Moda
"With it", o lo que hay que tener

 

 

 

 

 

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¿Quiénes son, de dónde vienen, qué hacen, adonde van? Algunos los denominan Nueva Clase; otros dicen que son la Nueva Sociedad. Llámense como se llamen, lo real es que esa gente —la gente 'with it'— ha dado al mundo los Beatles, el peinado Sassoon y el estilo de la modelo Jean Shrimpton. En Inglaterra, su manera de vivir (una áurea bohemia atravesada por ráfagas alternativas de adhesión y decepción frente a la era nuclear) ha hecho de Londres la ciudad más neuróticamente alegra del mundo. Sheward Hagerty, jefe de las oficinas londinenses del semanario norteamericano Newsweek, acaba de publicar un fascinante informe sobre estos sucesores de lo que, durante el último lustro, se consideró 'in', es decir, a la moda: una moda snob, ultrarrefinada y extravagante y, a menudo, chocante para la moral burguesa tradicional.
Oscar Wilde definía la situación social de su tiempo con una boutade: "Sólo hablan mal de la alta sociedad los que no pertenecen a ella". Últimamente, sin embargo, está bien visto que la gente 'in' (o 'with it', "con eso" que da notoriedad, prestigio o encanto) declare su apasionado deseo de ser 'out'. Pero, por supuesto, no es más que una coquetería: nadie quiere ser 'out', como nadie quiere ser mayor de 40 años.
En Londres, el jet set (el "grupo jet", una denominación más norteamericana que inglesa) está formado por el fotógrafo de modas de Vogue, David Bailey (24 años); Mick Jagger (21 años), uno de los Rolling Stones, el cuarteto rival de los Beatles; Vidal Sassoon (37 años), el coiffeur que también crea estilos de peinados masculinos; Mary Quant (32 años), diseñadora de vestidos entre desaliñados y lujosísimos; Jocelyn Stevens (33 años), director de Queen, la revista que sirve de espejo a los 'with it'; Jean Shrimpton (23 años), alias The Shrimp (el langostino), y su casi sosías, Susan Murray (19 años), Len Deighton (36 años), autor de novelas de espionaje; John Stephen (30 años), dictador de la moda para hombres; Terence Stamp (25 años), actor del film 'El coleccionista' y actual marido de la Shrimpton; Mark Boxer (34 años), ex director de London Life; y Anthony Tony Armstrong-Jones, conde de Snowdon y marido de Margarita Rosa de Windsor.

El túmulo de los mordaces
Quienes pueden dedicarse a estudiar este fenómeno social, coinciden en que la juventud es uno de los atractivos de esta gente; también lo son, algunas veces, la desenvoltura y el talento. Pero lo más importante —asegura el informado Hagerty— es que son sagaces vendedores: comercializan sus imágenes con una tersa sagacidad natural para las relaciones públicas.
Stanley Reynolds, quien escribe la columna de humor del Manchester Guardian, coincide con esa teoría: "No es nada más que una cuestión de mercado; ellos han descubierto el uso de los trucos". ¿Es un truco cuando The Shrimp se enfunda, para ir a un encopetado hipódromo australiano, en una vaina cortísima? ¿Es un disparate gastar seis páginas de la revista Queen en contabilizar lo que es 'in' y lo que es 'out' ¿Puede alguien creer seriamente que las desaforadas rotaciones de la pelvis de Mick Jagger en un escenario, presagian —como sostienen algunos 'in'— la alborada de "un nuevo humor británico"? Pero lo cierto es que la prensa, grande y chica, de las Islas, a la vez que pretende estar azorada o indignada por esas rarezas, no deja de registrarlas prolijamente, y hasta abrumadoramente.
La semana pasada, los 'with it' erigieron el fastuoso túmulo que albergará (por un tiempo, al menos) su inmortalidad. Es una caja negra, forrada en un plástico que imita el terciopelo, dentro de la cual está la carpeta de fotografías de David Bailey titulada Daivid Bailey's Box of Pin-Ups. Algún arqueólogo del tercer milenio podrá descubrir allí, algún día, los rostros de las celebridades londinenses de 1965: la cara atontada de Mick Jagger, la mirada vacía de The Shrimp, el flequillo del Beatle John Lennon, las pupilas saltonas y ávidas de Lord Snowdon. Las críticas periodísticas han sido exaltadamente elogiosas, pero Bailey sonríe con misterio y explica: "Nadie que no pertenezca a nuestro círculo puede entenderlo: es algo espontáneo y precioso, como una broma personal".
También son personales las complejas relaciones erótico-amistosas entre esas personas a la moda. Jean Shrimpton, por ejemplo, fue la amiga y la musa de Bailey, quien la lanzó al mercado publicitario; Mick Jagger está de novio con la hermana de The Shrimp, Chrissie; Cecil Beaton, el sempiterno fotógrafo de la mundanidad, figura en la carpeta junto a su amigo, el bailarín ruso Rudolf Nureyev, quien a su vez es amigo de Bailey; Tony Snowdon es amigo de Boxer, quien le dio a Bailey la idea de encerrar su carpeta en una caja. Y todos ellos están dentro de la caja, que según la corrosiva definición del crítico Kenneth Tynan, no es sino "un ataúd de gente mordaz".
Es también Tynan quien se atreve a alzar un poco más el velo que cubre a los elegidos: "Son —dice— un producto secundario de la industria de la publicidad". Y es cierto que el jet set forma parte de la revolución consumidora operada en Inglaterra a partir de la ficticia prosperidad desatada por el último período de gobierno de los conservadores. Los que hasta ayer eran proletarios educados en las puritanas virtudes de la parquedad y el ahorro, de pronto se encontraron en medio de una inesperada abundancia; hartos de la aristocracia, se lanzaron a buscar modelos y héroes en esa zona ambigua donde las personas de origen humilde conquistan la notoriedad a través del arte, la moda, la propaganda o, sencillamente, el sexo. "Por fin el consumidor obtiene lo que desea —escribe Len Deighton—: la Nueva Aristocracia hace lo que quiere y fabrica lo que después disfruta; y lo que fabrica y disfruta es lo que el consumidor quiere." Como al voleo, Tynan arroja otra lápida: "Son los mismos jóvenes dorados de los twenties, sólo que con anteojos Polaroid". Los jóvenes dorados, por su parte, se limitan a comentar que Tynan es "una antigüedad".
14 de diciembre de 1965
PRIMERA PLANA
Vamos al revistero


Nureyev - The Shrimp- Jagger