servicios es la sección Asistencia Directa (establecimientos y consultorios externos) que es lo único que existía hasta ahora en la Dirección de Salud Mental del ministerio, más las secciones Cooperación Asistencial Federal, Psicopedagogía y Orientación Infantil; Prevención Social; Criminología y Alcoholismo y Toxicomanía; y 2º) la labor que cumplirán los investigadores en escuelas y demás centros donde pueda encararse la medicina preventiva.
La organización burocrática nos impone respeto, pero no nos parece del todo elocuente. Entonces se nos dice:
—Lo principal es formar médicos psiquíatras, auxiliares y enfermeros, pues ése es nuestro principal problema. Lo demás vendrá solo. La Nación va a recibir de vuelta mucha riqueza por la recuperación social y económica de enfermos mentales, pero para eso es necesario que invierta con tanta o mayor seriedad que si se tratara de la lepra, las enfermedades tropicales o cualquier otro flagelo. Además, ante todo hay que prevenir: ciertas neurosis incipientes llevan, a veces, al hospicio, y en este aspecto es poco lo que puede hacerse actualmente. El reciente Congreso Nacional de Salud Mental (Córdoba, 6 a 8 de diciembre de 1957) hizo pública, entre otras, la recomendación de "lograr la ayuda del Estado y de organismos nacionales e internacionales para facilitar el perfeccionamiento de psiquíatras y auxiliares psiquiátricos de todo el país, por medio de becas, cursos de perfeccionamiento intensivo, etc.", y también "insistir en que la base de toda economía en materia de asistencia psiquiátrica es la creación de centros de tratamiento activo". Esto significa la constitución de centros-pilotos, dotados de todo lo necesario, donde se formarán los especialistas y auxiliares. Un ejemplo es el pequeño centro que viene funcionando en Tucumán. También se recomendó "propulsar la creación y el desarrollo de organismos privados nacionales, provinciales y municipales de carácter multiprofesional, que contribuyan a la salud mental de la población, así como a promover la educación sanitaria de salud mental". En todo se tiende siempre a la más estrecha colaboración con la Oficina Sanitaria Panamericana (Organización Mundial de la Salud).
Nuestro informante completa el panorama práctico de lo que ya está en vías de concretarse. Se levantarán en Buenos Aires tres centros-pilotos: uno de dirección, información e investigación teórica; otro de formación, y el último de investigación práctica. El núcleo del segundo consiste en un grupo de quince jóvenes que vienen trabajando "full time" en el Hospital Neuropsiquiátrico como becarios Ese número se elevará pronto a 24. Serían internados allí de 150 a 200 enfermos, y las instalaciones para tratamientos biológicos, psicoterapia y terapia ocupacional le darían el carácter completo de centro modelo.
—El principio —sigue el funcionario— es formar en esos centros otras tantas comunidades donde la mayor parte del trabajo sea realizada por personal en formación, bajo la supervisión y vigilancia de personal experimentado. La proporción de psiquíatras "formados" en relación con los psiquíatras "en formación" será de 1/15. La proporción será más baja en el caso del personal auxiliar, pero aquí, los médicos psiquíatras cooperarán en la formación. Muy importante es el plan de becas al exterior, que incluye centros como el National Institute of Health; la Escuela de Salud Pública de la Universidad Hopkins, de Baltimore; la Sivadon, de París. También tendrá suma trascendencia la contratación de especialistas extranjeros. El proyecto establece dos para el centro formativo de enfermería psiquiátrica y el de investigación; y uno o dos laborterapistas...
La comisión nacional que rige dicho instituto, autárquico, ha sido designada y ha comenzado a Sesionar en el mes corriente. Su consejo se integra, en la presidencia, por una secretaría general, de prensa, de relaciones exteriores, de relaciones internacionales, de personal y legal. Esta última incluye la curaduría general de alienados.
Todo lo detallado es reconfortante, alentador, sobre todo luego de haberse asomado al vórtice dantesco de Vieytes. Pero el destacado especialista que gentilmente nos asesoró vuelve a insistir:
—Lo principal seguirá siendo la formación de médicos y auxiliares. Y, para ello, las Facultades de Ciencias Médicas deben alentar la especialidad y ponerse a la altura del nivel internacional moderno.
Tras el panorama de lo que ha sido puesto en marcha, absolvemos a cuantos todavía deben trabajar en los establecimientos vetustos de toda posibilidad de culpa en la afligente situación de los internos. Más bien habría que decir, como se dijo de unos valientes pilotos de guerra: "Jamás se ha hecho tanto con tan poco"... 
revista Vea y Lea 
23-01-1958