El lenguaje de Helder Cámara
Viejo y luchador sacerdote, Mons. Helder Cámara es hoy en Brasil uno de los hombres de Iglesia que más se destaca en su lucha contra la injusticia.
Allá todos conocen su figura esmirriada y su cara pálida, llena de arrugas y ojeras.
Y conocen también su voz, que se hace fuerte, en un lenguaje claro y decidido que no teme decir verdades a nadie.
Por eso un diccionario de definiciones con la firma de Mons. Helder Cámara es algo que sacude y que impacta.
Y que merece ser recordado, porque verdaderamente encierra una grave admonición para todos los jóvenes que vivimos hoy en este continente latinoamericano.

 

 

 

 

 

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AGITADORES:
Las autoridades y los privilegiados se imaginan que sin la presencia de "agitadores" los oprimidos seguirían con los ojos cerrados en actitud pasiva, sin reaccionar. Hoy, con todos los medios de transporte y todos los medios de comunicación social de que disponemos —entre ellos los transistores—, es ridículo pensar que se pueda evitar que las ideas den la vuelta al mundo y que las informaciones lleguen a todas partes.
ANTICOMUNISMO:
El anticomunismo monolítico y obsesivo es responsable de muertos absurdos, el primero de los cuales es la transigencia con injusticias con las que no nos enfrentamos por temor a que, si lo hiciéramos, se "abriría quizás la puerta al comunismo". 
GANDHI:
Si tomamos a Gandhi, como el prototipo del líder de la no violencia activa y valiente, podríamos preguntarle: "Gandhi, ¿dónde está tu victoria?" A corto plazo, Gandhi parece haber fracasado. ¿Cuál ha sido realmente la suerte de su doctrina tanto en los países subdesarrollados como en los países desarrollados?... El tiempo juega en favor de Gandhi. Antes que pase mucho tiempo, Gandhi será reconocido como un profeta.
GUERRA:
El hombre llegará al fin a convencerse de lo absurdo de la guerra. Las guerras mundiales, desde el descubrimiento de la energía nuclear, son un auténtico suicidio. Las guerras locales —y Vietnam está ahí para demostrarlo— exigen tantas vidas humanas, tanto dinero y tanto prestigio como las guerras mundiales.
MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL:
Los medios de comunicación social encierran una fuerza inmensa, desconocida en las proporciones de hoy, en un pasado muy reciente. Pero en los países subdesarrollados son un gigante de pies de barro, vista la facilidad con que pueden pasar a manos del Estado. En los países desarrollados del mundo capitalista, los medios de comunicación social comienzan a ser propiedad de empresas particulares y de grandes monopolios. La libertad de los periodistas, en esos casos y la mayor parte de las veces, es muy relativa: esa libertad termina donde comienzan los intereses de la empresa. Cuando hay periódicos independientes y llenos de valor, son devorados...
PAZ:
Sabemos que existe una paz falsa, que se parece a los charcos de agua sucia bajo la Luna. La paz que nos reclama, que toca nuestro corazón, por la cual estamos decididos a sacrificarnos, supone que se respeten plenamente los derechos de todos: los derechos de Dios y los derechos de los hombres. No sólo los derechos de unos pocos privilegiados, sacrificando los de otros muchos hombres: los derechos de cada hombre y los derechos de todos los hombres.
PROTESTA:
¿Cómo no protestar cuando hay tantos caparazones de prejuicios que romper y tantas estructuras inhumanas y retrógradas que destruir? Es verdad que con frecuencia los jóvenes llevan demasiado lejos su protesta. Es verdad que ocupan las escuelas y las facultades, y que llegan hasta a saquearlas. Es verdad que son intransigentes. Es una lástima que las universidades —abarrotadas de psicólogos, de sociólogos, de pedagogos— hayan demostrado su incapacidad para prever esa rebelión cuando empezaba a dar los primeros balbuceos, y que no se esfuercen por renovar el diálogo con los jóvenes.
RELIGIONES:
Cualquiera sea nuestra religión, debemos luchar por conseguir que en lugar de separar a los hombres, les ayude a unirse. ¡Guerra de religiones! ¿No es ésta la mayor tristeza de todas las tristezas, una contradicción irreconciliable, un absurdo? Dios es amor. La religión debe aproximar a los hombres, debe juntarlos.
SITUACIÓN INFRAHUMANA:
En los países subdesarrollados las injusticias alcanzan a millones de criaturas humanas, de hijos de Dios, reduciéndolos a una situación infrahumana. ¿Qué quiere decir exactamente situación infrahumana? ¿No es acaso una expresión demasiado fuerte, cargada de demagogia? De ninguna manera. Con frecuencia existe una herencia de miseria. Porque ¿quién no sabe que la miseria mata como las guerras más sangrientas? Hace más que matar: produce trastornos físicos (basta pensar en Biafra), trastornos psicológicos (hay muchos retrasados mentales fruto del hambre) y trastornos morales (los que por una situación de esclavitud no oficial, pero real, viven sin perspectivas y sin esperanzas, y caen en un ciego fatalismo y en una mentalidad de mendigos).
SEXO:
¿En qué época el sexo no ha ejercido una atracción muy fuerte? Con seguridad, los jóvenes —más sencillos, más auténticos, más directos— habéis experimentado la necesidad de profundizar en el misterio del amor, que con frecuencia supone el sexo, pero que no se reduce de ninguna manera a la atracción de la carne. Se habla demasiado de amor libre. Pero ¿qué es el amor auténtico y cuándo se puede hablar de libertad?
SNOBISMO:
Me han hablado del snobismo de los jóvenes, en su forma de vestir, en su música, en su vocabulario, en sus reacciones... Quienes los acusan de snobismo olvidan que cada generación tiene su estilo propio: basta hojear un álbum familiar...
SUBVERSIÓN:
Las autoridades y los privilegiados se alarman ante la presencia de agentes exteriores, a quienes ellos llaman "elementos subversivos", "agitadores", "comunistas". En ocasiones se trata incluso de personas comprometidas con ideologías de extrema izquierda que luchan por la liberación de los oprimidos, habiendo optado por la violencia armada para llevar a cabo esta liberación. Otras veces se trata de personas que, movidas por un sentimiento religioso, no soportan ver cómo la religión se interpreta y se vive como un opio del pueblo, como una fuerza alienada y alienante, y desean que la religión se ponga al servicio de la promoción humana de aquellos que yacen en condiciones infrahumanas. Las autoridades y los privilegiados miden a todos de igual manera. Para ellos, cuando en nombre de la religión —eclesiásticos y seglares— trabajan para implantar reformas desde la base, para provocar el cambio de estructuras, han abandonado la religión por la política, caen en el izquierdismo, o, al menos, son ingenuos que preparan el camino al comunismo.
extractado de Espiral de violencia,
de Mons. H. Cámara
revista Cristina
1971
Ed. Sígueme.
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